Isabel y Pablo son una pareja que se han propuesto recuperar la tradición vitícola de Alcaraz (Albacete), en la zona de influencia de la sierra del mismo nombre y en un lugar de confluencia de Castilla-La Mancha con Andalucía y Levante.
Su pequeño tesoro es una parcela en vaso de una siete hectáreas situada a unos 800 metros de altitud sobre un suelo arcilloso con leve presencia calcárea en algunos puntos. El viñedo, que no había recibido los mejores cuidados cuando se hicieron cargo de él, apenas producía 1.000 kg/ha. Su aventura se inicia en la cosecha 2022 con una primera vinificación de 1.850 botellas que se comercializan en el entorno de los 18 €.
El vino, que no está adscrito a ningún indicativo geográfico, se llama Los Mayos en alusión a los cánticos populares de la sierra y a las fiestas locales, que se celebran en este mes. Lo han concebido cono un field blend cofermentando las distintas variedades presentes en la viña. Domina la bobal, junto con un pequeño porcentaje de la blanca airén y otras variedades minoritarias que aún no han identificado. Es un tinto fresco y mineral, de cuerpo medio, con tanino firme, bien tensionado y prometedor.
El proyecto, bautizado como Descendientes de Elisa Amores, contribuye a poner en el mapa otro de esos paisajes olvidados del vino español, en este caso, con buenas perspectivas de futuro gracias a la altitud y a la buena adaptación de sus variedades locales. Lo descubrimos esta semana en el salón Vinos Off The Record
Firma
Amaya Cervera
Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023
Artículo Anterior
Siguiente Artículo
Esteban Celemín y su flechazo con la albillo real de Toro
