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Catando Dominio de Atauta con su enólogo Jaime Suárez

La primera cata del año nos permitió probar una selección de vinos de Dominio de Atauta junto a su enólogo Jaime Suárez. La bodega que puso en el mapa la Ribera del Duero soriana y mostró al mundo un patrimonio único de viñas viejas, algunas de ellas prefiloxéricas, celebra en 2025 un cuarto de siglo desde su primera elaboración en la cosecha 2000. 

Al tinto central Dominio de Atauta y sus pagos de pequeñas producciones se han sumado en los últimos años dos vinos parcelarios más, San Juan y La Roza, el tinto de entrada de gama Parada de Atauta y un blanco de albillo mayor que se elaboró por primera vez en la cosecha 2020.
Parada de Atauta, del que se elaboran unas 70.000 botellas, es la etiqueta con mayor margen de crecimiento. Su estilo más redondo y accesible se apoya en suelos arenosos del valle de Atauta y de la pequeña pedanía de Ines. La añada 2021 destaca por su buena textura, carácter frutal y buen centro de boca.

De Dominio de Atauta catamos la 2020, que Jaime Suárez considera más redonda que el 2021 que acaba de salir al mercado. Aquí el foco son los suelos de arcilla “que dan taninos más anchos y más frescura por sus pHs más bajos”, explica. Es un tinto más estructurado con la profundidad y persistencia que aportan las cepas viejas. Y, a poco más de 30 € la botella, también una gran compra teniendo en cuenta la tendencia alcista de las marcas más asentadas en Ribera y la singularidad de las viñas que se emplean en su elaboración.

Fue muy interesante volver a probar Valdegatiles 2016 tras la cata de mi última visita a bodega en 2021. El carácter explosivo que mostraba entonces ha dado lugar a un tinto voluptuoso, con notas achocolatadas y de confitura y un volumen más que notable. Procede de un suelo extremo (son dos metros de arcilla roja) y para Suárez es, junto a Dominio de Atauta, el parcelario que mejor envejece. De hecho, la carga frutal es aún notable.




Pero quizás, el vino en el que más se está trabajando en estos momentos es el blanco de albillo mayor. Hay una selección más específica de uvas propias y de proveedores, con el trabajo adicional que supone vendimiar cepas de blanco intercaladas entre la tempranillo en el valle de Atauta. Aquí se combina arcilla y arena, pero buscando la influencia calcárea de la roca madre que es más evidente en los suelos menos profundos. Aunque inicialmente se utilizó solo madera en la elaboración, ahora se realizan tres vinificaciones distintas en acero inoxidable: una con prensado directo que aporta aromas; otra con una maceración previa de 24-48 horas que ayuda a extraer la parte caliza y una tercera con pieles que dan profundidad y estructura, pero que hay que vigilar atentamente para no generar un exceso de tanino. La posterior fermentación también se hace en inoxidable y el vino se cría en barricas usadas de 500 y 600 litros y en una tinaja de 600 litros. Se realiza bâtonnage para aportar textura y compensar la verticalidad del vino, y se ha retrasado el embotellado y la puesta a la venta del vino para ofrecer un producto más acabado y con mayor complejidad.

El 2023 no saldrá al mercado hasta final de este año, aunque ya da la cara. Con leves ahumados en nariz, empieza envolvente primero para ir haciéndose más afilado y terminar con una clara nota tizosa. Tras un 2022 que alcanzó los 13,5% vol. el grado alcohólico en 2023 vuelve a ser mucho más moderado (12% vol.), en línea con las dos primeras añadas y con los niveles en los que se quiere mover Jaime Suárez. 

Sin dejar de mirar al viñedo, que es el auténtico corazón de la bodega, la Dominio de Atauta de 2025 es más rica y variada.

Firma

Amaya Cervera

Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023