
Muchos productores españoles muestran un interés creciente por explorar su patrimonio de variedades locales. Vega Tolosa, una bodega familiar de Casas Ibáñez, en la DO Manchuela, se ha fijado en la uva blanca tardana.
Vega Tolosa cuenta con 200 hectáreas propias cultivadas en ecológico desde hace más de 15 años, la mayor parte de bobal, con presencia importante de cepas viejas. En blancas, sus opciones hasta ahora se habían orientado a macabeo, moscatel y castas internacionales como chardonnay, viognier o sauvignon blanc. También contaban con cantidades muy reducidas de la blanca local albilla.
Aprovecharon la pandemia para reproducir y plantar el material vegetal de tardana y albillo que habían identificado en una de sus parcelas más viejas de 1930. La nueva viña, de 2,5 hectáreas, se encuentra en el paraje de Tamarosa. 2023 es la primera vendimia en la que han elaborado las dos variedades: apenas 1.870 botellas de albilla y algo más (2.564) de la tardana que nos ha parecido particularmente interesante.
La variedad estaba casi desaparecida en Manchuela. Según los últimos datos de superficie de uva de vinificación del Ministerio de Agricultura a julio de 2024, solo quedan 59 hectáreas en Castilla-La Mancha. En la comunidad valenciana, donde se conoce como planta nova, tiene algo más de presencia –677 hectáreas –, la mayor parte concentradas en la DO vecina de Utiel-Requena.
Una de las razones del abandono del cultivo fue la maduración muy tardía a la que alude el propio nombre de la variedad, que la dejaba más expuesta a las inclemencias meteorológicas del otoño. Otra, su bajo grado alcohólico. Estos dos elementos, sin embargo, resultan altamente valorados en el actual contexto de cambio climático.
La tardana es una de esas variedades españolas de carácter más bien neutro, sin grandes desarrollos aromáticos, pero eso también hace que refleje antes las características del entorno en el que se cultiva. La buena acidez, por otro lado, la hace más versátil en la mesa. Su piel dura ha inspirado a algunos productores de la región, como Gratias, a elaborarla como un vino naranja.
El proyecto de recuperación de Vega Tolosa está liderado por la nueva generación, las hermanas Rocío, 25 años y encargada de la elaboración, y Mari Luz Tolosa, 30 años y en tareas de enoturismo. Con mucho trabajo de poda para limitar los rendimientos (se quedan en unos 2.500 kilos/ha.), lo mejor de la tardana, según cuenta Rocío, es que no le afectan los calores del verano. Es la última variedad en vendimiarse, por detrás de la cabernet sauvignon, que hasta ahora marcaba el ciclo más largo en los viñedos familiares, y en 2023 se recogió en la segunda semana de octubre. La albilla, por cierto, tiene un comportamiento opuesto: es muy temprana y se vendimió en agosto.
Vega Tolosa Tardana es un blanco muy limpio, con notas de fruta blanca y ciertos recuerdos de hierbas silvestres y ahumados. La parte más interesante está en el paladar, gracias a su muy buena acidez, carácter sápido y salino, y cierta firmeza pese a que se trata de un vino poco estructurado. Su baja graduación, por debajo de 12% vol., es otro aliciente adicional. Criado seis meses en barricas nuevas de roble francés de 500 litros y seis más en botella antes de su puesta en el mercado, la madera juega un papel muy discreto. Es una elaboración muy meritoria teniendo en cuenta la juventud del viñedo. Y, como todo lo que sale de la bodega, lleva la certificación ecológica.
Con alrededor de un millón de botellas al año de producción, Vega Tolosa mantiene un pequeño porcentaje de graneles (10%) para clientes fijos. El 70% se vende fuera de España, a países de la UE, EE.UU., China o Japón.
11,5% vol.
2.564 botellas
25 €
Puntuación: 91

Amaya Cervera
Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023
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