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La apasionada mirada de Frontonio sobre los blancos de Aragón

La semana pasada, el productor aragonés Fernando Mora MW pasó por Madrid para presentar la añada 2022 de sus vinos de la Sierra de Algairén y de otros parajes montañosos cercanos que comercializa bajo la marca Frontonio. El proyecto, lanzado en la cosecha 2010, ha contribuido a posicionar a Aragón en el mapa de los vinos finos españoles

Con la inquietud que le caracteriza, quiso compartir su proceso vital y la evolución estilística realizada en los últimos tiempos en torno a la idea de “la precisión en el caos”, que comparó con la obra del Bosco El jardín de las delicias. “En el vino hay más variables que en el cuadro y tenemos que aprender a manejarnos y a fluir en este caos”, señaló. También reconoció encontrarse en un proceso de ‘desborgoñización’ que está llevando al equipo a “hacer las cosas que queremos hacer y no las que nos dicen que debemos hacer”.

En los tintos, estas reflexiones se traducen en un perfil de garnachas más austeras y alejadas de toques dulces, con más acento en la estructura del vino que en el centro de boca. Mora evita la golosidad natural de la variedad para ofrecer un sabor más actual y previsiblemente conseguir una mayor capacidad de desarrollo en botella. Esto fue particularmente evidente en Supersónico, su garnacha de mayor altitud, cultivada a más de 1.000 metros en el municipio de Viver de la Sierra, en la Sierra de Vicor, y algo menos en el energético field blend Psicodélico cuyo secreto es un 60% de uva blanca en el ensamblaje. Entre los vinos parcelarios que la bodega considera sus grand crus, el refinamiento y la profundidad de El Jardín de las Iguales sigue representando una cumbre para las garnachas de Aragón.


Blancos con futuro

En esta cata, sin embargo, los blancos nos llamaron poderosamente la atención, tanto por su originalidad como por la calidad de los mejores ejemplos. La bodega cuenta ya con tres referencias en su gama premium, cada una con un perfil distinto, que complementan sus seis tintos. 

La primera es el field blend Elástico (el contrapunto blanco de Psicodélico) que combina macabeo, garnacha blanca, palomino, robal y otras variedades blancas coplantadas en viñedos viejos de más 60 años que cultivan a unos 800 metros de altitud en el municipio de Inogés, en plena Sierra de Vicor. Según Mora, “la clave es el momento de la vendimia, que se realiza con distintos puntos de maduración”. La mezcla funciona a la perfección, con toques cítricos y de fruta de hueso, buena consistencia en boca y un toque energético. Probablemente influye la ausencia de madera (es un vino que fermenta y se cría en hormigón) y la localización de la viña en una zona de maduración tardía que permite vendimiar el 2 de octubre. 

El segundo blanco, La Loma y Los Santos, forma parte de los vinos con consideración de grand cru. Combina dos parcelas, una de garnacha blanca en suelo calcáreo, y otra de macabeo en suelos de pizarra con algo de calcáreo. Conceptualmente, es una evolución del primer blanco más ambicioso de Frontonio, que se apoyaba únicamente en la garnacha blanca. Según explicó Mora, uno de sus mayores aprendizajes en la zona ha sido el redescubrimiento de la macabeo como una variedad súper cualitativa que aquí representa en torno al 60% de la mezcla. En este vino sí hay aporte de madera (se ha criado 12 meses en recipientes usados de 500 y 900 litros) que da una textura ligeramente más cremosa y mayor estructura, aunque se mantiene el carácter cítrico y aparecen notas de hierbas secas que aportan complejidad. Los blancos de la cosecha 2022 se mostraron casi más expresivos que los tintos.

La gran joya de la cata fue El Jardín de las Iguales Blanco 2021, el único vino que no era de la cosecha 2022 y que se benefició de ese tiempo adicional en botella. Con solo 797 botellas en esta añada, es quizás la mejor expresión hasta la fecha de la viña más vieja de este paraje de Alpartir, datada en 1890. Una viña de macabeo que cambio la percepción de lo que esta uva podía hacer en la zona.


El vino es espectacular: complejo, intenso, profundo, con una expresión cítrica más madura, pero también más vibrante y completa. Con precios por encima de los 200 €, es una de esas etiquetas para probar al menos una vez en la vida; y más asequible si se reparte la cuenta entre varios. Lo mejor es que, junto al resto de elaboraciones blancas de la bodega, crea un nuevo listón de calidad para los blancos en Aragón.


Firma

Amaya Cervera

Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023