25 años de Legaris y un futuro de vinos de pueblo
Legaris, la bodega del grupo Raventós Codorníu en Ribera del Duero, ha celebrado su 25 aniversario con una retrospectiva de algunas de sus etiquetas más icónicas de mano de su enólogo y responsable desde 2008, Jorge Bombín.
Su principal aportación para generar diversidad de estilos en Ribera del Duero viene del trabajo realizado con viñedos de altura, primero con el lanzamiento del tinto Páramo de Legaris en 2014 y luego con la gama de vinos de pueblo (unos 35 €) que desde la añada 2015 cuenta con dos localidades fijas: Alcubilla de Avellaneda (Soria) y Moradillo de Roa (Burgos).
Nuestro vino favorito de la jornada fue precisamente la primera añada 2015 de Alcubilla de Avellaneda (es significativo cómo el nombre del pueblo ha ido ganado peso en la etiqueta) con una evolución muy fina (fruta negra fresca con notas perfumadas y herbales), textura sedosa, frescura y buen carácter aromático. Quien tenga una botella en casa podría darle cierto protagonismo en alguna comida navideña.
De Alcubilla también probamos un 2018, fresco, amplio y muy prometedor. Y todo ello sin desmerecer al siempre energético Moradillo de Roa que en la añada 2016 mostró la profundidad de los frutillos negros y el regaliz y una viveza que deja huella.
La sesión se completó con una vertical de Legaris Reserva, que incluyó el primer vino elaborado por la firma en la cosecha 1999 (maduro, especiado y algo marcado por la crianza), así como las añadas 2009 (con la austeridad propia de la Ribera, especias, caja de puros, fruta en licor y final con notas de café y chocolate negro) y la 2019 actualmente en mercado con bastante peso de fruta negra, lleno en boca y tanino firme.
El Reserva (unas 60.000 botellas, 28 €) es un tinto fino pensado para envejecer entre 15 y 20 años. De ahí que no se elabore cuando carece de este potencial; es lo que ocurrió en 2002, 2013, 2007, 2008 y 2018. A lo largo de los años se ha ido centrando más en viñas viejas, casi siempre de la zona de Burgos, en especial Olmedillo y Roa, y se ha ido moderando el peso de madera reduciendo los tiempos de crianza de 18-20 meses a 14-15 meses.
Amaya Cervera
Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023
Albariños con crianza, por la vía de la complejidad
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