Lo que sigue es una recopilación de algunas de las novedades más destacadas que hemos probado en las últimas semanas. Empezamos con una lista de blancos y dulces y en una entrega posterior abordaremos los tintos. El elemento común es la ambición y las producciones limitadas. Estamos hablando de vinos parcelarios, selecciones especiales, o nuevas etiquetas premium, que también son sinónimo de precios más elevados. A los productores españoles cada vez les tiembla menos el pulso a la hora de cuantificar el valor de lo que hay dentro de la botella.

Blancos

Carrasviñas Félix Verdejo 2020 Gran Vino de Rueda, Félix Lorenzo Cachazo (Rueda). Ojalá todos los “gran vino” de Rueda, la nueva categoría premium de la denominación castellana, estén a este nivel. Este blanco de verdejo es una edición conmemorativa de los 80 años de Félix Lorenzo, un cariñoso homenaje de sus hijos para el que han elegido viñas prefiloxéricas de proveedores históricos de la bodega cultivadas en suelos arenosos en el municipio de Alcazarén. La fermentación y crianza se ha realizado en un ánfora cerámica italiana de 1.600 litros sin revestir. La elección del recipiente en la que es la primera añada elaborada por Ángela Lorenzo buscaba “desnudar la verdejo” y mostrar el carácter de las viñas. Según la enóloga, el hecho de que el poro fuero bastante pequeño permitió una evolución lenta y aportar buenas dosis elegancia.  

El vino es muy fino y sutil, con notas de fruta blanca, hinojo y hierbas en infusión. En boca destaca la textura y la pureza de sabores (manantial, fruta blanca) bien conducidos por la acidez. Persistente y muy bien elaborado, este perfil de verdejo no tiene nada que ver con el registro aromático de las versiones más comerciales de la variedad. La etiqueta es un guiño a la afición de Félix al juego de la pelota a mano. 

Producción: 2.096 botellas
Precio: 28 €. 
Grado alcohólico: 13% vol.

Kaiaren 2016 Blanco, Bodega K5 (Getariako Txakolina). Desde su fundación en 2005 en Aia (Gipuzkoa) por parte un grupo de cinco amigos entre los que se encuentra el mediático cocinero Karlos Arguiñano, la idea fue siempre elaborar un vino de guarda sin carbónico. De hecho, la actual añada en el mercado de su blanco central K5 (salino, piedra mojada, hidrocarburo, vibrante acidez y conseguida textura) es 2019, un vino que ha ido intensificando el trabajo con lías en acero inoxidable de los seis a ocho meses de las primeras añadas a los 12 meses a partir de la cosecha 2014. 

El Kaiaren 2016 que lanzan ahora (el nombre quiere decir “del puerto”) va un poco más allá. Aprovechan una añada que consideran extraordinaria por su maduración óptima para dejar un depósito con lías añadidas de otros tanques durante cuatro años “como si fuera una botella gigante”, en palabras del asesor enológico Lauren Rosillo. Bajo los cuidados de la enóloga Andrea Vargas y la dirección de Amaia Arguiñano, muy contenta con el primer vino nuevo que sale al mercado desde que se puso al frente de la bodega, sigue a rajatabla la filosofía de la casa: uva propia, uso exclusivo de hondarrabi zuri, no desacidificar, no chaptalizar y trabajar con las levaduras que vienen de la viña. El vino tiene la personalidad de los suelos con dominio de pizarra y la frescura de los 300 metros de altitud a los que se sitúa la viña, pese a encontrarse relativamente cerca de la costa. En nariz tiene toques de cítrico confitado, fruta de hueso, hierbas en infusión. En boca sale toda la parte salina y mineral, con cierta amplitud, jugosidad y gran personalidad.  

Producción: 6.739 botellas
Precio: 37 €. 
Grado alcohólico: 12% vol.

Tormenta 2021 Blanco, Verónica Ortega (Bierzo). Después de decir adiós a su emblemático godello Cal tras la venta de la viña con la que lo elaboraba, Verónica Ortega ha encontrado un perfil similar en este Tormenta. Utiliza una viña que forma parte de la misma veta caliza de la que salía Cal, pero en este caso con más de mezcla de arcilla. La parcela, de algo menos de una hectárea, está situada en San Juan de la Mata, a 650 metros de altitud, y plantada con el clon de grano pequeño que, según la mayoría de elaboradores de la zona, tiene un perfil más cualitativo. La crianza combina barricas usadas de distintos formatos con un ánfora de 800 litros. El resultado en la copa es un blanco vibrante y directo, con notas sápidas y carácter tizoso, levemente afilado, pero quizás sin el estilo cortante de Cal. Debe estar en la lista de los godellos que hay que probar en la zona y que tienen capacidad para desarrollarse en botella.

El diseño de la etiqueta recuerda la sencillez de su antecesora, sin que el nombre como tal aparezca en la etiqueta frontal, sustituido por un pequeño rayo. Los tonos son tan sutiles que mi teléfono enfocó directamente la botella del fondo. Disculpas por la falta de precisión en la imagen.

Producción: 6.100  botellas
Precio: 37,50 €. 
Grado alcohólico: 12% vol.

Baynos 2020 Blanco, Bodegas Mauro (Rioja). Primera añada en el mercado del proyecto de la familia García (Mauro, San Román) en Rioja que no busca grandes cifras (esperan producir unas 20.000 botellas en total), sino acercarse a una región especialmente venerada por ellos. A partir de viñedos propios asentados en Baños de Ebro (Baynos es el equivalente de Baños en latín), se ha elaborado un tinto que salió al mercado antes de Navidades y que reseñamos hace unas semanas y este blanco con 20 meses de crianza en barrica borgoñona de 228 litros que ve ahora la luz. El vino se surte de las cepas de viura coplantadas junto a la tempranillo o ubicadas en las cabezadas de las seis hectáreas de viñas viejas que cultivan en el municipio.

Es una elaboración clásica en madera a la que le vendrá bien el desarrollo en botella para integrar esa parte del roble aún presente en nariz (ahumados, vainilla) y en final de boca. El vino, no obstante, tiene buenos mimbres y destaca por su excelente textura, buena acidez y matices minerales de los clásicos suelos arcillo-calcáreos de Rioja Alavesa. 

Producción: 2.880 botellas
Precio: 79 €. 
Grado alcohólico: 13,5% vol.

Dulces

Valor Olivares Vino Dulce Natural, sin DO. Esta bodega pionera en modernizar el estilo de los vinos dulces en Jumilla buscó ir más allá de las mistelas que se hacían en la zona para en 1996 elaborar un vino de licor con base de monastrell. La receta implica trabajar con uvas sobremaduras que maceran con sus hollejos durante un mes y cuya fermentación se frena con alcohol. El vino, que solo se elabora en las añadas que consiguen las condiciones para ello y termina con unos 200-230 gramos de azúcar residual no ve la madera y sale al año con unos dos años de botella. El nuevo y exclusivo Valor procede de tres viejos toneles de madera que se apartaron de aquella añada inaugural para comprobar la capacidad de envejecimiento del vino y que se han embotellado 25 años después.

A un precio acorde con su envejecimiento (100 € la botella de 50 cl.), el propio nombre insiste en el valor de la espera y del tiempo acumulado como fuente de complejidad y concentración. Hay especias dulces y abundantes notas de frutos secos en nariz (piel de avellana) y toques tostados que te llevan hacia el sur, pero la boca es mucho más amable: sedosa, con excelente textura que hace muy asimilable la concentración de sabores. En el final un punto de chocolate y un recuerdo de fresa ácida que lleva a los orígenes, al inicio.

Producción: 5.000 botellas de 50 cl.
Precio: 100 €. 
Grado alcohólico: 18 % vol.

Pequeñas Producciones Moscatel Rare 2019, Pepe Mendoza Casa Agrícola (Alicante). La gama experimental Pequeñas Producciones de Pepe Mendoza es una fuente de alegría y de esperanza para los vinos mediterráneos porque muestra cómo con una viticultura de calidad, una buena selección de uva y una elaboración cuidada es posible refinar y conseguir altos niveles de expresividad y elegancia. El trabajo que ha hecho hasta la fecha con la moscatel, jugando con las pieles o con el velo para aportar carácter y frescura en vinos secos es excelente. Pero también borda las elaboraciones en dulce donde, en zonas cálidas, suele costar llegar a un buen equilibrio y evitar el exceso de azúcar. 

La gracia de este Moscatel Rare con 70 gramos de azúcar es que se elabora sin adicionar alcohol. El potencial de madurez necesario se trabaja tanto en la  planta como extendiendo los racimos en un cañizo. La bodega, de hecho, cuenta con dos riuraus, construcciones abiertas que servían para proteger de la lluvia y la humedad las uvas que se dejaban para secar. La crianza en una bota vieja de roble francés y otra de amontillado dota al vino de mayor complejidad y riqueza aromática comprometer su esencia mediterránea. La nariz es muy especiada, con recuerdos de mostaza, curry y hierbas secas (manzanilla, hoja de té). En boca destaca la acidez que da un excelente contrapunto al dulzor moderado y realza el carácter aromático imponiéndose en final las notas de lavanda y de cáscara de naranja junto a finos tostados. Una auténtica delicia.

Producción: 1.700 botellas
Precio: 38 € la botella de 37,5 cl.
Grado alcohólico: 14% vol.