Aquí encontraréis etiquetas de precio y estilos diferentes, aunque nos da la sensación de que cada vez hay mayor interés entre los productores por reforzar sus gamas altas. Foto: Abel Valdenebro.
Como habíamos prometido, he aquí una relación de algunos de los nuevos lanzamientos de vinos tintos de precios muy variados de los que más hemos disfrutado en las últimas semanas.
La última novedad de esta bodega, liderada por el enólogo José Mas, es un tinto que intenta reflejar la personalidad de los suelos de pizarra del Priorat desde una propuesta amable y accesible. Para ello mezcla cariñena y garnacha de dos fincas ubicadas en el centro (Mas Alsera en Torroja) y sur (Sant Martí en Bellmunt) de la región. Las variedades fermentan por separado y con parte de raspón en cemento y acero inoxidable, y la crianza se realiza en fudres de roble de Eslavonia y ánforas. Con una extracción muy moderada, la nariz enseña la parte de fruta azul de la cariñena junto a notas ahumadas, mientras que la garnacha redondea y da amabilidad y sabrosidad en el paladar.
Lo mejor: las sensaciones frescas, la fluidez del vino en el paladar y el protagonismo de la fruta y del paisaje. Según Mas, este vino es fruto de las reflexiones de los últimos cinco años que están dando lugar a cambios en la gama y a nuevos proyectos que se irán desvelando en el futuro.
Producción: 25.000 botellas
Precio: 19,80 €.
Grado alcohólico: 14,5% vol.
Probamos este vino en la cata a ciegas que impartió la sumiller argentina Paz Levinson en Madrid Fusión para dar a conocer los proyectos de distintos enólogos argentinos en España. Entre ellos, no hay duda de que Matías Michelini ha sido particularmente activo e inquieto. Ahí están sus colaboraciones con Viña Zorzal en Navarra y la posterior búsqueda en regiones más septentrionales. En Ribeiro (Ourense) se ha asociado con los gallegos Alex González, al frente del viñedo, y Sergio Cortés, en la parte comercial, para construir un proyecto que se traduce en unas 25.000 botellas y que luego se ha extendido a la vecina Ribeira Sacra. La gama distingue entre vinos de pueblo y una colección de parcelarios en la que se inscribe el vino que hemos seleccionado.
Como su propio nombre indica, el viñedo de A’Rocha se caracteriza por la presencia de enormes rocas de carácter granítico. Se apoya en una mezcla de variedades con base de caíño, brancellao y sousón que se vendimian en varias pasadas para buscar la madurez óptima de cada casta. La fermentación y crianza tiene lugar en ánfora. Destaca la buena combinación de la frescura que aporta el raspón y las sensaciones de fruta bien madurada y en sazón. Sabroso, con viva acidez y tensión, resulta muy agradable de beber y destaca por su alcohol moderado.
Producción: 1.200 botellas
Precio: 46 €.
Grado alcohólico: 12,5% vol.
¡Qué sorpresa descubrir este pequeño proyecto centrado en un trabajo bien medido con la prieto picudo! Todo arranca en 2012 en Roales de Campos, uno de los municipios de la provincia de Valladolid que se integran en la DO León, de la mano de Alberto Viejo. Posteriormente se sumaron otros tres socios comprometidos con la recuperación de viñedo en la zona. Los vinos se elaboran en una de las cuevas de Belote, el barrio de bodegas del pueblo, del que toma su nombre el proyecto.
Nos gustó especialmente este Timba que esperamos tenga continuidad dentro de la gama de la bodega y en el que se combina con mucho tino la crianza en barrica (tres meses) y en tinaja (otros tres meses). La prieto picudo se expresa aquí con máxima sabrosidad y frescura, con la fruta muy viva y un punto de energía que invita a seguir bebiendo. Un perfil muy acertado frente a tintos de mayor extracción en los que se suelen perder los matices de la variedad.
Producción: 8.000 botellas
Precio: 14 €.
Grado alcohólico: 13,5% vol.
Ligado a distintos proyectos en la zona del Arlanza de la que es originario y propietario de una distribuidora de vino en Valladolid, Luis Martín es un buen conocedor de esta región. Aunque bastante centrado en el municipio de Covarrubias, donde en la actualidad colabora con Bodegas Valtravieso en el proyecto Viñedos Olvidados, ha seguido explorando el potencial de otras áreas de la DO y este tinto es la mejor prueba de ello.
Lo elabora junto a Ricardo Velasco, enólogo de Valtravieso, bajo su sello de Vinos Sinceros. Las uvas proceden de la parcela Quintero, situada en el municipio de Palenzuela, en el extremo occidental de la DO, dentro de la provincia de Palencia, donde mandan los suelos calizos. Combina aproximadamente un tercio de tempranillo, otro tercio de garnacha y el último tercio de uva blanca con dominio de la variedad alarije. La presencia de uva blanca condiciona la paleta aromática, introduciendo notas frescas, pero quizás lo más interesante es el paladar. Aquí la sabrosidad de la garnacha y la presencia limitada de tempranillo ofrecen una textura más amable, limitando la presencia de tanino y ofreciendo una propuesta fresca, con buena textura y que se bebe muy bien desde ya mismo.
Nos gusta también el diseño terruñista de la etiqueta y su apuesta por ir acotando el paisaje de una DO a la que siempre le ha pesado en exceso el modelo de tintos potentes de la vecina Ribera del Duero. El problema es que aquí, con un clima incluso más frío, el modelo extractivo tiende a realzar la parte más adusta de los taninos.
Producción: 1.300 botellas
Precio: 22 €.
Grado alcohólico: 14% vol.
Aunque muy centrado en su localidad natal de Puente de Domingo Flórez (en el extremo occidental del Bierzo, casi en el límite con Galicia) y en pedanías cercanas como San Pedro de Trones, donde está realizando un excepcional trabajo de recuperación de viñedos, a Nacho Álvarez también le queda tiempo para explorar otros municipios cercanos. Especialmente si, como es el caso de San Juan de Paluezas, encuentra suelos calizos de gran personalidad que además son muy minoritarios en la zona.
Realmente, la primera añada de este Viñedo Saturno fue 2020, pero es en la cosecha 2021 en la que se ha definido su estilo más atlántico y se ha sacado el máximo partido de la frescura característica que aportan sus suelos. El viñedo, datado en 1902, se sitúa a 550 metros de altitud en una ladera con un 35% de inclinación. El vino, que fermenta y se cría en madera durante ocho meses, llama la atención por su carácter especiado y vital, con las características notas de frutillos del bosque de la mencía. Expresivo y de textura refinada en boca, tiene sustancia, pero pasa de manera fluida y elegante. Destacan sus taninos bien tensionados, pero accesibles. Lo mejor: esa frescura sápida que resulta adictiva. ¡Qué fantástico poder acceder a una expresión tan diferenciada dentro del Bierzo!
Producción: 5.000 botellas
Precio: 24 €.
Grado alcohólico: 13% vol.
El último vino español en comercializarse a través de la Place de Bordeaux en marzo pasado lleva la firma de uno de los productores estrella de Rioja: Benjamín Romeo. Es un tinto creado ad hoc para este mercado y que se ha bautizado con el nombre de su hija. Romeo, además, ha entendido que el “alma” de San Vicente de la Sonsierra, el municipio en el que trabaja y donde se alza su bodega, reside en la habilidad para ensamblar distintas parcelas que expresen la gran complejidad de sus suelos y orientaciones. Así, Alma nace del ensamblaje de tres parajes situados a distinta altitud: La Liende, en la zona bajo del municipio cercana al Ebro (alrededor de los 450 metros y terreno aluvial con alta presencia de grava); El Bombón, parte media en torno a los 520 metros y suelos pedregosos poco profundos; y Diasol, una cabezada plantada con tempranillo y garnacha a 620 metros de altitud y exposición norte sobre suelos arcillo-calcáreos. El vino envejeció después en barricas nuevas de roble francés durante 20 meses.
Alma es algo menos estructurado que otros vinos de Romeo, aunque mantiene la firmeza de una elaboración orientada a la guarda y se ha buscado trabajar con acidez y un pH bajo. Notas de fruta roja y negra, mina de lápiz y toques perfumados y mentolados en nariz. Firme, pero con taninos bien envueltos, sensaciones frescas y toques tostados del roble en final de boca. Serio, elegante y con vida por delante.
Producción: 10.000 botellas
Precio: 120 €.
Grado alcohólico: 14,5% vol.
Hongkonesa de padre americano y madre china, Jade Gross tiene una rica trayectoria que le ha llevado de Nueva York a Londres y, tras descubrir su pasión por la cocina, a pasar por distintos restaurantes franceses y españoles de renombre (fue jefa de cocina en Mugaritz) hasta que se enamoró del vino y decidió instalarse en la Sonsierra riojana. Bajo la mirada atenta de Abel Mendoza y Maite Fernández, que han ejercido de mentores, Gross ha ido desarrollando una gama de vinos de corte personal, producción muy reducida y bastante identificables por sus etiquetas de gusto oriental.
La última novedad que ha presentado se llama Harrobia. Se elabora con uvas del viñedo La Cantera de Labastida (harrobi quiere decir cantera en euskera), una parcela en vaso con cepas de 36 años en la zona de San Ginés y situada a 600 metros de altitud. Este 100% tempranillo ha fermentado con un 30% de raspón en depósitos abiertos para pasar posteriormente 11 meses en madera. Se distingue por la tensión y la fruta roja crujiente que se consigue en las zonas altas de Labastida; un tinto sabroso y vivo que mantiene todo el tiempo un toque elegante.
Producción: 950 botellas
Precio: 35 €.
Grado alcohólico: 13% vol.
A Bodegas Bilbaínas le está yendo muy bien buceando en sus orígenes para reencontrarse con las marcas y los productos que construyeron su ADN durante el primer cuarto del siglo XX. Y las 200 hectáreas propias que cultiva en Haro (es el mayor propietario de viña del municipio) constituyen un factor diferencial fundamental. La base de esta nueva etiqueta es precisamente la viña Vicuana, una parcela de poco más de cinco hectáreas cultivadas en suelos franco-arcillosos y arenosos que la firma adquirió en 1918 y en la que originariamente se cultivaban las principales variedades tintas de la región. Las cepas más viejas, de tempranillo y graciano, constituyen la base de este tinto, aunque también se han recuperado 1,7 hectáreas de garnacha para adecuarse a la antigua identidad de la viña.
La combinación de 80% tempranillo y 20% graciano funciona a las mil maravillas en una añada fresca como 2018. La tempranillo, que envejeció en depósitos de hormigón, se expresa en clave de fruta roja, mientras que la graciano, criada durante 20 meses en foudre, deja su impronta en forma de frescas notas herbales y mentoladas. Es un vino muy aromático, no excesivamente estructurado, pero serio y con taninos firmes. Lo mejor: la energía adictiva que desprende. Lo peor: una botella excesivamente pesada para los tiempos que corren.
Producción: 3.130 botellas
Precio: 50 €.
Grado alcohólico: 13,5% vol.
Pese a las reticencias de algunos productores, sigue creciendo el número de vinos con calificación de “viñedo singular”. Uno de los últimos en sumarse a la categoría es Beronia, que ha elegido para ello una parcela de tempranillo de 1,6 hectáreas plantada en 1950 sobre suelos arcillo-calcáreos con canto rodado en Ollauri, el mismo municipio en el que se encuentra la bodega. En elaboración tiene la particularidad de que el vino realiza la maloláctica en hormigón y envejece en un foudre de 3.500 litros durante 11 meses, lo que prueba que la tendencia de los grandes formatos de madera está llegando también a bodegas relativamente clásicas; muy probablemente, se ven también como herramientas más respetuosas que permiten poner el acento en la personalidad de la viña.
Vareia presenta una importante carga frutal (mora, ciruela y otros frutos negros) sobre un fondo mineral y mentolado. En boca destaca la textura envolvente, también con mucho peso de fruta, toques tostados muy leves y un final bastante largo con recuerdos de regaliz.
Producción: 4.000 botellas
Precio: 70 €.
Grado alcohólico: 14,5% vol.
Nuevo vino dentro de la gama en proceso de transformación de la bodega de Vintae en Ribera del Duero. La estrategia consiste en abandonar los indicativos de envejecimiento para apostar por el origen de las uvas al tiempo que se anuncia el lanzamiento para después del verano de dos vinos de pueblo procedentes de Moradillo de Roa (Burgos) y Villálvaro (Soria). Es el resultado lógico de haberse centrado en uvas de dos zonas muy concretas: la provincia de Soria y el páramo aluvial de Moradillo.
De ahí que este nuevo Viñedos de Altura limite su abastecimiento a viñedos de Soria comprendidos entre los municipios de Alcubilla de Avellaneda y Villálvaro, con una altitud media ligeramente superior a los 950 metros. Casi todo es tempranillo, aunque pueden entrar pequeñas partidas de albillo mayor y garnacha entremezcladas en viñedos viejos. En el envejecimiento (12 meses) se han utilizado recipientes de roble de distintos formatos desde 225 a 600 litros.
En el vino dominan las sensaciones frescas (ciruela roja y negra, fondo balsámico), con expresividad y cierta energía. Los taninos son relativamente firmes, pero están bien integrados mostrando una ribera que sigue siendo poderosa, pero que está delimitada y refinada por una acidez que alarga el final de boca. Un tinto de buena relación calidad-precio para explorar esas zonas fronterizas cada vez más deseadas en la región.
Producción: 195.000 botellas
Precio: 13,5 €.
Grado alcohólico: 15% vol.
La firma de Haro La Rioja Alta está firmemente asentada en la Ribera desde los años ochenta gracias a la creación de Áster, un proyecto con viñedo propio y fisonomía de châteaux localizadado en Anguix, municipio de la parte burgalesa de la DO. El conocimiento que el equipo de bodega ha adquirido de sus parcelas en los últimos años le ha llevado al lanzamiento de El Espino que, a diferencia del top Finca El Otero, no procede de una viña específica, sino que busca sacar lo mejor del conjunto para crear un estilo de tinto más fresco y contemporáneo.
Se surte, en concreto, de uvas de las parcelas El Espino, Fuentecojo y El Picón. En elaboración apuestan por la maceración prefermentativa para retener los aromas y una crianza de 12 meses en roble francés con apenas un 20% de barrica nueva.
Es un tinto de perfil serio y elegante con aromas a fruta negra y café, y un fondo mentolado. Evita los excesos de concentración y, en su lugar, apuesta por aportar intensidad apoyándose en una textura envolvente que lo hace accesible y atractivo, pero sin perder la garra que se espera en esta zona de la Ribera.
Producción: 35.000 botellas
Precio: 34 €.
Grado alcohólico: 14,5% vol.
En 2010, Cherubino Valsangiacomo, uno de los grandes grupos del Levante que procesa 85 millones de litros con varios destinos (vermut, mosto, vino a granel, embotellado…) adquirió la cooperativa Viticultores de San Juan en Requena para desarrollar un proyecto de calidad centrado en la bobal. Su etiqueta más icónica es el Bobal de San Juan (200.000 botellas de un tinto criado en hormigón y embotellado al año siguiente de la cosecha) aunque también elaboran un rosado en hormigón y el Clos de San Juan con envejecimiento en madera.
Ahora lanzan un producto de gama alta que se apoya en El Perdío, una parcela de nueve hectáreas con solo siete en producción que abraza un cerro y que permite distinguir entre zona de llano, ladera, cerro y cima, y donde además confluyen suelos de arena y arcilla con una zona más calcárea. De ahí que vendimien por separado e incluso realicen distintas elaboraciones para cada tipo de uva (el llano por ejemplo da uvas más grandes que ayudan a limar concentración en ciertas añadas). Al final, en torno a un 25% de la crianza se realiza en hormigón. El nombre de la viña, por cierto, tiene que ver con el estado de deterioro en el que se encontraba cuando la descubrieron.
Aunque 2020 es la segunda añada, se empieza a definir el perfil del vino (en 2019 se trabajó todo en madera; y en 2021 habrá más peso aún del hormigón). Hay fruta madura y notas terrosas, cierta tensión en el paladar, y sobre todo el punch de frescor asociado a la buena acidez que distingue a la bobal. Ojalá sigamos viendo en el mercado más tintos de terruño elaborado con esta variedad.
Producción: 3.470 botellas
Precio: 19 €.
Grado alcohólico: 14,5% vol.
14,5% vol.
La propuesta en este caso es un dúo, con las dos novedades que acaba de lanzar Sommos Garnacha profundizando en dos tipos de suelos bien diferentes. Las uvas proceden de Orcajo en el caso de Araia, y Murero en el de Tiaso. Estos dos municipios, junto con Daroca, Villafeliche y Manchones, todos ellos en la provincia de Zaragoza, forman parte de la ampliación de la zona de producción que la DO Calatayud aprobó en 2021. Los nombres se han inspirado en el idioma de los antiguos pobladores celtíberos que llamaban tiaso a la piedra con la que techaban sus casas y araia a la tierra de labranza.
La apuesta actual es trabajar viñedos de garnacha en vaso en el entorno de Murero donde se encuentra la bodega; un paisaje que se caracteriza por sus parcelas bastante pequeñas y separadas entre sí. Así, Araia se elabora con cepas plantadas entre 1958 y 1965 a unos 900 metros de altitud y que, debido a los suelos de arcilla, desarrollan más tronco. La crianza se realiza en barricas de roble francés de 600 litros. El vino se expresa con notas de frutos silvestres bien madurados, toques florales (violeta) y un leve fondo ahumado. De extracción moderada, en el paladar mandan los frutos azules, quizás con una punta cálida pero un final de boca interesante.
Tiaso proviene de viñas plantadas entre 1920 y 1970 a 800 metros de altitud sobre pizarra gris. En este caso, la crianza se realiza en ánforas de barro. El vino es menos cubierto, pero más estructurado y con más punch en boca, aunque también hay frescura quizás por el efecto del barro que hace de contrapunto a la mayor madurez que se suele conseguir en suelos de pizarra. Es jugoso y agradable de beber con un recuerdo de grafito en final de boca.
Producción: 4.586 botellas (Araia) y 3.446 Tiaso
Precio: 25 € ambos vinos
Grado alcohólico: 15% vol. ambos vinos
