Ubicada en Briones, la bodega se funde con el gran complejo del Museo de la Cultura del Vino Vivanco. Está dirigida por Rafael Vivanco, ingeniero agrónomo y formado enológicamente en Burdeos, quien ha transformado completamente el proyecto emprendido por su padre en los años ochenta para convertirlo en un nombre cada vez más digno de ser tenido en cuenta en Rioja.
Con 300 hectáreas en propiedad, sólo se elabora con uvas propias procedentes de viñedos propios desperdigados por toda a denominación, desde la Finca El Cantillo que rodea la bodega y cuyo nombre viene de la gran presencia de canto rodado en sus suelos, pasando por SanVicente, Badarán o Alesón, hasta Villamediana, Agoncillo o Tudelilla en Rioja Baja. En Rioja Alta se buscan tempranillos y viura; en la zona central garnachas, gracianos y mazuelo; y en zonas de gran altitud de Rioja Baja garnachas, gracianos y viuras.
La obsesión de Rafael Vivanco desde su regreso de Burdeos en 2001 ha sido explorar variedades y terruños. Cuenta para ello con instalaciones diseñadas a capricho: tinos de madera para el reserva y los vinos top, cámaras de frío, mesas de selección y la posibilidad de realizar maloláctica en barrica.
La producción anual gira en torno a 1.300.000 botellas, la mayor parte a cargo de su fresco Crianza (unos 8 € en España), muy reconocible como Rioja por sus notas avainilladas; es un monovarietal de tempranillo de la zona de Briones con 16 meses de crianza en roble francés y americano. Del Reserva (13 €), que incorpora un 5% de graciano se elaboran unas 250.000 botellas. También hay un rosado de tempranillo con un 20% de garnacha (6,5 €, 50.000 botellas) y un blanco que incorpora un 20% de tempranillo blanco (uva resultado de una mutación de la tempranilla tinta y que muy pocas bodegas trabajan en Rioja de momento) junto a viura y malvasía (6,5 €, 100.000 botellas).
La llamada gama “Colección” es, sin embargo, la más interesante con sus originales monovarietales de Garnacha (seriedad, concentración, mineralidad), Graciano (un vino para desarrollarse en botella), Mazuelo (consistente, terroso y con carácter) y Maturana Tinta (una uva con futuro en Rioja por su capacidad para aportar sensaciones frescas y revitalizantes), junto al 4 Varietales que une gran parte de estas uvas a la tempranillo para dar un tinto consistente, complejo y bastante diferente dentro de lo que ofrece hoy la denominación. Más reciente es una versión blanca, el 4 varietales Blanco de Guarda que combina de mayor a menor proporción en el ensamblaje garnacha blanca, maturana blanca, tempranillo blanco y viura. Entre todos no suman mucho de 40.000 botellas y los precios se mueven entre los 30 y 44 € en España.
Queda la rareza del Dulce de Invierno (18 € la botella de 37 cl.) que vuelve a repetir la receta del 4 Varietales, pero en versión naturalmente dulce como fruto de una vendimia tardía que aprovecha las brumas del Ebro para desarrollar algo de botritis y cuya maduración en planta suele prolongarse hasta enero. Combina notas terrosas con sensaciones tostadas y de frutos secos, y es realmente una rareza.
Con objeto de alcanzar a un público más joven, en la cosecha 2015 se lanzó La Maldita Garnacha (125.000 botellas, 7 €), un monovarietal de imagen rompedora y mayoría de uva de Tudelilla (Rioja Baja) con tan solo un 10% de vino criado en barrica. En 2016 se han sumado a la gama un rosado (8 €) de prensado directo elaborado con garnachas procedentes de Badarán (Alto Najerilla) y Briones, y una garnacha blanca (8 €) que combina crianza en acero inoxidable y barrica