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Del Ribeiro a Canarias: nuevas voces y veteranos en A Emoción dos Viños

Han pasado ya 15 ediciones desde que este festival comenzara su andadura celebrando el vino de pequeños artesanos, fiel a un espíritu que se mantiene intacto. De aquella primera cita en 2011 en Tui, con apenas 20 viticultores —muchos hoy de renombre—, se ha llegado en 2025 a casi 80 productores, llegados sobre todo de Galicia, pero también de regiones como Jerez, Gredos, Navarra o Portugal.

A Emoción dos Viños siempre se celebra en lugares con historia, pero el elegido este año por los promotores del evento, la sumiller Marina Cruces y el viticultor Antonio Portela, resultó aún más evocador. Declarado Monumento Histórico Artístico Nacional, el monasterio de San Clodio fue durante la Edad Media el motor de producción vitivinícola más importante de toda Galicia.

Otra novedad ha sido el cambio de fecha. Habitualmente celebrado en junio o julio, el festival se trasladó este año al otoño. Algunos pensaban que el Ribeiro, con su carácter más rural y poblaciones pequeñas, carecía de infraestructuras suficientes para acoger a tantos visitantes. Es cierto que el coche resulta imprescindible, pero no se trata de un evento masivo, y la cercanía de localidades como Leiro, O Carballiño o Ribadavia facilita la logística. También contribuyen la hospitalidad y la energía de dos viticultoras de la zona, Xulia Bande (sobre la que publicaremos un reportaje próximamente) e Iria Otero, que además de participar en A Emoción organizaron el sábado una divertidísima cena en la bodega de Xulia para unos 50 productores, amigos y conocidos —con mantel, vajilla y canciones del folklore popular incluidos.

Ambiente agradable y diversidad de estilos

En un entorno tan cargado de historia, el ambiente de cata durante los dos días del encuentro fue especialmente agradable: sin colas ni aglomeraciones, con tiempo para conversar y descanso para comer que todos los productores y asistentes, entre profesionales y aficionados, agradecimos.

En las mesas se mezclaban veteranos productores como Bárbara Mesquida Mora (en la foto, con Marina Cruces), con sus sabrosos vinos mediterráneos de callet, gorgollasa y otras variedades; José Crusat (Adega Entre Os Ríos) con su gama de Komokabras y sus divertidas camisetas (la que trajo a A Emoción rezaba ‘Evite uma vida sedentaria: beba vinho’); o el veterano y respetado viñador Bernardo Estévez, que ahora trabaja principalmente en Monterrei junto a Xico de Mandín (Couto Mixto), tras reconocer que la viticultura artesanal en el Ribeiro se le hace cada vez más difícil. También estuvo Ricardo P. Palacios (Descendientes de J Palacios), que trajo muestras de barrica de sus 2024 —accesibles y de gran finura— y un espléndido Corullón de 2011 para celebrar el aniversario de A Emoción.


Pepe Blanco, otro veterano, afronta una nueva etapa tras la desaparición de Callejuela, el proyecto que compartía con su hermano. El viticultor sanluqueño elabora ahora junto a su hija Marta, que compagina el aprendizaje familiar con estancias en Argentina y pronto en Nueva Zelanda. Producen dos blancos de albariza: El Caserón de Mahína, de una viña vieja de palomino, y Campiz Viejo, nuestro favorito, una vijiriega plantada hace seis años que fermenta en castaño y se cría en botas de manzanilla.

Cerca de San Clodio, en Riobóo, Iago Garrido sigue afinando su proyecto Fazenda Agrícola Augalevada. Aunque trabaja fuera de la DO Ribeiro, mantiene las variedades tradicionales sobre suelos de granito descompuesto. Sus vinos, siempre frescos y con buena acidez, muestran ahora mayor consistencia y finura.

Proyectos de nueva creación

A Emoción dos Viños es también un excelente escaparate para proyectos jóvenes o incipientes, como Alebrije o Dona Paca, ambos en la zona de Chantada pero fuera de la DO Ribeira Sacra. Alebrije es la aventura del mexicano Alex Messianu DipWSET, que en 2021 dejó su trabajo como director creativo en Texas para aprender en viñedo junto a Fazenda Pradio antes de lanzar su propio proyecto. Con una pequeña viña en A Peroxa y uvas compradas en O Rosende, elabora vinos de mínima intervención, producción limitada y variedades autóctonas.

Dona Paca, por su parte, es el proyecto de tres jóvenes —Manuel Casal, Alex Pardo y Sara Díaz— que elaboran dos tintos y tres blancos con godello, treixadura, dona branca o mencía, a partir de uvas de viticultores que trabajan sin herbicidas cerca de Chantada. 2023 fue su primera añada, pero aspiran a alcanzar las 7.000 botellas en 2024.


Siguiendo la estela de referentes como Suertes del Marqués o Envínate, en Canarias han surgido en los últimos años pequeños proyectos que buscan reflejar la singularidad de los paisajes y viñedos insulares. En San Clodio coincidieron tres de ellos:

Titerot Akaet, de Juan Daniel Ramírez y Marta Labanda, con 11 vinos —especialmente interesantes los blancos— procedentes de 42 hectáreas en ecológico en Lanzarote.

Tiempos del Sur, de Adal Álvarez, con viñas a más de 1.000 metros en Gran Canaria y vinificaciones en la bodega Lava.

Ubay Gil, ex cocinero del restaurante Gofio en Madrid, que lleva cuatro vendimias elaborando en sus dos fincas alquiladas en Tacoronte (Tenerife), compartiendo bodega con Iñaki Garrido y Pablo Matallana.

Hay muchos más pero destacamos 10 vinos y productores —principalemente gallegos, ver la foto inferior— que también nos gustaron en esta edición de A Emoción dos Viños:

Boas Vides Blanco 2023, del colleiteiro Antonio Míguez, que cultiva dos hectáreas con variedades autóctonas que ha ido replantando en los últimos 20 años en las laderas del río Avia, en O Ribeiro. Nos gustó la mineralidad y energía de su blanco de la viña Pazos Ermos, con 50% treixadura más lado, albariño, verdello antiguo y albilla do avia.

Lorenzo Bescansa 2024. El gran defensor de la variedad branco lexitimo en Betanzos (A Coruña) desde hace 20 años, Lorenzo Bescansa elabora este blanco austero, de acidez pronunciada (8g/l) y con excelente potencial de guarda en combinación con un 15% de Agudelo (chenin blanc). Poco más de 5.000 botellas.

Torgo 2022 de Magdalena Paramés, una profesora reconvertida en viticultora que trabaja en ecológico en una pequeña finca, heredada de su abuela, en A Cañiza, justo fuera de la subzona del Condado do Tea de la DO Rías Baixas. Volumen, salinidad y profundidad en este albariño del que solo se hicieron 1200 botellas.

Tres Vellas 2023 de Pedro Méndez, pequeño viticultor del Salnés, pero fuera de la DO Rías Baixas, a quien conocimos en su más que recomendable furancho gastronómico, A Casa Pequena, hace unos años. Este albariño proviene de tres parcelas de más de 80 años con suelos de xabre y arcilla. Gran equilibrio de salinidad, volumen y profundidad.

Os Dunares 2022 es un tinto especiado y fluido de mencía con un pequeño aporte de caíño. Lo hacen María Falcón y Cristina Yagüe (Anónimas Viticultoras) en Rías Baixas, que trajeron su amplia colección de vinos de esta zona así como del interior de Galicia y Rioja. Nos cautivó también su albariño Tres Inviernos.


A Seara Castes Tintas 2024 es el tinto de entrada de Iria Otero en Ribeiro (también elabora en Rías Baixas). Mezcla variedades tradicionales como caíño longo, caíño tinto, brancellao, sousón y otras de diferentes viñas del valle del Avia, las despalilla y las fermenta y cría en hormigón, a la antigua usanza, sin paso por madera. Floral, jugoso y expresivo.

Uno Mission 2024, del californiano Zach Elfman, afincado cerca de Chantada en Ribeira Sacra aunque trabajando fuera de DO. Son 500 botellas de una mencía ensamblada con un pequeño porcentaje de garnacha tintorera y uvas blancas de una parcela de 50 años en terrazas en Amandi. Fresco y súper bebible.

Banzao Paraje Almorelle 2022 es una mencía profunda y elegante de una viña muy vieja orientada al sur a más de 700 metros en San Pedro de Olleros, en la Reserva de la Biosfera de los Ancares leoneses. El proyecto está dentro de la DO Bierzo y lo arrancó Silvia Marrao, ahora acompañada por su pareja.

Meridiano Perdido Palma Cortada es la primera incursión de esta bodega jerezana, hasta ahora centrada en los vinos de pasto, en los vinos con crianza biológica. Seis años de crianza en estático en bocoys grandes y notas de esparto, sal y almendra donde se entrevé la evolución hacia un perfil más amontillado. Una delicia.

Tardatio Blanc de Noirs 2021 es una malvasía rosada vinificada en blanco en el Penedès por Jordi Raventós, que trajo el material vegetal de Canarias. Bajo su proyecto, Clos dels Guarans, trabaja con variedades mediterráneas como malvasía de Sitges blanca, xarel.lo vermell, vinyater y llimonera. Un vino con una boca floral y explosiva y notable acidez notable.

Firma

Yolanda Ortiz de Arri

Periodista con más de 25 años de experiencia en medios nacionales e internacionales. WSET3, formadora y traductora especializada en vino