Las empresas de importación más importantes del mercado americano están incrementando de manera significativa la presencia de vinos españoles en sus carteras de clientes. Incluso si nuestro país está lejos de ser su especialidad, su selección refleja la evolución general en el tipo de vinos que se demandan hoy en Estados Unidos. En consecuencia, hay un suministro cada vez más completo de etiquetas de numerosos orígenes y estilos.
The Rare Wine Co. (RWC) es un importador de prestigio que trabaja con nombres emblemáticos como Selosse, Philipponnat, Giacomo Conterno, Mascarello o Rostaing, junto a algunos de los productores top de Madeira. Uno de los elementos que le ha dado más fama es su gran colección de vinos y, de hecho, desde 1999 ha tenido la exclusividad sobre dos de las bodegas españolas más importantes: Álvaro Palacios y Dominio de Pingus.
Desde sus comienzos, la compañía se interesó por los vinos de calidad españoles, lo que le ha permitido construir lazos fuertes con España. “Recuerdo un viaje a comienzos de 2001, comenta su director, Blake Murdoch. Visité dos nuevos productores en zonas que desconocía por completo. En Atauta vimos un océano de cepas de tinto fino sin injertar cuyas uvas acababan en la cooperativa local. Un par de días más tarde visité al sobrino de Álvaro, Ricardo Pérez, en el Bierzo. Recuerdo haberme preguntado cuántos otros tesoros escondidos habría aún por descubrir en España”.
En 2014 nació el coloso The Winebow Group como resultado de la fusión de dos grandes de la industria del vino: The Vintner Group y Winebow, ambos fundados en 1980. La nueva compañía presume de tener una red de distribución combinada que suministra casi la mitad del vino que se consume en Estados Unidos. Pese a su tamaño, también se preocupa de buscar productores de calidad y con vinculación directa con el viñedo.
Preguntados sobre las ventajas que pueden aportar los vinos españoles, The Winebow Group señala que España es “el Nuevo Mundo del Viejo Mundo; encontramos consistencia en precios y calidad añada tras añada frente a la mayor variabilidad de cosechas en otros productores tradicionales del Viejo Mundo”. La lista de sus representados españoles más veteranos incluye Juvé y Camps, Monjardín, Ànima Negra o Marqués de Griñón.
Michael Mondavi creó Folio en 2005 convencido de que los mejores vinos del mundo están elaborados y gestionados por bodegas familiares. En 2006 y 2007 comenzó a trabajar con productores españoles como Vall Llach, Fillaboa o Palacios Remondo. Más recientemente ha añadido un peso pesado como es Artadi. En la actualidad, España representa el 30% de su oferta y la compañía sigue buscando vinos españoles, aunque no les vale cualquiera.
Pese a que la empresa es relativamente nueva, la filosofía tradicional de los Mondavi está bien presente. Las preferencias de Michael en lo que atañe a España se centran en las variedades autóctonas. “Los mejores vinos españoles están hechos con uvas locales perfectamente adaptadas a cada región, y su perfil es a la vez único y reconocible”. Para Mondavi, el perfecto Spanish Wine Lover en Estados Unidos es “alguien a quien le gustan los vinos con cuerpo pero elegantes”.
Fran Kysela es uno de los primeros americanos que recibieron el máximo galardón de la British Court of Master Sommeliers en 1989 aunque hasta 1994 no fundó Kysela Pere & Fils en Winchester (Virginia). Durante los últimos 35 años ha trabajado como representante de vinos al por mayor, sumiller, director nacional de ventas y ahora importador de vinos. También se ha servido de la experiencia de Jens Riis, otro americano que ha vivido la mitad de su vida en España y que ha recorrido la Península Ibérica en busca de vinos interesantes y ha dado apoyo logístico sobre el terreno.
En la actualidad, los vinos españoles representan el 15% de las marcas representadas por Kysela, una compañía muy sensible a la sucesión de tendencias en la gama alta del mercado durante los últimos años. “Busco vinos españoles auténticos; limpios, frescos, modernos y equilibrados, pero no internacionales”, explica. Incluso si Fran favorece los vinos técnicamente impecables, cree que la principal fortaleza de las etiquetas españolas reside en su “relación calidad-precio, pasión e historia”.