En algunas regiones españolas, la cosecha 2014 se recordará por la enorme cantidad de botritis en el viñedo. Las lluvias en vendimia truncaron una añada que en muchas zonas se antojaba redonda.
Para Marcos Eguren (Grupo Sierra Cantabria) ésta ha sido la añada más complicada de los últimos diez años aunque aun así considera que 1992, 1993 o 1997 fueron peores. “Por suerte –comenta– ahora trabajamos de forma completamente diferente. Hace 20 años esta cosecha habría resultado catastrófica. Hoy la selección en campo es mucho mayor y en las mesas de selección puede decirse que se elimina el 99% de la botritis”. En cualquier caso, añade, “ha sido durísimo ir al campo y ver casi 2.000 kilos por hectárea tirados por el suelo. La gente estaba vendimiando desesperada”.
Se está refiriendo a Rioja, una de las denominaciones más afectadas por las lluvias de septiembre que empezaron a caer, en ocasiones torrencialmente, cuando apenas una pequeña parte de sus más de 60.000 hectáreas se había vendimiado. Y en especial a la zona de la Sonsierra donde trabajan las tres bodegas que posee el grupo en la denominación.
Las zonas que se han salvado han sido las que se vendimian antes: Rioja Baja fundamentalmente y la zona central en el entorno de Logroño. Lauren Rosillo, enólogo de Familia Martínez Bujanda, que elabora en distintas regiones vinícolas en España, nos cuenta por ejemplo que 2014 será una de las mejores cosechas para Finca Valpiedra, el vino de finca del grupo en Rioja. La propiedad, situada en Fuenmayor y con característicos suelos de canto rodado,se vendimia siempre con cierta antelación respecto a otros viñedos de su entorno, de modo que las uvas ya estaban en bodega cuando llegaron las lluvias.
Respecto a la producción, 2014 no será una cosecha corta en Rioja. Marcos Eguren explica que “se ha mermado una cosecha que venía abundantísima. Aun con todos los recortes, lo que hemos dejado en el campo y lo que se ha eliminado, tenemos más uva que en 2012. Con el equilibrio que tenían las plantas habríamos podido llegar a los 6.000 kilos por hectárea con una calidad similar a las de 2010, pero en la práctica sólo hemos podido aprovechar unos 3.300 kilos”.
Cree que hay que esperar aún para hacer un diagnóstico claro en función de cómo evolucionan las fermentaciones, pero ya es evidente que los 2014 serán tintos de menos color y que debido a las maduraciones más justas no es el año para dedicarse a extraer. Por la acidez brutal y los PHs más bajos, Marcos piensa en una vendimia “clásica”, “como de hace 25 o 30 años”, lo que, por qué no, puede ser una excelente noticia para los amantes de los vinos sutiles y elegantes. Ahora falta por ver cómo interpretarán la cosecha los distintos elaboradores.
Las lluvias hicieron menos de las suyas en la Ribera del Duero según nos cuenta Javier Ausàs, director técnico de Vega Sicilia. Desde su punto de vista la cosecha en la denominación reina del Duero fue “heterogénea” pero considera que “quien ha manejado bien la viña y limitado los rendimientos ha podido acabar la vendimia con cierta tranquilidad. Y ello pese a que las lluvias de última hora trajeron algo de botritis y condicionaron una recogida bastante larga debido al parón necesario por el agua”.
La define como “la añada del buen viticultor” que benefició a aquellos que tuvieron buena madurez para vendimiar antes de que llegara la lluvia. También como un año “tremendamente productivo” en el que la mayoría de firmas se quedaron cortas en sus cálculos y han terminado con aproximadamente un 20% de producción por encima de lo esperado.
En cuanto al estilo de los vinos, los describe a caballo entre las cosechas 2010 y 2011, una añada potente y de buenas maduraciones. “Realmente –concluye– no sé si hubiéramos tenido más calidad si no habría llegado a aparecer la lluvia”.
En Toro, donde el Grupo Vega Sicilia elabora Pintia, el perfil según Javier Ausàs es parecido al de Ribera, con la diferencia de que el agua partió la cosecha en dos y hubo que parar de vendimiar una semana. Sin embargo, el enólogo no ve diferencias sustanciales entre estas dos diferentes entradas de uva y considera que fue “un año bueno, no excesivamente cálido”.
Marcos Eguren, por su parte, destaca que la uva que entro en su bodega Teso La Monja estaba “espectacular de sanidad y quizás sólo a falta de algo más de maduración aromática”. Sin embargo, una vez descubados los vinos, asegura que se están mostrando muy bien. Lo cierto es que Toro es una de las regiones más regulares del país desde un punto de vista climático, favorecida aún más por la estabilidad que aporta la gran cantidad de viñedo viejo existente en la denominación.
Parece claro que Castilla y León podría generar algunos de los vinos más interesantes de la cosecha 2014 en España. Su gran zona de blancos, Rueda, daba por finalizada la vendimia en la segunda semana de octubre, con práctica ausencia de incidencias y buenas expectativas.
Mariví Pariente de Bodegas José Pariente la comparaba a 2012 en cuanto a sus excelentes índices de acidez, lo que aporta buena materia prima para elaborar ruedas de gama alta. Y añadía que la uva había entrado sanísima y que las fermentaciones se habían llevado a cabo sin problemas.
Lauren Rosillo, que elabora en la zona los vinos de Finca Montepedroso para Familia Martínez Bujanda, destacaba una cosecha más corta, aproximadamente un 30% menos respecto a 2013 pero de buena calidad y vendimiada muy en fechas.
En esta región donde reina la variedad mencía la vendimia fue muy escalonada a causa de las lluvias y exigió un enorme trabajo de selección para eliminar racimos afectados de botritis.
Para Ricardo Pérez, de Descendientes de J. Palacios, la vendimia más parecida a 2014 ha sido 2013 dentro de un ciclo de cosechas atlánticas que se iniciaron en 2012. Una conversación algo más detallada pone de manifiesto que la zona y la variedad, cuya madurez puede ser explosiva, son especialmente complicadas. Más aún en una bodega como ésta en la que se suele vinificar con raspón, lo que obliga a decidir prácticamente depósito a depósito si se incluyen o no racimos enteros. Este año por ejemplo se ha descubado mucho antes de lo habitual.
“Venía una producción generosa –explica Ricardo–, pero hemos tenido que seleccionar tanto que nos hemos quedado como el año pasado, ligeramente por debajo”. Y añade: “Aunque la lluvia complique la vendimia, son más agradecidas las añadas de corte atlántico porque la maduración se produce de forma más lenta”.
La vendimia en Galicia ha sido pasado por agua y las moderadas temperaturas del verano han ayudado bien poco con la maduración.
José Antonio López, de Cía. de Vinos Tricó (Rías Baixas), es bastante categórico con la añada. “Será una cosecha diluida y con menos concentración”. Y también corta: “La producción se acortó en la floración y la gran cantidad de mildiu y botritis ha obligado a seleccionar mucho”. Pese a que muchos de sus viñedos están en bancales con tierras sueltas que drenan bien el agua y a que las producciones se limitan considerablemente, considera que los vinos tendrán esta cosecha un grado menos de alcohol.
Para Dominique Roujou, flying winemaker que trabaja en distintas regiones de la periferia y desde hace poco elabora su propio rías baixas, señala que en una semana a partir del 14 de septiembre cayeron casi 150-200 litros. Imposible vendimiar antes de las lluvias porque la uva no estaba madura. Y cuando terminaron muchos viticultores se precipitaron buscando la seguridad de tener los racimos en boega. Su diagnóstico: “Será un año diluido y de mucho trabajo en bodega”.
La lluvia ha sido la tónica también en Ribeiro. La botritis como gran protagonista y la selección de la mano para hacer vinos a la altura de las nuevas expectativas que está generando la denominación.
A Valdeorras y Ribeira Sacra les ha ido algo mejor, señala Roujou. En la primera zona la godello se pudo vendimiar antes de las lluvias y en general llovió algo menos que en las regiones más cercanas a la costa. Aun así, las interrupciones por el agua y la discontinuidad en la recogida de racimos fue la tónica general. En Ribeira Sacra, donde Roujou asesora a Ponte da Boga, la añada la considera mejor que 2013 en la que la lluvia no dio tregua.
Para Mireia Torres, de Miguel Torres, las lluvias han sido aquí también las que han determinado la calidad de la cosecha. Cree que 2014 será un excelente año para blancos ya que se beneficiarán en general de menor grado y acideces más altas, mientras que el panorama en el caso de los tintos ha sido más complicado.
“Las lluvias de septiembre han afectado especialmente a las variedades tintas de maduración más tardía. En Jean León por ejemplo, ha ido muy bien con la merlot, pero ha sido más complicado con la cabernet sauvignon o la pinot noir”.
En Priorat, una de las zonas con la vendimia más dilatada por la diferencia de maduración de variedades, la variabilidad en la altitud y las distintas filosofías entre las firmas que cosechan pronto y las que alargan mucho la maduración, también llovió a finales de septiembre. De modo que las zonas más cálidas y tempranas y la mayor parte de la garnacha se recogió bien, pero las cariñenas, en especial de las zonas frías sufrieron más y en algunos casos no se consiguieron las maduraciones idóneas. “Será una añada más fresca y elegante, y con graduaciones alcohólicas inferiores”, señala Torres.
Por otro lado, y a juzgar por todas las uvas que entran procedentes de distintas zonas en Cataluña en la bodega de Pacs de Penedés, Mireia considera que “es, sin duda, un año de enólogo para los tintos, en el que hay que jugar con levaduras que aporten volumen en boca y con las lías”. En este sentido, el grupo comienza a utilizar una levadura seleccionada por ellos mismos y que se encuentra ya en mercado enfocada precisamente a conseguir más volumen en boca.
Jordi Flos, director general del grupo Gil Family Estates, nos cuenta que en Jumilla no llovió una sola gota en toda la campaña, lo que hizo que las viñas estuvieran especialmente estresadas, mientras que en vendimia cayeron entre 40 y 50 litros que complicaron un poco las cosas. Sin embargo el buen tiempo posterior, con calor durante el día y temperaturas frescas por la noche ha permitido cosechar uvas de calidad. Lo más destacado quizás, la escasez de la cosecha (en torno a un 25% menos) debido a la sequía extrema y a la selección necesaria por la lluvia.
La gran meseta sur española, donde se concentra la mayor cantidad de viñedo del país, pude presumir de una vendimia mucho más tranquila que en el resto de regiones, fundamentalmente porque no ha llovido en vendimia. “Una buena cosecha, sana y muy normal” dice Lauren Rosillo sobre los viñedos de Finca Antigua en Cuenca (La Mancha). Y con algún pequeño lujo: “Aguanté bastante la cabernet y la petit verdot porque las temperaturas eran muy suaves y el resultado ha sido excelente”.
En la zona de Manchuela, donde la familia Eguren se provee de uvas para su línea de vinos de la tierra, Marcos nos habla de cierta desigualdad por municipios con episodios de granizo y algunas enfermedades en viña, pero considera que “en general ha sido una buena cosecha, sana y la uva ha madurado bien”.
El patrón de las “dos vendimias”: la de antes y después de las lluvias se ha repetido en muchas regiones vinícolas y la verdad es que muy pocas se han librado este año de las precipitaciones en vendimia. Ha ocurrido en Aragón, en Calatayud y Campo de Borja, por ejemplo donde en las zonas altas se vendimia bastante tarde. Pero Jordi Flos, de Gil Family Estates, nos contaba que en estas zonas se ha podido recuperar bastante después porque el tiempo ha mejorado y la botrits se ha detenido. La consigna en esta segunda fase ha sido la selección.
Las zonas característicamente secas y de vendimias tempranas como Montilla-Moriles, Jerez y Málaga no han tenido problemas y han contado con uvas de buena calidad aunque las producciones han sido en general inferiores a las de la muy abundante cosecha 2013.
Extremadura ha tenido en cambio una de las maduraciones más atípicas por equilibradas gracias a unas noches muy frescas que hicieron que la planta trabajara muy bien, explica Roberto Santana, del equipo de Envínate que lleva la dirección enológica de Palacio Quemado.
Pese a la inestabilidad climática general del País Vasco, Lauren Rosillo, que lleva la parte enológica del txakolí de Karlos Argiñano, nos contaba que esta zona tradicionalmente lluviosa ha tenido una cosecha normal y de bastante calidad. “Ha sido un año temprano –dice- y eso allí es muy bueno, comparable con cosechas equilibradas como 2010 y 2012”.
Según nos cuenta Roberto Santana, que también es enólogo de Suertes del Marqués en Valle de La Orotava, Canarias ha disfrutado de su tercera vendimia sin “panza de burra”, un fenómeno climático que hace que se acumulen nubes a baja altura creando gran cantidad de humedad. Las lluvias no han interrumpido en exceso una vendimia tremendamente larga por las diferencias de altitud que en su caso empezó el 31 de agosto y cuando hablamos con él la semana pasada aún no había terminado. Ha sido un año fresco y de maduración algo retrasada pero ésta se ha producido lentamente y se ha conseguido buena calidad aunque algo menos de producción que en 2013.