En España es relativamente fácil encontrar productos típicos locales que maridan bien con los vinos de su misma región: el marisco y el albariño, o el chorizo y los vinos de Rioja. En Estados Unidos, la mayoría de los platos populares no están vinculados a ninguna región en particular; algunos, como la pizza y los perritos calientes ni siquiera son originarios del país. Son productos que no piden necesariamente un vino americano; al contrario, en muchos casos funcionan estupendamente con vinos españoles.
Hemos pedido a tres expertos en restauración —Doug Frost, David Disney y Andy Myers— qué nos sugieran vinos españoles para acompañar algunos de esos platos tan genuinos en Estados Unidos. Y éstas son sus respuestas:
Hamburguesas: “Los bueno de las hamburguesas es que van con todo”, dice Doug Frost, el único Master of Wine (MW) y Master Sommelier (MS) de Estados Unidos. “Tintos, blancos, rosados… Se pueden acompañar con cualquier vino, así que ¿por qué no con un rosado de garnacha de Navarra o un blanco de Rioja con una ligera crianza? Soy consciente de que lo atrevido que suena, pero no hay reglas para las hamburguesas”.
Andy Myers, Master Sommelier y director de vinos de ThinkFoodGroup, el grupo de restaurantes del famoso chef español José Andrés, se decanta por los tintos: “Me encanta la mencía del Bierzo. Fruta roja jugosa, acidez marcada y crujiente mineralidad. Es una combinación que hace la boca agua”.
Perritos calientes: “Hace unos años me pidieron que participara en una campaña de promoción de Rioja posando en una cocina muy famosa de Nueva York con vinos de la zona. Acepté con una condición: que me sacaran otra foto después en la calle, junto al puesto de perritos calientes”, explica Myers. “Un buen perrito con todo su aderezo y un buen crianza de Rioja no deja a nadie indiferente”.
Sloppy Joes: El veterano restaurador de Chicago David Disney, que ha trabajado recientemente en el restaurante español Solero, se inclina “por un buen tempranillo de Navarra” para un sloppy joe, un sandwich hecho con carne picada, cebolla, salsa de tomate y especias. “Un tinto con poca madera. La fruta de este vino va bien con la parte más sabrosa y salada de la carne y las especias”.
BLTs ( Sandwich de bacon/lechuga/tomate): Frost vuelve a ofrecer varias opciones. “Veamos: los sabores tostados y de parrilla necesitan fruta. El bacon necesita algo potente y la lechuga no es muy importante. Creo que un montsant joven o un priorat irían bien, pero también podría valer un vino de Calatayud o de Cariñena o cualquiera de los muchos tintos afrutados que hay en España con notas de cereza, vainilla, notas balsámicas y algo de barrica”.
Queso al horno: La opción depende del tipo de queso, explica Disney. “Si tenemos uno más dulce como un Manchego joven, un tinto de cuerpo medio o potente como un tempranillo de Rioja puede ir bien. Para un estilo Cheddar yo recomendaría un vino con más acidez para contrarrestar el tono más punzante del queso. Quizás un albariño de Rías Baixas o una garnacha blanca”.
Philly Cheesesteak: Para este sandwich de carne y queso derretido “yo me inclino por un Rioja viejo, por ejemplo un Castillo Ygay de los años 70 u 80”, indica Myers. “Los frutos secos, ese punto amargo de fruta, las notas secundarias de cuero y piel de cítricos junto con el eneldo y el toque especiado de la madera sería la pareja perfecta para esa explosión de sabores que es un gran Philly Cheesesteak”.
Pavo con aderezo: Asociado principalmente con la festividad americana de Acción de Gracias, esta combinación pide vinos más ligeros, indica Frost. “Al pavo le va mejor vino con fruta pero sin tanino. Los Riojas viejos no funcionan porque aunque los taninos son suaves, no se nota tanto la fruta. Una posibilidad es una mencía del Bierzo, que tiene fruta y sabor. Si prefieres un vino blanco, por qué no mantenernos en el noroeste español con un godello de Valdeorras? Son vinos con peso y acidez y notas de pera verde y blanca”.
Pollo frito: Disney recomienda las burbujas. “Como cualquier otro delicioso plato que contenga trozos de carne fritos y rebozados, no hay mejor maridaje que un espumoso. Un cava con acidez sería perfecto porque la acidez cortaría la grasa pero mantendría el paladar fresco y limpio y te pediría más. Si no te gustan los espumosos, otra buena opción es un fino seco o una manzanilla”.
Cóctel de gambas: “Me inclinaría por un verdejo de Rueda”, dice Disney. “Es lo sufi-cientemente suave como para que no apague el sabor de las gambas, pero también tiene cuerpo. Además, contrarresta a la perfección la acidez de la salsa del cóctel”.
Croquetas de cangrejo: Esta es más o menos fácil, según Frost. “El albariño puede tener más presencia de fruta o puede ser más mineral y afilado. A mí me gusta la segunda opción, pero siempre teniendo en cuenta la salsa de las croquetas o crabcakes. El carácter ligeramente salino del albariño puede resultar muy divertido con este plato, especialmente si está hecho con cangrejo muy fresco. ¡Yo me apunto a comerlo!”.
Crema de almejas: Disney suele tomar este plato “con algún chardonnay cremoso de California para enfatizar la cremosidad de la crema o clam chowder. Un equivalente español podría ser un viura con notas de frutos secos de Rioja”.
Pizza: Frost no deja lugar para muchas opciones: “Coge una loncha de salchichón o pepperoni con una mano y con la otra una botella de algún tempranillo jugoso y vibrante de Toro. A poder ser, algo caro y decadente y ¡a disfrutar!”
Pastel de carne: En este caso también hay una opción fabulosa, dice Disney. “Un buen monastrell con notas terrosas y de caza pero sin perder la fruta roja puede ser un buen acompañamiento para este plato”.
Nachos: Aquí entran en juego los aderezos, explica Disney. “Si hay predominio de carne, me inclinaría por una garnacha para el cerdo o un tempranillo para la ternera. Ambas variedades son perfectas para realzar el sabor de la carne. Si los nachos tienen más especias, entonces un tinto de Jumilla sería muy adecuado. Dulce y picante siempre es una buena combinación y los taninos del vino ayudan a matizar el sabor del pimiento para que el picante no predomine y se pierdan los sabores especiados. Para nachos con ingredientes más cítricos como la lima, un verdejo es un acompañamiento perfecto”.
Barbacoas: Las hay de muchos estilos. Incluso en Kansas City, el epicentro de la barbacoa y lugar de nacimiento de Frost, hay diversas formas de prepararlas y diferentes vinos para acompañarlas. “El cerdo desmenuzado me gusta acompañarlo de tintos con fruta madura y tanino y cuerpo medio; más o menos vale cualquier tempranillo. “Lo ideal sería un crianza afrutado o un vino joven de Rioja, pero también funcionaría con un estilo similar de Ribera del Duero”, explica Frost.
“Las costillas ahumadas son más difíciles de armonizar; algunas son un poco más dulces mientras que en otras destacan las especias. Estas últimas necesitan vinos más afrutados así que yo empezaría con un montsant o priorat sencillo porque tienen mucha fruta pero el tanino es moderado. Para las costillas dulces, podrías sorprender a los comensales con un fondillón, un tinto de vendimia tardía del sureste de España”.
A Myers le gusta más las barbacoas típicas del sureste de EE.UU., en las que el vinagre está más presente. “Me encantan las barbacoas de Carolina, con toques acidulados, y van muy bien con albariños de estilo refrescante. Me fascina la mezcla salina y ácida del vino y la grasa del cerdo. Para los que prefieran un tinto, un Priorat siempre es una buena elección. Un vino potente, especiado y amplio con una carne jugosa es una combinación deliciosa”.
La verdad es que todas estas combinaciones “transatlánticas” son deliciosas.