Así han vivido los productores españoles los devastadores incendios de este verano

La ola de incendios que ha asolado recientemente extensas áreas del noroeste de España ha tenido especial incidencia en regiones vinícolas de Galicia y Castilla y León.
El icónico productor de Valdeorras Rafael Palacios describe un paisaje arrasado desde la frontera con Bierzo hacia el sur y el oeste. “No he visto un incendio de semejante intensidad en los 21 años que llevo en la comarca”, ha declarado a SWL.
Con varios focos, más de 90.000 hectáreas quemadas y el 18% de la superficie forestal de la provincia arrasada hasta la fecha, Ourense ha sido el epicentro del desastre. El incendio más funesto se desató en Larouco y se propagó hacia Petín, A Rúa, Vilamartín, O Barco y Rubiá en dirección este, por el sur hacia O Bolo y al oeste, donde alcanzó varias parcelas de la parroquia de Albaredos, en Quiroga (Ribeira Sacra), tocando de manera importante a la bodega Alvaredos-Hobbs.
También en Ribeira Sacra, el incendio de Manzaneda se quedó a las puertas de los viñedos de Dominio do Bibei. “Han sido cinco días, pero nos han parecido dos meses”, explicaba su enóloga Paula Fernández.
En el sur de la provincia, en Monterrei, Juan Vázquez, del grupo Martín Códax, cuenta que se vivieron situaciones dramáticas. Una de sus proveedoras perdió toda su uva y sus animales. La foto inferior se tomó en el valle del Jamuz (León).
Valdeorras: en el ojo del huracán
Una de las bodegas más afectadas de Valdeorras ha sido La Perdida. El productor de vinos naturales Nacho González, que trabaja fuera de DO, ha visto arrasadas varias de sus viñas de Seadur, A Rúa y Albaredos. Calcula que ha perdido algo más de 2,5 hectáreas de las seis que cultiva. Entre ellas, algunas de sus uvas más especiales: la parcela de la variedad minoritaria colgadeira, una viña con mezcla de variedades y la merenzao que cultiva en Albaredos. Debido a la sequía, González utilizaba un mulching de unos 20 centímetros de acolchado para proteger el suelo, que ha servido de combustible a las llamas. Confía en la recuperación de las viñas a juzgar por una experiencia menos virulenta que afectó a una de sus parcelas de As Ermidas hace tres años.
Las zonas más dañadas de Valdeorras, según su Consejo Regulador, han sido el eje Seadur-Larouco, A Rúa, Córgomo y Carballeda. Jorge Mazaira, director técnico de la DO, apunta también a plantaciones en zonas altas pegadas al monte. Es el caso de una finca de Godeval de siete hectáreas y rodeada de bosque en Villamartín de Valdeorras. Por suerte, el paraje de Xagoaza, donde se encuentra la bodega y gran parte de sus viñas quedó intacto. “Nos salvamos por los pelos, gracias a los voluntarios y a que el viento mantuvo el fuego en la parte alta. Hicimos guardia durante tres días”, cuenta la gerente de Godeval Soledad Figueroa, devastada por los efectos del incendio. “Ha sido una situación terrible; mucha gente ha perdido su casa y su modo de vida”.
“Las bodegas importantes no se han visto afectadas, pero un fuego tan grande y con tanta altura que asciende ladera arriba se ha llevado por delante muchas parcelas pequeñas”, apuntaba Rafael Palacios. El enólogo Pepe Hidalgo, que asesora a Guitián y O Luar de Sil, remarca el hecho de que las viñas han actuado como cortafuego. “Se han quemado los extremos de las parcelas, hay plantas defoliadas y uvas pasificadas por las altas temperaturas”. En Guitián, donde el fuego pasó por detrás de la finca, estuvieron dos días sin teléfono. Tras inspeccionar los viñedos de O Luar, Hidalgo espera que las lluvias anunciadas esta semana contrarresten los efectos de las altas temperaturas y alivien la sequía que está afectando ya claramente a las parcelas de suelos menos profundos.
En el valle del Bibei el fuego se frenó en Outar de Pregos salvando los viñedos de Santa Cruz y As Ermidas, de donde salen algunos de los vinos más codiciados de la DO: los As Sortes de Palacios y la gama de parcelarios de la Cía. de Vinos Telmo Rodríguez. El socio de Rodríguez, Pablo Eguzkiza, estuvo muy alerta en un año en que habían labrado menos y tenían más hierba de lo habitual en las viñas.
Al otro lado del río, en Dominio do Bibei (DO Ribeira Sacra), Paula Fernández vivió con especial angustia el acoso del fuego. “Hubo un momento en que nos vimos rodeados por el norte, el este y el sur”, recuerda. Los efectivos de la UME frenaron el curso de las llamas antes de que alcanzaran las viñas y el equipo de bodega dedicó los días siguientes a enfriar los puntos calientes. Fernández se siente afortunada de haber contado con tecnología para medir la temperatura en zonas de difícil acceso gracias a que este año habían empezado a hacer pruebas con drones en viña. Paradójicamente, la única parcela que sufrió daños reales pertenece a La Lume, el proyecto de Dominio do Bibei en Ribeiro. Se trata As Regadas (foto inferior), una parcela rodeada de acacias en Carballeda de Avia en la que el fuego alcanzó alguno de sus bancales.
Carballeda y Beade han sido los municipios que más han sufrido en esta DO. Según la colleiteira Xulia Bande, que tiene una viña muy cerca de la línea de fuego, evaluar los daños es muy difícil. Además de las parcelas alcanzadas por las llamas, hay racimos pasificados por el calor desatado por el incendio. “En primavera no llovió suficiente y luego el viento lo secó todo. La sequía de los últimos meses ha favorecido la propagación del fuego”, explica.
Ninguna uva aprovechable para Alvaredo-Hobbs en Ribeira Sacra
La incidencia de los incendios en Ribeira Sacra ha sido muy moderada comparada con Valdeorras o Monterrei. La zona más afectada ha sido el municipio de Quiroga y, en especial, la pequeña parroquia de Albaredos donde se encuentra la bodega Alvaredo-Hobbs, en la que participa como socio el famoso enólogo norteamericano Paul Hobbs.
El fuego llegó el sábado 19 al pueblo desde A Rúa, pero se contuvo con un cortafuego, por lo que solo algunos viñedos de la ladera este que miran a este municipio de Valdeorras sufrieron algún daño perimetral, cuenta Cecilia Fernández, directora y enóloga de la bodega. “Pero el domingo se descontroló un fuego en la parte sur del pueblo; el viento hizo que subiera rápidamente por la ladera oeste, abrasándolo todo. Iba tan rápido, que saltó el pueblo llevándose una casa por delante y bajó por la ladera este dejando las parcelas que se habían salvado el día anterior con el suelo y los bancales negros”.
Las plantas del 70% de las seis hectáreas que cultivan tienen las hojas chamuscadas. Con la experiencia de Hobbs de los incendios de California, la decisión está clara. No habrá vinos de venta comercial en la cosecha 2025. Por la amenaza del gusto de humo (smoke taint), no podrían mantener siquiera el estilo de su godello, de prensado directo pero que fermentan y crían en barrica con abundante lía.
“El paisaje es para echarse a llorar”, dice Cecilia, que no puede ocultar su tristeza tras ver pasar a dos peregrinos del Camino de Santiago caminando entre las cenizas. “Ahora mismo las asociaciones de vecinos tienen claro que hay que replantearse el monte, y que no se pueden tener tan cerca de las casas especies que arden tanto como el pino”.
Monterrei: el viñedo como cortafuegos
En la segunda denominación gallega más afectada, hay historias terribles como las de Josefa Álvarez, una viticultora de la aldea de As Chás que perdió su cosecha de uva, sus animales y hasta sus cuadras. “El fuego llegó hasta la puerta de su casa”, relata Juan Vázquez, director general de Martín Códax. El grupo gallego cuenta con 100 hectáreas en producción en Monterrei, 60 de plantaciones recientes y además se abastece de uva a viticultores de la cooperativa Terras de Cigarrón. Con las uvas de Josefa elaboran O Con de Moura, su godello más alto de gama. Son ocho pequeñas parcelitas rodeadas de pinares, en las que literalmente se coció la uva.
Aunque el Consejo Regulador no quiere aportar ninguna información hasta que se lleve a cabo un recuento detallado de los daños, Vázquez asegura que las zonas más afectadas fueron las pequeñas viñas de zonas altas cercanas a los bosques.
El incendio se inició en Oímbra el 16 de agosto y desde allí fue rodeando el valle desplazándose hacia As Chás y Albarello, donde alcanzó unas cuatro hectáreas de socios de la cooperativa, para continuar hacia Vences y Castrelo do Val. En estas dos últimas localidades Martín Códax tiene unas 60 hectáreas de nuevas plantaciones cerca de zonas forestales que cortaron el fuego (ver imagen inferior) y que se plantaron precisamente con la idea de crear un perímetro de cultivos entre el monte y los núcleos de población. “En Galicia hay un porcentaje elevadísimo de masa forestal. Las fotos de los vuelos americanos de los años 50 muestran que una parte de esta superficie eran huertas y viñas. Tenemos que pensar que la agricultura tiene un papel importante en el mantenimiento del territorio”, explica Vázquez.
En la finca de 100 hectáreas de viña en una sola pieza de Martín Códax en Vilardevós, se habían limpiado los perímetros en previsión del riesgo de incendios. “Hoy está todo quemado alrededor y la viña se ve verde”. Las dos grandes balsas de la finca que recogen agua de la lluvia fueron una ayuda importante para las labores de extinción.
Bierzo y el valle del Jamuz
En Castilla y León, el paisaje calcinado de Las Médulas, las antiguas minas romanas del Bierzo, será, muy probablemente, la imagen más recordada de este verano infernal. El fuego atacó la comarca por varios frentes y se notó la cercanía del incendio de Valdeorras. “Han sido 10 días con un aire irrespirable”, cuenta Carmen Gómez, directora técnica del Consejo Regulador DO Bierzo. Pese a todo y salvo afecciones anecdóticas en el extremo oriental de la región, las llamas no han llegado al viñedo.
“Tras tres años lluviosos que han generado mucha vegetación y malas hierbas, las temperaturas extremas han creado el caldo de cultivo perfecto para los incendios”, señala Gómez.
Más sufrieron en el valle del Jamuz, al sur del Bierzo, una zona que está recuperando la tradición vinícola de la mano de proyectos como Fuentes del Silencio o Bodega El Capricho. “El incendio llegaba desde Zamora por Jiménez del Jamuz, pero cambió el viento y las llamas incendiaron el pueblo de Palacios de Jamuz. Nos ha pillado el valle por arriba y por abajo”, cuenta Marta Ramas, enóloga de Fuentes del Silencio. Por suerte, el fuego no llegó a las zonas más altas de Quintanilla y Flores, donde los viñedos están rodeados de pinares. La viña La Fontanica, en Herreros de Jamuz, ardió completamente. Otras, que hicieron de cortafuegos, han sido parcialmente afectadas por las llamas.
“Ha sido una lección de la importancia de la viticultura y de que las viñas estén limpias”, concluye Ramas, quien aboga por mirar hacia adelante, valorar proyectos de recuperación vitícola que ayuden a mantener el patrimonio de unos pueblos que son la esencia de la región y conseguir que haya gente joven que quiera trabajar el campo y el monte.
Fuego y vendimia
En algunas de las regiones afectadas la vendimia está ya en marcha o comenzará en los próximos días. Valdeorras dio el pistoletazo de salido la semana pasada en una viña de Valdesil, mientras que Godeval arrancó el lunes. Rafel Palacios prevé mantener las fechas de cosecha prevista para mediados de septiembre.
En Dominio do Bibei, Paula Fernández espera una vendimia temprana y tiene previsto empezar a cosechar cepas de godello y albariño esta semana. “Seguramente, tendremos que sacrificar algunas partidas”, anuncia, preocupada también por el desgaste físico de todo el personal.
En Monterrei, José Luis Mateo de Quinta da Muradella, que ha tenido muy poca afectación en sus viñas, se encuentra a la espera de ver cómo evoluciona el viñedo. “La vendimia iba un poco adelantada, el tinto más que el blanco, pero ahora todo está muy desigual. Después de todo este calor, estoy esperando a que bajen las temperaturas nocturnas. La uva ha madurado por las altas temperaturas, pero no tiene sabor”. Mateo también apunta que frente a incendios anteriores, la experiencia de estar una semana bajo las cenizas es algo completamente nuevo.
Sobre los vinos elaborados con viñas afectadas por el fuego planea ahora la sombra del gusto de humo (smoke taint). Esperamos poder publicar más información al respecto en unos días.

Amaya Cervera
Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023
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