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Jorge Rodríguez renueva su título como mejor sumiller de Euskadi en 2025

Ayer, Vitoria-Gasteiz fue el epicentro de la sumillería vasca con la celebración del 25º Campeonato de Euskadi de Sumilleres. Veinte aspirantes, pertenecientes a las tres asociaciones de la comunidad autónoma, se midieron en un certamen donde el conocimiento, la técnica y la templanza fueron clave.

La jornada arrancó con una fase eliminatoria a puerta cerrada, donde los concursantes se enfrentaron a un test teórico y una cata escrita de un vino. Solo los cuatro mejores -Jorge Rodríguez, Davide Dall'Amico, Kristell Monot y Cecile Cañari- lograron el pase a la gran final, celebrada en la céntrica Plaza de Abastos de la ciudad y abierta al público.

Las pruebas finales elevaron la exigencia a otro nivel. En un tiempo limitado, los finalistas tuvieron que demostrar su destreza en cata, maridaje, servicio, comunicación en inglés o francés e incluso identificar errores en una carta de vinos. Todo ello sin que los nervios les jugaran una mala pasada ante la atenta mirada del público y el jurado.

Tuve el privilegio de formar parte del jurado en la primera prueba, la de cata, que constaba de dos partes. En la identificación de producto, los sumilleres se enfrentaron a cuatro copas negras con contenidos nada fáciles de adivinar: una cerveza porter, una sidra, un destilado de patata y un moscatel de vendimia tardía. Luego, en la cata a ciegas, debieron analizar un Valserrano Finca El Ribazo 2018 (Rioja Alavesa) en inglés o francés, los idiomas oficiales de la Asociación Internacional de Sumillería.

El siguiente desafío fue detectar errores en una carta de vinos, donde cada fallo penalizaba. Ejemplos de trampas en el texto: el espumoso ancestral Sutsu de la bodega alavesa Bat Gara aparecía como método tradicional, y el icónico Opus One figuraba en Sonoma en lugar de Napa.

Pero si hubo dos pruebas clave en la puntuación final, fueron las de maridaje y servicio. En la primera, los sumilleres debieron armonizar una carta con seis vinos nacionales e internacionales, incluyendo dos de islas. Para añadir presión, Jon Andoni Rementería, mejor sumiller de España en 2018, lanzó una pregunta sorpresa sobre la edad del cordero lechal, que desconcertó a más de uno. En la prueba de servicio, los concursantes tuvieron que decantar un vino con vela, un ritual algo anacrónico pero obligatorio en estos campeonatos, donde también se evalúa la profesionalidad, la elegancia y la cercanía con el cliente. Durante esta prueba, la sumiller Kristell Monot, de Mugaritz, supo salir airosa y reaccionar con profesionalidad ante un decantador que estaba roto, demostrando temple y resolución en una situación imprevista.

Y cuando parecía que todo estaba decidido, llegó una última prueba sorpresa: cada concursante debía servir una botella de vino en diez copas, asegurando que todas tuvieran la misma cantidad y que la botella quedara completamente vacía. Un reto de precisión y pulso firme que añadió emoción extra a la final.

La prueba estuvo reñida hasta el último momento, con diferencias mínimas entre los primeros clasificados. Finalmente, Jorge Rodríguez, sumiller en R de Roca (Miranda de Ebro) y miembro de la asociación Ardoalde de Álava, repitió como campeón tras su victoria el año pasado y se llevó la txapela. Junto al subcampeón, Davide Dall’Amico, sumiller del restaurante Mina en Bilbao, representará a Euskadi en la final del Campeonato de España, que se disputará el 10 de abril en el Salón Gourmets de Madrid.

Firma

Yolanda Ortiz de Arri

Periodista con más de 25 años de experiencia en medios nacionales e internacionales. WSET3, formadora y traductora especializada en vino