Una de las cosas que siempre nos han interesado en SWL es conocer la percepción que se tiene del vino español fuera de nuestras fronteras. Por eso, en lugar de preparar nuestra lista de vinos favoritos del año (un clásico del periodismo de vinos cuando se acercan las fechas navideñas), hemos pedido a destacados críticos y catadores extranjeros que nos digan qué vino español les ha sorprendido o impresionado más este año.
La elección era totalmente libre: podían elegir vinos escasos o de gran disponibilidad, buscar en regiones conocidas o fijarse en un pequeño productor que elabora unos pocos cientos de botellas en un área remota. Y lo mismo en cuanto al precio: el abanico cubría todo el espectro entre etiquetas caras y exclusivas o propuestas sencillas y casi de diario.
Agradecemos enormemente a Tim Atkin MW y Sarah Jane Evans MW (Reino Unido), Eric Asimov y Jon Bonné (Estados Unidos), Andrea Frost (Australia) Kenichi Ohashi MW (Japón), James Suckling (Hong Kong) y Patricio Tapia (Chile), que hayan compartido sus corazonadas de este año con SWL. También a Yolanda Ortiz de Arri y a nuestro corresponsal en Estados Unidos, Bill Ward, por recabar las opiniones de muchos de estos expertos.
Se encuentran vinos fascinantes en todos los rincones de España, pero este mes de diciembre estoy centrado en los amontillados y, de hecho, es el tema de mi columna mensual para la Escuela de Cata del New York Times. Los vinos que he seleccionado para probar y comentar con los lectores durante las próximas semanas son un amontillado clásico joven, el Napoleón de Hidalgo-La Gitana, especialmente fresco al proceder de una manzanilla; el mucho más atípico Tío Diego de Valdespino, ya que es uno de los pocos ejemplos que existen de jereces de pago; y Fernando de Castilla Antique, un amontillado muy intenso que ha adquirido una notable complejidad con el envejecimiento. Como la mayoría de los aficionados saben, el jerez es uno de los vinos de mejor relación calidad precio del mundo, a menudo incomprendido y ampliamente subestimado. Parte del reto consiste en aprender cuándo y con qué se puede beber. He tomado amontillado con aves, comida cantonesa y japonesa, risottos de setas y ostras frescas. Pero creo que nada supera a las nueces, el queso curado y el jamón ibérico.
Encuentra Valdespino Tío Diego por 11,95 € en Decántalo o vía Wine Searcher; Fernando de Castilla Antique por 32,40 € la botella de 50 cl. en Lavinia o vía Wine Searcher: e Hidalgo-La Gitana Napoleón por 11,35 € en Vinisssimus o vía Wine Searcher.
Eric Asimov es el crítico de vino del New York Times y autor del libro How to Love Wine; A Memoir and Manifesto.
He bebido muchos grandes vinos españoles en 2017, en especial de Rioja, Ribera del Duero y Ribeira Sacra, así que resulta odioso elegir solo uno, pero ahí va. Probé este excelente jerez al final de una comida con amigos: el director de The World of Fine Wine, Neil Beckett, y mi colega Master of Wine Simon Larkin. Neil es un gran amante del jerez y colecciona botellas únicas como ésta. Como un prestidigitador que sacara un conejo de su chistera, Neil buscó en una bolsa y extrajo este impresionante oloroso para acompañar una tabla de quesos.
Normalmente, prefiero la elegancia y el equilibrio de un amontillado o de un palo cortado a la potencia (y en ocasiones al dulzor) de muchos olorosos, pero éste era totalmente diferente: un jerez muy viejo de la localidad costera de Chiclana, cercana a Cádiz. En efecto, era concentrado y opulento –y mostraba el carácter de un envejecimiento de más de 80 años–, pero también tenía una tremenda precisión, extracto y, envolviendo todo el conjunto, la frescura y el equilibrio que distinguen a los grandes jereces. ¡Bravo al Equipo Navazos por encontrar y embotellar esta joya! Fue un magnífico colofón a una gran cena; un vino de increíble persistencia que me acompañó durante el largo trayecto de vuelta a casa en metro.
Encuentra este vino por 85,55€ la botella de 37,5 cl. en Gourmet Hunters o vía Wine Searcher.
Tim Atkin es un premiado escritor británico y Master of Wine con su propio sitio web www.timatkin.com. Colaborador habitual de numerosas publicaciones, es uno de los Three Wine Men y co-presidente del concurso International Wine Challenge.
Jerez es una elección emotiva pero lejana para casi todos los que no estamos en la élite del vino y entendemos el trabajo y el contexto de jereces excepcionales como los de Equipo Navazos, Valdespino y otros. Aún no hemos convencido al gran público para que comparta nuestra pasión y aunque puede costar todavía más acercar los nuevos vinos sin fortificar de la zona, personalmente apuesto por esta vía. No han sido los interesantes esfuerzos de Navazos en esta línea los que me han llevado a pensar en ello, sino una serie de vinos que probé en una cata en París que me sirvió un joven llamado Alejandro Muchada. Su Palomino 2016, que se presenta bajo la marca Muchada-Léclapart, es fruto de su colaboración con David Léclapart, uno de los pioneros de la biodinámica en Champagne con quien Muchada tuvo la oportunidad de trabajar.
La presencia de un productor de Champagne en Jerez podría resultar sorprendente si no fuera por el afecto preternatural que los franceses sienten hacia esta región andaluza a la que se desplazan con cierta frecuencia para presentar catas y de paso disfrutar del sol. Sea como fuere, Muchada se hizo con unas parcelas de viña vieja en Sanlúcar plantadas principalmente con palomino, y un poco de moscatel en Chipiona que elabora en una pequeña bodega de Sanlúcar. Son vinos sin flor y sin alcohol añadido pero que conservan la ligereza y salinidad que Sanlúcar imprime a la manzanilla, en parte por su envejecimiento en botas viejas de manzanilla y amontillado. Vinos serios de terruño marcados por una albariza que se impone sobre cualquier sensación frutal y con la característica textura pulida que suele ofrecer una variedad de baja acidez como es la palomino cuando se cría en botas viejas. El vino no está aún en botella (y menos aún la muestra de barrica de 2017 que probé), pero tras mucho tiempo buscando indicios estimulantes para el futuro Jerez, creo que ésta es uno de los más prometedoras.
Nota del editor: Se prevé que este vino salga a la venta a finales de la primavera 2018 a un precio todavía por concretar.
Jon Bonné es un escritor estadounidense. Trabaja como editor de la revista Punch y es autor de los libros The New Wine Rules y The New California Wine.
Cuando trabajas en el mundo del vino, es fácil distraerse con las últimas novedades. España está atravesando un momento muy interesante, con nuevas propuestas para descubrir y disfrutar, ya sean variedades recuperadas, subzonas que recobran protagonismo o nuevos productores. Por esta misma razón también es fácil ignorar zonas establecidas y con buena presencia en los mercados como es el caso de Rías Baixas. Esta denominación produce vinos fáciles de beber, consistentes y accesibles para el gran público que se encuentran sin problemas en los lineales de los supermercados de medio mundo y en numerosas cartas de vinos. Visto así no parece el mejor lugar para encontrar agradables sorpresas, pero nada más lejos de la realidad.
Escondida en un garaje cerca de la playa en Sanxexo se encuentra Bodegas Fulcro. Las viñas de Manuel ‘Chicho’ Moldes crecen en suelos de arena granítica con fuerte influencia marina; sus vinos se hacen con la mínima intervención. Finca A Pedreira es uno de sus vinos más especiales por su carácter salino y sedoso. Se elabora con levaduras naturales, no hace la maloláctica y apenas hay intervención del roble. Son cinco meses de contacto con lías con un 10% del vino con paso por madera. ¡Un blanco eléctrico!
Encuentra este vino por 10,00 € en Minimal Wines o vía Wine Searcher.
Sarah Jane Evans es Master of Wine, colaboradora habitual de Decanter y autora del libro de próxima publicación Wines of Rioja and Northern Spain.
Estuve a punto de no tomarlo, pero resultó ser la gran sorpresa de la noche. Fue en agosto y yo estaba recién llegada a Londres de uno de mis viajes “sabático-sensoriales” en los que intento ampliar mi mundo probando más de lo que hay en él. Coincidí en Londres con dos fantásticos profesiones del vino con los que me he encontrado en varias ocasiones en Nueva Zelanda: la Master of Wine y productora Madeleine Stenwreth y la gran leyenda del vino neozelandés Ben Glover.
A lo largo de una cena con varias botellas de vino, reflexionamos sobre lo maravilloso, diverso y sociable que es el mundo del vino y la fantástica manera en la que nos permite conocer y ampliar horizontes. Por supuesto que interrumpimos la charla para reverenciar los vinos que estábamos probando: un champagne que devolvimos porque tenía corcho, un salino y sápido assyrtiko lleno de energía y quizás algún otro, pero para entonces estaba más preocupada por disfrutar que por fijarme en los detalles.
Era tarde; la noche llegaba a su fin, pero poco dispuestos a darla por terminada, pedimos al camarero que nos eligiera una última copa de vino tinto. En los pocos segundos que tardamos en girar la muñeca, agitar la copa y oler el vino, volvimos a estar alerta, atentos y entusiasmados. ¿Qué vino era? La nariz resultaba atractiva y llamativa a la vez: frutos rojos machacados, hierbas medicinales y una leve nota de pimienta blanca y especias. ¿Seríamos capaces de adivinarlo? La boca era igualmente cautivadora, con una jugosidad y una sedosidad que fluían sobre una base crujiente. ¿Nos podríamos acabar la botella?, ¿Tendrían un decantador? El sumiller, tan feliz con su elección como nosotros, nos lo proporcionó. De modo que mientras recogían sillas a nuestro alrededor, limpiaban la cocina y el restaurante se vaciaba de clientes, acabamos el resto de aquel vino emocionante. ¡Fue la gran sorpresa de la cena y nuestro particular signo de admiración de la noche!
Encuentra este vino por 15,40 € en Gourmet Hunters o vía Wine Searcher.
Andrea Frost es una premiada escritora y columnista australiana. Colabora, entre otras publicaciones, para The World of Fine Wine.
El Carralcoba me lo dio a probar este año en Londres mi buen amigo Ben Henshaw de Indigo Wines. Rías Baixas es una de las regiones más populares y buscadas para maridar con marisco, pero personalmente encuentro en muchos vinos de esta zona notas metálicas en la nariz y el paladar que me parecen más adecuadas para combinar con pescados a la brasa ya que la textura del pescado en esta preparación es algo más consistente. En el sashimi, donde la textura es muy suave, la sensación metálica crea una dimensión diferente. Pero este albariño es excelente, vibrante y mineral a la vez. Por supuesto es una opinión muy personal influenciada por mi origen japonés. Pero el vino realmente me encanta.
Debo decir también que soy un gran fan de López de Heredia, la bodega histórica que produce vinos tradicionales de altísima calidad con base de tempranillo y una cierta dimensión rústica, aunque siempre juiciosamente controlada. Me encanta la sabrosidad y amplitud en el centro de boca, fruto de la larga crianza estática en roble que practican en sus viejos calados. Hoy en día es difícil disfrutar de estos estilos tan clásicos por los que siento gran nostalgia. Por supuesto que también aparece el terruño de Rioja y la influencia de su clima fresco en comparación con otras regiones españolas productoras de tempranillo.
Encuentra Carralcoba Albariño 2015 por 26,90 € en El Sumiller o vía Wine Searcher y Viña Tondonia Gran Reserva 1995 por 90,96 € en Bodegas Santa Cecilia o vía Wine Searcher.
Tercera generación al frente de la distribuidora de bebidas Yamajin Co., Ltd., Kenichi Ohashi es el único Master of Wine japonés hasta la fecha, así como Master of Sake y presidente del capítulo de sake en el concurso International Wine Challenge.
Durante mi estancia en Rioja este año caté con mi equipo más de 1.200 vinos españoles entre los que encontré muchas botellas sorprendentes. Es difícil elegir una entre tantas, pero tengo un recuerdo especialmente bueno del blanco Granja Ntra. Señora de Remelluri 2014. Es sin duda uno de los grandes vinos blancos españoles porque refleja el clasicismo de los blancos de Rioja, pero su pureza y precisión le hacen a la vez muy moderno. Me sorprendió encontrar una botella en City Super, mi supermercado de referencia de Hong Kong, y la compré al instante. Un gran blanco lleno de energía que acompañó perfectamente la caballa a la plancha y el arroz con kimchi de la cena de aquella noche. Al día siguiente descubrí que aquella era la última botella que quedaba en la tienda. ¡Fue una pena no haber podido comprar más!
Compra este vino por 49,90 € en Lavinia o vía Wine Searcher.
James Suckling es un crítico norteamericano con más de 30 años de experiencia actualmente afincado en Hong Kong donde se encuentran las oficinas de JamesSucking.com, su compañía editorial y de organización de catas y eventos.
A medida que nos íbamos acercando a Haro, comenzábamos a darnos cuenta de la magnitud del desastre. Cientos de hectáreas quemadas por la helada, como si por allí hubiese pasado el fuego. Fue un tres de mayo de este año, por la mañana, y claro que no fue la mejor de las bienvenidas a Rioja. Pero luego vinieron los vinos y la comida y la gente y eso nos devolvió el alma al cuerpo.
Por fortuna, este año fue de muy buenos vinos españoles. Hay por allí algunas manzanillas pasadas o algunos de Tenerife y, por cierto, más de algún tinto gallego. Pero me quedo con un vino que, de cierta forma, me abrió un camino. Es un rioja, y uno muy sencillo, uno de estilo cosechero que probé con los Muga esa misma mañana de mayo, tras recorrer las viñas arrasadas: Eneas Maceración Carbónica 2016. Yo, al menos, nunca había escuchado hablar de él. Y me voló la cabeza. La fruta radiante, el frescor crujiente; de esos vinos que no puedes para de beber. Y, sí, es verdad que Prado Enea es “más vino”, una catedral de piedra allá en lo más alto de la Rioja Alta, pero este hermano menor, este hermano que los Muga casi no muestran, puede ser una nueva forma de ver Rioja, al menos para el mercado externo. Un nuevo camino, una nueva y refrescante cara riojana.
Encuentra este vino por 10,75 € en El Corte Inglés.
Patricio Tapia es un periodista de vinos chileno, autor de la guía Descorchados y colaborador de Decanter y Wine & Spirits.