La verdejo es la variedad blanca que se ha impuesto en España en la última década para el consumo cotidiano. La reina de la barra del bar, se identifica con blancos frescos, fáciles y de buen precio. El éxito ha traído una clara estandarización del vino, pero eso no puede hacer olvidar sus buenas aptitudes para elaborar blancos importantes.
Aunque se haya autorizado recientemente en Rioja y sume ya varios miles de hectáreas en Castilla La Mancha, su patria es la denominación de origen Rueda (Castilla y Léon), en la confluencia de las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila. Los viñedos se extienden por las terrazas aluviales formadas por el Duero y sus afluentes en suelos de tipo cascajoso, en ocasiones con abundante canto rodado, arcillosos y también arenosos, estos últimos muy característicos de la zona segoviana donde se ha conservado un cierto patrimonio de cepas prefiloxéricas y en pie franco.
Flanqueada a modo de sándwich por dos famosas regiones de tintos, Ribera del Duero y Toro, comparte con ellas el austero paisaje castellano, los duros inviernos y las beneficiosas diferencias térmicas entre el día y la noche durante la fase de maduración de la uva. La orografía permite la mecanización del viñedo y más del 90% de la vendimia se realiza hoy a máquina. En elaboración los vinos suelen ser muy tecnológicos, apoyados casi siempre en levaduras comerciales (que lo mismo pueden ser neutras que particularmente escandalosas) y con mucho trabajo de frío. Así que ¿dónde mirar cuando queremos ir más allá?
Hemos seleccionado algunas etiquetas que hemos probado en los últimos meses (hay muchas más, por supuesto) que aportan un punto de vista diferente sobre la variedad y que ayudan a contar otras historias de la verdejo.
Malcorta 2014 Blanco, Javier Sanz Viticultor (Rueda). Javier es la cuarta generación de una saga de viticultores que busca diferenciarse frente a la invasión de marcas y grandes grupos en la zona. Se ha traído variedades tintas de Arribes de Duero y Sierra de Salamanca para experimentar con ellas y, en lo que respecta a los blancos, ha recuperado un clon específico de verdejo conocido como “malcorta” por sus dificultades en el cultivo (tenía “mal corte”). Su ciclo vegetativo se alarga durante unos 15 días más y la acidez se prolonga. Lo injertó hace cinco años en un viñedo viejo y elabora este vino específicamente con él desde la cosecha 2013. Sólo hay unas 8.000 botellas, se trabaja con levaduras seleccionadas pero de carácter neutro y fermentación en inoxidable.
La nariz es más delicada (hinojos, fruta blanca, pera, melón) que en los verdejos al uso y en boca es realmente fresco y consistente. En cierto modo ofrece las características que ya conocemos de la variedad, pero expresadas con mayor relieve y con una glicerina y jugosidad en boca que armonizan el conjunto.
Encuentra este vino en Lugar del vino (11,86 €) y Topvinos (14,46 €).
Tinita Viñas Viejas de Verdejo 2013, Soto y Manrique Proyecto de Familia (Rueda). Estamos ahora ante la pequeña iniciativa puesta en marcha por Jesús Soto, un profesional de larga trayectoria comercial en el vino (creó la tienda Pecados Originales de Valladolid, fue fundador de Leda Viñas Viejas y ha trabajado también en Belondrade).
El punto diferencial de este Tinita (que lleva como nombre el apodo de su mujer) es que combina un 75% de verdejo fermentado en acero con un 25% en barrica. De esta forma consigue un efecto de fruta más redondeada y mayor complejidad aromática, con aromas a limón confitado, hierbas secas y en infusión, y leves ahumados. En boca hay suficiente volumen y sabrosidad con un papel muy discreto de la barrica. La evolución en botella, gracias a la estructura extra que aporta la barrica, es buena y permite que la cosecha 2013 se siga bebiendo muy bien.
Encuentra este vino en Enterwine (7,85 €).
José Pariente Cuvée Especial 2013, Bodegas José Pariente (Rueda). Desde 2011 Bodegas José Pariente, una de las referencias de calidad en Rueda, elabora este verdejo fermentado y criado en huevos de cemento que aporta una expresión muy diferente de la variedad. Estos recipientes son especialmente interesante para el trabajo con las lías ya que se crea una especie de corriente circular que les permite estar en movimiento de forma natural: por otro lado permite realizar crianzas relativamente largas sin problemas de oxidación. La bodega destina a este vino uno de sus mejores viñedos en La Seca con cepas de 40 años plantadas en vaso.
En nariz, el vino es más comedido en aromas, pero no exento de complejidad (piel de melocotón, fruta blanca, heno). En boca en sabroso, con volumen y con una mineralidad/salinidad más marcada.
Encuentra este vino en Vinissimus (25,45 €).
Ossian 2010, Ossian Vides y Vinos (VT Castilla y León). La añada en curso de este vino es la 2012, pero traemos aquí la 2010 para reflejar la capacidad de los buenos verdejos para evolucionar en el tiempo (otra prueba es esta vertical de Belondrade y Lurton a la que asistimos el año pasado). El vino procede de viñas muy viejas a menudo prefiloxéricas y/o en pie franco asentadas en suelos arenosos en el entorno de Nieva (Segovia) y fermenta y se cría en barrica. El tiempo en botella en este caso obra a su favor.
Ofrece una nariz compleja y seria que va evolucionando progresivamente en copa a aromas a cítrico confitado, pipa de girasol, ahumados, hierbas secas y toques anisados. En el paladar es potente y glicérico, con marcada salinidad y un final tostado y ahumado. El tipo de blanco que demuestra las altas cotas de calidad que puede alcanzar la variedad. Interesante resaltar también que aunque geográficamente los viñedos entran dentro de los límites de la DO Rueda se comercializa como VT Castilla y Léon. La añada en curso 2012 se encuentra en el entorno de los 21-22 €.
Kilómetro 0 “el origen” 2012, Micro-Biowines (Vino de mesa). El elaborador y co-propietario de Ossian, Ismael Gozalo, tiene su propio proyecto en la zona. Con un trabajo de viticultura orgánica similar al utilizado en la bodega de la que es co-propietario junto a Pago de Carraovejas pero a partir de algunos de sus viñedos familiares más viejos, acomete elaboraciones mucho más extremas y a menudo en clave natural sin adición de sulfuroso. De todas ellas, la más radical, pero también probablemente la más fascinante es su verdejo “naranja” que fermenta durante dos meses en tinajas de barro para criarse luego durante 10-12 meses en madera y posteriormente un periodo similar en depósito. Sólo elabora el equivalente a una barrica, de modo que es toda una rareza.
El vino, efectivamente, es de color naranja. La nariz es una mezcla de especias dulces y exóticas (clavo, canela), hierbas (cilantro, albahaca, romero) y piel de mandarina, con sensaciones vegetales frescas muy características de los vinos que se elaboran con raspón. En boca es muy seco, algo cálido, con una tanicidad que no suele estar presente en los blancos y final a frutos secos. Un vino raro para espíritus aventureros.