La bodega más legendaria de España cumplió sus primeros 150 años en 2014. Ubicada en Valbuena de Duero (Valladolid), ocupa una finca de 985 hectáreas a orillas del Duero, 210 de ellas de viñedo y más de 500 de pinares. Hasta hace no tanto (Ribera es una zona sin gran tradición embotelladora que no se constituye como denominación hasta 1982) estaba totalmente aislada en mitad de la fría meseta castellana, un oasis de vino bien alejado de las grandes zonas de calidad españolas (Jerez y Rioja)
Eloy Lecanda funda oficialmente la bodega en 1864 y trae variedades nobles de Burdeos, pero el primer Vega Sicilia del que se tiene noticia es el de la cosecha 1915, con la finca en manos de la familia Herrero. Se elabora aplicando las técnicas bordelesas al igual que un rioja de la época gracias a la figura del enólogo Txomin Garramiola que había llegado a Vega Sicilia de la mano de Cosme Palacio, elaborador de Laguardia que alquiló la bodega del Duero cuando la filoxera atacó Rioja.
La finca estuvo en manos de la empresa de semillas de Prodes y luego de la familia venezolana Neuman hasta su compra en 1982 por parte de los Álvarez, actuales propietarios. Los vinos mantuvieron siempre su personalidad gracias a figuras como Martiniano Renedo, el gerente Jesús Anadón y el enólogo Mariano García, hijo de uno de los trabajadores de la finca, que supervisó la elaboración entre 1968 y 1998.
A los Álvarez les ha tocado actualizar la bodega, ampliar el viñedo, convertir el Único en un auténtico vino de finca, aplicar todas las prácticas de calidad a su alcance y hacer los cambios necesarios para que Vega Sicilia no perdiera su halo mítico en un contexto cada vez más abigarrado y competitivo. Pablo Álvarez reconoce que “no son los vinos de hace 50 años porque ha cambiado el estilo hacia vinos más frescos, con menos tiempo en madera y más en botella, pero siguen teniendo la misma personalidad”.
Hoy la bodega cuenta con una avanzada nave de elaboración provista de 81 depósitos para trabajar independientemente por parcelas, lo que les ha permitido “ganar en precisión”. Hay cámaras de frío, sofisticadas mesas de selección, un sistema pensado para trabajar por gravedad y volcar las uvas directamente en cada depósito y hasta una “cuba ascensor” que lleva el vino a un nivel inferior para realizar el llenado de barricas. Ninguna barrica supera los seis años y las de roble americano se siguen fabricando en la casa, ahora en una nueva tonelería: amplia, mecanizada, efectiva.
El carácter distintivo de los vinos está marcado por sus largos tiempos de crianza en barrica, grandes tinos de madera que cada vez juegan un papel más relevante y botella. Vega Sicilia Único (en el entorno de las 100.000 botellas en una buena añada, unos 450 € en España) es un tinto que sale con 10 años al mercado y que se ha hecho famoso por esa legendaria capacidad de envejecimiento que le permite codearse con los más grandes nombres internacionales. Valbuena (175.000 botellas, 180 €) lo hace con cinco años, lo que equivale a un gran reserva de Rioja. El tinto más escaso de la gama es el Único Reserva Especial (15.000 botellas, 550 €), elaborado a partir de la combinación de tres añadas diferentes, una rara avis capaz de ofrecer una sofisticada y casi decadente complejidad.
Hoy Tempos Vega Sicilia es uno de los grupos vinícolas españoles más saneados y rentables. Está formado por la bodega originaria, situada en Valbuena de Duero; una segunda firma ubicada también en Ribera del Duero, Alión (1991); Pintia en Toro (2001); Oremus en Tokaji (Hungría) y el 50% de Bodegas de Benjamín de Rothschild & Vega Sicilia en Rioja, fruto de una joint venture con una rama de la familia Rothschild. Rías Baixas, en Galicia, es el último lugar en el que se ha fijado el grupo donde producirán dos albariños desde la cosecha 2021 bajo el paraguas de Bodegas y Viñedos Deiva.
Pablo Álvarez suele estar especialmente orgulloso de afirmar que como grupo tienen potencial para llegar a producir 1,2 millones de botellas año con un precio medio de entre 55 y 60 € por botella.
Como cabe esperar, la bodega hace gala de una cierta exclusividad y sólo se puede visitar de forma privada. Nada que no ocurra, por cierto, en un premier cru de Burdeos.