Muga se erige orgullosa en el mítico Barrio de la Estación de Haro, rodeada de algunas de las bodegas más antiguas de Rioja. A pesar de no haber alcanzado la centena, la fuerza de su marca y su posicionamiento en el mercado, con presencia en más de 70 países, le sitúa en la élite de la denominación. Cuenta con unas 300 hectáreas de viñedo que cubren entre el 70% y el 85% de sus necesidades en función de las características de cada cosecha y produce cada año en torno al millón y medio de botellas de una calidad media altísima.
Bodega de propiedad familiar, la enérgica y nutrida tercera generación ha recogido con brillantez el testigo de los hermanos Manuel e Isacín. Los hijos del primero, Manu, Juan y Eduardo llevan las riendas comerciales y de gestión, mientras que su hermana Ana, que reside en Madrid realiza tareas de comunicación. Sus primos controlan la viticultura y la enología. Jorge está centrado en los tintos mientras que Isaac está aportando gran dinamismo a blancos y rosados. Todos comparten el trato afable y son muy reconocibles por su alta estatura física. Ser una empresa 100% familiar les ha permitido tomar decisiones a largo plazo y hacer una gran inversión en viñedo.
La familia lleva varias generaciones asentada en el valle de los ríos Tirón y Oja. El bisabuelo fue capataz de La Rioja Alta, S.A. y el abuelo Isaac conoció allí a su futura mujer, Aurora Caño, con la que fundó su propia bodega en 1932 en unos calados subterráneos de la calle mayor de Haro. Por lo visto Aurora era una gran catadora, sabía distinguir parcelas y “clavaba” los pueblos. En 1970 la familia se trasladó a su ubicación actual, aunque la impresión para cualquier visitante es que lleva allí tanto o más tiempo que cualquiera de sus vecinos.
A ello contribuye una elaboración extremadamente clásica y legendaria en el sentido de que todo el proceso de los tintos, desde la fermentación, pasando por la maloláctica hasta el envejecimiento se realiza en roble. Para las clarificaciones se sigue utilizando clara de huevo.
La cantidad, variedad y diversidad de tamaños de los recipientes de vinificación y crianza, incluidos los tintos de almacenaje de 16.000 litros, son realmente notorias. Se explica en parte porque Muga es una de las pocas bodegas de Rioja (y de España) que cuenta con tonelería propia. Fabrica unas 2.000 barricas al año, hoy en su mayoría de roble francés así como cubas y tinas gracias a que emplea al único cubero de España, Jesús Azcárate, que lleva más de 40 años en la casa. La bodega cuenta con un parque de unas 10.000 barricas.
El estilo de los vinos está muy ligado a las condiciones climáticas del valle de los ríos Oja-Tirón, el más occidental de la denominación, y donde se encuentran la mayoría de sus viñedos y los de sus proveedores. Para los cavas, blancos y rosados se utiliza también uva del valle del Alto Najerilla, otra zona fresca de Rioja con alta presencia de viura y garnacha.
Conde de Haro es la marca para el cava que se elabora en versión blanca (14 €) y rosada (19 €). El blanco de la casa es una viura fermentada en barrica con algo de malvasía y garnacha blanca (10 €). Al rosado tradicional de garnacha con viura y algo de tempranillo que siempre estuvo entre los más pálidos de la DO (9 €), le acompaña ahora Flor de Muga, una versión más sofisticada y profunda elaborada con garnachas de altitud del valle del Najerilla (20 €).
Los tintos son el plato fuerte de esta bodega. Con una crianza de 24 meses en roble, el Crianza (16-17 €) se vende a precios muy superiores a los habituales en esta categoría en España, pero en exportación lleva la categoría de Reserva. Es el único tinto que se elabora todas las cosechas. Un escalón por encima en la selección de uva y más enfocado a la guarda encontramos el Selección Especial (27 €). Se nutre de viñedos cultivados en terrazas arcillo-calcáreas del Terciario situados entre los 430 y 450 metros de altitud en la parte baja del valle.
Para Torre Muga (66 €), el primer tinto moderno de la casa que se elabora desde la cosecha 1991, se emplean viñedos más altos situados entre los 500 y 550 metros en las laderas de los montes Obarenes y en torno al municipio de Villalba de Rioja. El objetivo es combinar frescura y buenas maduraciones. Hay otro tinto moderno, particularmente concentrado y de producción muy limitada, Aro (175 €), un tempranillo con un 20% de graciano procedente de viñas de más de 60 años.
El clásico de la casa es el gran reserva Prado Enea (50 €). Se elabora con los viñedos de mayor altitud (en torno a los 600 metros) y situados en zonas límites de cultivo en el extremo occidental de Rioja y con mayor presencia de arcilla en los suelos. En este punto viene bien recordar que “muga” quiere decir “frontera” en euskera. Sale al mercado con siete años como mínimo y lo normal es que el ensamblaje se haga de forma piramidal: empezando por algún pequeño coupage en primavera tras la maloláctica y uniendo parcelas progresivamente hasta llegar al ensamblaje final.
Las variedades tintas secundarias de la región (garnacha, mazuelo y graciano), juegan un papel importante en los tintos de la casa y habitualmente representan en torno al 30 del ensamblaje.
La premiada oferta enoturística de Muga es es especialmente sólida: catas, visita al viñedo y a la bodega, y un exclusivo recorrido en globo sobrevolando la región y seguido de un almuerzo entre viñas.