Iniciamos una serie de dos artículos de recopilación de etiquetas que nos han parecido interesantes y que marcan o confirman tendencias en sus respectivas zonas. En esta primera parte confluyen blancos, un espumoso y un dulce. Destaca la representación riojana, muy activa últimamente en categorías más allá de los tintos.
Esta bodega nacida como especialista en blancos, y con una parte importante de sus viñas en altitud en la Sierra de Moncalvillo, acaba de presentar su primer espumoso de método tradicional bajo el sello de la DOCa. Rioja. Con base de viura de su zona habitual de cultivo y de la Sonsierra, y garnacha blanca de Clavijo y Maturana de Nalda, las uvas se cultivan entre los 500 y 820 metros, muy por encima de la media de la región. Estas zonas altas fueron de las pocas que se libraron de la gran helada de 2017 y disfrutaron además de mayor gradiente térmico en un verano cálido que llevó a una vendimia adelantada. A los 14 meses de crianza con lías del vino base se añaden 60 meses más en rima. Una curiosidad es que, siguiendo una tendencia muy en boga en Champagne, utilizan alrededor de un 15% de una reserva perpetua, en este caso mezcla de las añadas 2018 y 2017, pero que irán ampliando con el tiempo.
El resultado es un espumoso serio y seco, de burbuja alegre y notas de fruta blanca, hierbas secas y toques de pan tostado. Destaca el fino amargor final y la persistencia. Seguro que la inclusión de maturana blanca, una variedad exclusiva de Rioja, y de garnacha blanca, que no está autorizada en la DO Cava, despertará la curiosidad de los wine lovers.
Variedades: 70% Viura, 15% Garnacha Blanca, 15% Maturana Blanca
Alcohol: 12,5% vol.
Botellas: 2.490
Precio: 34 €
Este blanco es heredero del Ensayo Capital Nº2 que Queirón realizó en la cosecha 2019 dentro de su gama de vinos experimentales. El resultado es todo un hallazgo para una variedad de historia muy reciente (es una mutación de color que se descubrió en 1988) y que, con más de 750 hectáreas, es ya la segunda blanca más plantada de Rioja tras la viura, aunque esté aún lejos de definir su estilo y de marcar su listón más alto de calidad. Con una elaboración muy imaginativa, el vino demuestra que la altitud se lleva muy bien con la variedad. Las uvas proceden de la viña El Aniceto de Quel (Sierra de Yerga, Rioja Oriental), plantada sobre arcillas, arenas y limos a 640 metros de altitud en una zona de maduración lenta que la familia Pérez Cuevas, propietarios también de Bodegas Ontañón, destina a variedades blancas. La fermentación se inicia con los hollejos durante siete días y termina en barricas de roble francés de 500 litros donde un 85% del vino permanecerá aún seis meses más mientras que el 15% restante se cría en ánfora de gres.
Tiene un color dorado intenso con notas de fruta blanca y de hueso, hierbas secas y cierta profundidad. En boca es untuoso, con los tostados de la madera bien integrados y muy buena acidez que aporta jugosidad y persistencia. Se agradece también el grado alcohólico moderado. Excelente presentación con etiqueta llena de contenido que refleja el gran esfuerzo de la marca por aportar valor en Rioja Oriental.
Variedades: 100% Tempranillo Blanco
Alcohol: 12,5% vol.
Botellas: 15.000
Precio: 20 €
Rioja sigue incrementando el número de viñedos singulares y pensando también en blanco para esta categoría de vinos parcelarios. Vivanco ha elegido un paraje muy especial de Briones, La Isla, situado junto al río Ebro, con característicos suelos arenosos y aluviales. Allí se encuentran algunas de las parcelas más viejas del municipio y Vivanco elabora sus viñedos singulares en versión tinta y blanca. La que se utiliza para este vino, que nos ha encandilado por su salinidad, está plantada en pie franco en 1973 y certificada en ecológico. Se ha criado en barricas de 500 litros y depósito y ha permanecido 30 meses en botella antes de salir al mercado.
En nariz tiene el perfil serio de los blancos riojanos, aunque resulta bastante indefinible, con algún recuerdo de almendra cruda y mina de lápiz que deja paso a una fruta con cierta exuberancia. En el paladar manda la textura envolvente, con buena acidez en la entrada, madera bien integrada y al final esa nota sápida y salina que lo hace tan especial y un leve recuerdo de piedra caliente. Una buena aportación al panorama cada vez más diverso y apasionante de los blancos riojanos de calidad.
Variedades: 98% Viura, 2% Malvasía, Garnacha Blanca y Calagraño
Alcohol: 13,5% vol.
Botellas: 1.051
Precio: 55 € con estuche de madera
El creciente interés por los blancos en Rioja está llevando también a recuperar las versiones dulces de antaño. Franco-Españolas, la única bodega histórica que ha mantenido un semidulce de alta disponibilidad en el mercado a través de su popular marca Diamante, ofrece una versión mucho más seleccionada y envejecida en madera en este Graciela que entronca con los históricos “Cepa Sauternes” que ya elaboraba durante el primer tercio del siglo XX. Trabaja para ello con viuras viejas (la media de edad es de 80 años) en las cabezadas de viñedos orientados al norte sobre el suelo aluvial de un antiguo glaciar en el municipio de Sojuela, en las faldas de la Sierra de la Demanda.
La materia prima que utiliza es prácticamente la misma que se destina al Bordón Viña Sole Tête de Cuvée, el blanco seco de crianza rescatado en los últimos años por Franco-Españolas. Dependiendo de cómo entren las pieles en la cosecha (2017 fue muy buena para blancos en viñas de altura), se macera en frío antes de fermentar con los hollejos durante unos días hasta que se para la fermentación para que queden entre 30 y 40 gramos de azúcar residual. El vino envejece luego con sus lías en barricas de roble francés y americano. De color amarillo dorado, tiene bastantes frutos secos y notas clásica de crianza en nariz (casi no parece dulce en aroma), aunque luego salen notas melosas y cítricos confitados. El paladar es cítrico, serio, nada pesado (se agradece la graduación baja), con finas notas amargosas y de frutos secos. Más allá del postre, podría ir muy bien con cocina asiática y platos picantes.
Variedades: Viura
Alcohol: 12% vol.
Botellas: 5.085
Precio: 18 € la botella de 37,5 cl.
La orientación del consumo mundial hacia el blanco sigue haciendo que zonas tradicionales de tintos abran un espacio para la nueva categoría de moda. Ribera del Duero autorizó la elaboración de blancos en 2019 apoyándose en su variedad blanca mayoritaria, la albillo mayor, que había sufrido un importante retroceso en la zona desde la creación de la DO. Según datos de 2022, se cultivan poco más de 410 hectáreas, pero crece el número de bodegas que lanzan propuestas blancas al mercado.
Este Ferratus, que se estrena en la cosecha 2022, es una gran introducción al perfil de la variedad, con una intensidad aromática moderada, pero que responde bien a la crianza, en este caso combinando depósito y madera, y gana en matices (fruta blanca, hierbas, leves ahumados) con la evolución en botella. Lo más interesante es el paladar, con un perfil serio, buen equilibrio con la acidez, y una untuosidad que aporta peso, pero no resulta excesiva.
Variedades: Albillo Mayor
Alcohol: 13,5% vol.
Botellas: 6.542
Precio: 18 €
Elías López Montero continúa su defensa de la airén identificando viñedos viejos de Tomelloso que merecen la pena embotellarse por separado. Así, ha sacado al mercado un nuevo parcelario de la variedad; es el tercero de la saga tras Las Tinadas y La Divina. Madrigal nace de una pequeña loma situada a 720 metros de altitud con suelos profundos de arena sobre roca calcárea. El tratamiento es el mismo que en La Divina. Inicia la fermentación en acero inoxidable y la termina en tinajas tradicionales de la zona sin revestir, donde el vino permanece unos tres meses (en Las Tinadas este paso es más prolongado) y acaba rematando el proceso con una crianza con lías en depósito de acero hasta su embotellado entre mayo y junio de 2022.
Ofrece notas de fruta blanca carnosa y de hierba seca. En boca está muy equilibrado, con buena textura y un punto de grasa que hace el paso muy agradable, con fino amargor final y el deje tizoso que dan sus suelos calizos. Quien aún lo haya hecho, debería darle una oportunidad a esta interpretación de la airén.
Variedades: Airén
Alcohol: 12,5% vol.
Botellas: 6.542
Precio: 18 €
El desarrollo de las gamas altas de las bodegas españolas está siendo especialmente significativo en los últimos años. La experiencia y el trabajo en el campo y la tendencia a vinificar por separado llevan de forma natural a identificar parcelas de personalidad diferenciada, y eso es precisamente lo que ha hecho Lafou, la bodega que la familia Roqueta (Roqueta Origen y Abadal en Pla de Bages) creó en Terra Alta en 2007, con este Ramis. De la finca que poseen en Batea, que incluye un barranco en terrazas y la viña de la parte baja, han elegido una parcela de esta última zona plantada en 1966 con base arcillo-calcárea pero alta presencia de panal, como se conocen los suelos de duna fósil en esta región de la provincia de Tarragona. La elaboración combina distintas vinificaciones y envases de crianza. Hay una parte de maceración y otra de brisado (fermentación con hollejos) y el envejecimiento se hace parte en barrica y parte en acero inoxidable durante unos cinco meses.
Lo más notable es que den al vino un mínimo de 30 meses de crianza en botella antes de su salida al mercado, lo que da una medida de la complejidad y capacidad de envejecimiento de la garnacha blanca, que ofrece notas de fruta blanca y ahumados y leves toques de hidrocarburo sobre un fondo especiado. En boca es muy amplio, con peso, riqueza de matices, buena acidez dentro de su carácter mediterráneo y notable recorrido en boca. Largo final con toques ahumados y hierbas secas.
Variedades: Garnacha Blanca
Alcohol: 13,5% vol.
Botellas: 1.020
Precio: 49 €
Esta bodega de Porrera ha sido una de las grandes defensoras de los vinos de pueblo y paraje con etiquetas emblemáticas en esta región catalana de viñedos abruptos como Porrera o Mas de la Rosa, este último con categoría de viña calificada. Ahora ha reorganizado su gama de vinos y sus presentaciones para adaptarse a la clasificación de la zona y, entre otras cosas, reducir el peso de sus botellas en aras de la sostenibilidad. Su primera aportación al universo blanco de Priroat fue un viognier con algo de mezcla de variedades locales; lanzó después una garnacha blanca con categoría de vi de vila de Porrera y ahora llega Horta-Colomer, un blanco de paraje que se apoya en una variedad minoritaria pero de gran potencial como la cariñena blanca, con notable acidez y a la que le cuesta subir de los 13% vol.
Tiene la particularidad de que fermenta y se cría en tinajas de barro durante tres meses. Pese a su juventud, el vino se muestra ya bastante complejo en nariz, con notas de piel de cítrico, frutas blancas y un incipiente toque de hidrocarburo. En boca sorprende por su pureza, casi cristalina, el carácter salino y la persistencia. Será interesante ver su evolución en botella, aunque habrá que correr porque la producción es diminuta. Pero seguramente veremos más cariñenas blancas de esta y otras zonas de Cataluña (su feudo es Empordà) en los próximos años.
Variedades: Cariñena Blanca y Gris
Alcohol: 13 % vol.
Botellas: 674
Precio: 45 €
La alta demanda de godello ha intensificado las plantaciones y el interés por la variedad en Bierzo, que se paga ya más cara que la mencía. En un espacio relativamente corto de tiempo hemos visto aparecer muchos blancos en el mercado y con un interés creciente por las gamas altas. Es lo que busca Pittacum, la bodega del grupo Terras Gauda en la zona, con La Maragata, un parcelario que procede de un viñedo de Ponferrada ubicado a 720 metros de altitud en suelos pizarrosos en las faldas de los Montes Aquilianos, una zona fría que permite alargar el ciclo de la variedad.
Es una elaboración clásica con fermentación y crianza de 12 meses en barrica y un importante tiempo de crianza en botella antes de su salida al mercado que permite tener ya en la copa un vino rico en matices. El nombre, por cierto, hace referencia al camino de los maragatos, la antigua ruta arriera entre Galicia, Castilla y Madrid que pasa por la finca. Es un blanco vivaz, con la madera bien integrada y recuerdos de hierbas aromáticas. Tiene amplitud en boca sin perder el perfil de godello fresco, con textura elegante y persistencia. Muy recomendable.
Variedades: Godello
Alcohol: 14 % vol.
Botellas: 3.950
Precio: 44 €
Los hermanos Vidal, Alicia y Vidal, que embotellan la mayor parte de sus vinos fuera de la DO Rueda, están entre nuestros productores favoritos de La Seca por su apego al viñedo y que se refleja en una colección de vinos parcelarios de gran singularidad. Este Pagos de Villavendimia que procede del paraje de Comas Altas, con abundante canto en superficie y subsuelo arcilloso, es una rareza porque está elaborado con viura y comienza a criarse bajo velo de flor en tinaja. Según explican los Vidal, el desarrollo del velo discurre en paralelo al ciclo vegetativo de la viña: “Comienza a formarse con la brotación y se mantiene en su máximo esplendor hasta que la viña tira la hoja; en ese momento se hunde y aprovechamos para trasegar de cerámica a madera”. El embotellado es de 2022.
De color dorado, es bastante brioso en nariz, con notas de manzana asada, un punto de frutos secos y el toque biológico de su crianza. En boca es muy seco, con notas acídulas y toques terrosos que persisten. Bastante intenso y algo necesitado de doma, se beneficiará de su desarrollo en botella. Aunque muy diferente a los ejemplos del sur de España, es una curiosidad que entronca directamente con los antiguos vinos pálidos de la zona.
Variedades: Viura
Alcohol: 13,5 % vol.
Botellas: 4.800
Precio: 31 €