No es fácil juntar a un puñado de Masters of Wine, pero el I Congreso Internacional de Sala celebrado en Valladolid la semana pasada echó el resto para que cuatro de ellos —Almudena Alberca, Andreas Kubach, Fernando Mora y Norrel Robertson— todos residentes en España, expusieran su visión personal y a veces divergente del sector vinícola en España.
Tras una intervención individual por parte de cada uno de los MW —Mora se centró en las viñas viejas, Robertson en la garnacha, Kubach en vinos “que apetecen ser bebidos” y Alberca en las tendencias del mercado del vino— llegó la parte más interesante de la jornada, primero con dos debates a dos, hábilmente moderados por Pedro Ruiz Aragoneses, director general de Pago de Carraovejas, y después con una mesa redonda con los cuatro expertos en la que debatieron sobre temas diversos.
“Necesitamos trazabilidad de las viñas viejas. Cualquiera puede hacer un vino y etiquetarlo como “old vines” porque no está regulado el uso de ese término”, aseguró Mora, que proyectó imágenes de vinos etiquetados con esta leyenda, muy habitual en mercados como el británico. “Hay que salvarlas y transmitir a la gente el valor de estos viñedos”. Por su parte Kubach, que trabaja en varias zonas de España, añadió que en Gredos sigue habiendo mucho viñedo viejo. “Nosotros solo hemos rascado la superficie” de esta región.
Robertson, que trabaja 30 hectáreas de viña en Calatayud, muchas de ellas viejas, secundó las palabras de Mora y alabó además el gran potencial que tienen zonas como la suya, con buenos viñedos de garnacha en suelos de cantos rodados. “Podrías pensar que estás en Châteauneuf du Pape pero aquí encuentras viñas que cuestan 10.000 € en lugar de 250.000 €,” añadió El Escocés Volante.
Para Alberca, directora de Bodegas Viña Mayor, España no solo podría ser líder en el cultivo de viñedo ecológico si no que debería tener muchas más bodegas con la certificación Wineries for Climate Protection, que busca mejoras en materia de sostenibilidad medioambiental. La única mujer con el título de Master of Wine en España también defendió la necesidad de adelantarse a lo que va a pasar en cuanto al cambio climático y buscar soluciones. “Yo pensaría menos en clasificación de terroir y más en bajar los pH de la tempranillo. Una clasificación nos duraría solo un ratito”.
A diferencia de Mora que aseguró no entender “que se lleve mandado el mismo mensaje durante años y ahora se cambien las variables”, Alberca defendió la necesidad de “estudiar otras variedades pero sin perder nuestra identidad y considerar uvas diferentes como han hecho en Burdeos, que han admitido variedades como marselan, castets o albariño”. Mora, que señaló la contradicción que supone que el mercado demande vinos con menos alcohol en un contexto de cambio climático, no comparte la visión de la Master of Wine. “Yo no entiendo una touriga en Pauillac. Tampoco veo cabernet en Borgoña. Es como las variedades mejorantes que tanto gustaban hace unos años; ahora decimos “mejor antes”.
Mora y Alberca también hablaron brevemente sobre las sostenibilidad de los envases. “No hay corcho para todos los vinos que se elaboran, así que nos guste o no habrá que pasar a cierres alternativos. También deberíamos pensar en embotellar los vinos en vidrio más ligero y trabajar con transportes más eficientes. Todos queremos ser sostenibles pero nuestros vinos viajan a Japón consumiendo gasoil”.
Los más críticos con este asunto fueron Robertson y Kubach. “Hay mucha agricultura mediocre impulsada por subvenciones. Hay que respetar el vino como producto, no para destilar o para venderlo a dos euros. Hay muchas estrategias válidas, pero hay que tener claro hacia dónde queremos ir”, aseguró el Master of Wine escocés.
Kubach, con amplia experiencia en este sector, fue más allá y explicó que hay muchas bodegas “mal dimensionadas, sin conexión entre la parte técnica, financiera y comercial. Muchos bodegueros no saben por qué existen. Es necesario que cada uno busque una escala y modelo de negocio. Puede ser un garaje o Félix Solís, que está muy bien dirigida porque saben a qué se dedican. En general el mundo del vino en España está muy mal gestionado”.
Par el Master of Wine de origen alemán, el sector debe dedicar más tiempo a la parte filosófica, aunque sin dejar de ser competitivos. “Nuestros vinos tienen que ser auténticos y sostenibles. Es una necesidad ética pero también algo básico porque el vino es un producto de lujo”, indicó Kubach, que distingue cuatro prismas para valorar la calidad de los vinos: la dimensión técnica, la organoléptica, la cultural y la ideológica. “Un gran vino debe ser excelente en los cuatro aspectos”.
Robertson destacó el buen momento de los vinos del país en la escena internacional. “Probablemente el cambio climático nos hará estar más limitados que antes y además nos enfrentamos ahora a mercados estancados como Estados Unidos y Reino Unido, pero estamos vendiendo España como no se ha hecho nunca antes. El país se ve fragmentado en las grandes ferias, pero eso es la diversidad de España y es algo que debemos celebrarlo”, aseguró el MW escocés, secundado por Kubach: “Por fin nos estamos haciendo mejores como productores y espero que el mundo valore la diversidad que ofrece España. No es difícil vender fuera. Si haces vino interesante te encuentran, pero hay vinos que no merece la pena probar. Nos falta personalidad en la gama media”.
Por su parte, Mora y Alberca coincidieron en que en España estamos mal acostumbrados en este apartado. “Aquí sabemos que podemos consumir vino a un precio asequible, mientras que en otros lugares el vino es mucho más caro y la gente esta más dispuesta a pagar,” aseguraron ambos. Mora, quien reveló que Frontonio comenzó exportando el 95% de su producción, vende ahora en España el 25% de sus vinos. “Hay un mercado creciente de consumidores dispuestos a pagar más y probar vinos diferentes”.
Buena parte de ese consumo, tanto de vino local como extranjero, es de los enólogos, aseguró Alberca, para quien es necesario viajar, probar lo que se hace fuera y combinarlo con una formación organizada, que te permita describir un vino con un lenguaje internacional. Para Mora, a quien viajar le ayuda a enterarse de los cambios en el mercado, los enólogos fuera de España se relacionan más entre ellos y se enriquecen mutuamente. “Aquí no tenemos confianza en nosotros mismos y tenemos miedo de que el vecino nos robe los clientes.”
El moderador del debate, Pedro Ruiz Aragoneses, cuya gama Ossian está fuera de la DO Rueda en respuesta a la descalificación de los vinos, inició un debate en el que los cuatro Masters of Wine coincidieron: la Administración y los consejos reguladores deberían repensar muchos de sus planteamientos y abstenerse de imponer estilos que dejan fuera a muchos elaboradores.
Frente a las alabanzas a los cambios en la clasificación del Bierzo, las nuevas categorías de Rioja suscitaron más críticas. “No me gusta contar la clasificación fuera de España porque hacemos el ridículo. En Rioja hay un gran potencial para hacer vinos de origen, no de estilo. Hace falta una pirámide de calidad alternativa a la actual pero la legislación no nos ayuda”, explicó Kubach, que no puede etiquetar sus vinos de pueblo de Leza porque la bodega está en Villabuena. “No cometáis este error cuando hagáis la nueva clasificación en Ribera del Duero,” alertó al centenar de personas en la audiencia, entre las que había sumilleres, bodegueros y otros profesionales del sector.
Mora, por su parte, se planteó la utilidad de algunas denominaciones de origen. “Todos los pliegos están copiados de Rioja y luego medianamente adaptados a cada zona. Rioja es una marca pero hay que plantearse si otras DOs suman o restan”.
Para Kubach, el movimiento biodinámico ha conseguido que algunos elaboradores de productos formulaicos se planteen más variables en la elaboración de vino, pero el problema ahora es la posverdad: “se deben superar dogmas como que los vinos filtrados no son buenos, o que los vinos que algunos hacen son los que quiere el consumidor”, aseguró el director de Península.
Robertson, que elabora vinos con nombres tan llamativos como Manda Huevos o Dos Dedos de Frente, secundó las palabras de Kubach pero además alertó sobre los “vinos perroflautas, hechos por señores que defienden el terruño de algo que no existe, porque es todo un mito.” Alberca asintió y añadió: “Los defectos saben igual en todo el mundo. Deconstruir un vino solo es posible desde el conocimiento”.
“Ayudan a ganar credibilidad en ciertos mercados aunque ahora no hay un líder de cata como podía ser antes Robert Parker”, aseguró Kubach. “La influencia de las redes sociales es importante pero lo que prevalece es la coherencia de tu proyecto y tus vinos”.
“Me hice Master of Wine en 2000, antes de este narcisismo actual y de la llegada de internet”, explicó Robertson, que empezó su trayectoria en el sector como comercial vendiendo vino. “Ahora veo muchos candidatos en una burbuja con una presión que yo no tuve, aunque es cierto que el título ahora te da más dinero y más trabajo”.