SWL.

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Barbadillo

Luis Eguilaz, 11. 11540 Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)

www.barbadillo.com
Barbadillo

Una de las bodegas más importantes de Sanlúcar de Barrameda, su presencia se deja notar particularmente en el Barrio Alto de la ciudad a orillas del Guadalquivir, donde cuenta con 16 cascos de bodega y las instalaciones principales del grupo. La Arboledilla, construida en 1876, es uno de los más bellos ejemplos de bodegas catedralicias del Marco de Jerez.

La compañía fue fundada en 1821 por Benigno Barbadillo, un burgalés emprendedor que consiguió hacer las Américas en Méjico y que a su regreso a España se instaló en Sanlúcar para dedicarse al mundo del vino. En 1827, cuando apareció la denominación Manzanilla, Benigno llevó a Filadelfia la primera manzanilla embotellada, bajo la marca Divina Pastora.

Desde entonces, la bodega sanluqueña, una de las 10 empresas familiares más antiguas de España, ha crecido hasta convertirse en un grupo vinícola de envergadura que exporta a más de 50 países, posee más de 300 hectáreas en el Marco y capacidad para producir hasta 12 millones de litros en Sanlúcar además de otras dos bodegas en Somontano (Bodega Pirineos, 700 Ha) y en Ribera del Duero (Vega Real, 80 Ha), con los que facturó un total de 33 millones de euros en 2023.

Son los artífices de Castillo de San Diego, uno de uno de los mayores éxitos comerciales del vino español, que ahora se llama Barbadillo Blanco de Albariza. Impulsado por Antonio Pedro “Toto” Barbadillo, este blanco se elaboró por primera vez en 1975 en la planta de vinificación de Gibalgín, con depósitos de acero inoxidable y temperatura controlada, algo novedoso en España en aquellos tiempos. Hoy en día, y a pesar de la creciente competencia, este palomino aromático y afrutado registrado como Vino de la Tierra de Cádiz, sigue siendo tremendamente popular.

Con la séptima generación de la familia al frente del grupo en la actualidad y la enóloga Montse Molina encargándose de las elaboraciones, Barbadillo ha sabido adaptarse a los tiempos y renovar el interés por los vinos de Jerez.

La manzanilla Solear en Rama (botella de 37,5cl, 15 €), la primera que salió al mercado sin filtrar y en cuatro sacas diferentes a lo largo del año, marcó el camino para todos los vinos en rama que han aparecido desde entonces en el Marco. Tal y como se hizo en la primera saca de 1999, se siguen seleccionando 12 botas de las que salen unas 1.500 medias botellas y 100 magnums cada trimestre.

Para contentar el creciente interés hacia este estilo de manzanilla pero sin desvirtuar el vino, Barbadillo lanzó en 2016 Pastora (10.000 botellas, 14 € media botella - 28 € la de 75 cl), una manzanilla pasada en rama que es la evolución natural de la Solear en Rama. Se trata de un vino parecido al anterior, pero con un punto más amplio y potente, con casi nueve años de crianza biológica. Como la versión en rama, se nutre de la solera de Solear, (40,000 botellas, 7,5 €).

La llegada de Armando Guerra como director de Alta Enología a Barbadillo propició que proyectos experimentales de Montse Molina hayan salieran a la luz. Mirabrás, lanzado al mercado en la primavera de 2016 (2.000 botellas, 16 €), es un blanco de palomino fermentado en bota usada con velo de flor pero sin fortificar con el que se recupera una forma de elaborar antigua con asoleo para conseguir un vino profundo que desmonta esa creencia extendida de que la palomino es una uva poco expresiva y neutra.Con esta marca también elabora la manzanilla As de Mirabrás Sumatorio (2.500 botellas, 35 €) con crianza estática y más ligera al provenir de botas del blanco Mirabrás.

Otras manzanillas en la gama son Salicornia en Rama ecológica (15 €), Nave Trinidad (13 €), que es una puerta de entrada a la crianza media, y el duo Arboledilla Levante y Arboledilla Poniente, ambas en rama y con unos cinco años de crianza (26 €, caja de dos).

La gama de blancos de albariza, que comenzó con Barbadillo blanco en la base y siguió con Mirabrás y As de Mirabrás, ha crecido considerablemente hasta alcanzar seis referencias: Alba Balbaína, un blanco sobre lías de Balbaína Alta (64.000 botellas, 12 €), Tamarix, un coupage de palomino y moscatel con pieles y fermentado en tinaja (7.200 botellas, 14,5 €), Sábalo, que mezcla uvas de Balbaína y Burujena y se cría con lías durante cuatro meses (24.000, botellas, 12,6 €), Patinegro, un palomino criado un año en bota de manzanilla (11.000 botellas, 18 €) 

Nude es la “tintilla punk”, como la define Guerra, un vino fresco y sin filtrar, con un estilo que recuerda más a los maceraciones carbónicas de Rioja o Beaujolais que a otras tintillas con más madurez de la zona. Se han elaborado 2.000 botellas y su precio ronda los 15 € en España.

La línea de jereces más tradicional se vende en botellas de 37.5 e incluye el Amontillado Príncipe, que se alimenta de la solera de Solear y tiene una crianza de unos 12 años (14 €), el excelente Palo Cortado Obispo Gascón (28 €), el Oloroso Cuco (14 €) y el pedro ximénez La Cilla (10 €).

Un escalón más arriba en cuanto a calidad está su gama de VORS, provenientes de las soleras más exclusivas, y sus Reliquias, una colección de vinos centenarios destinados al segmento de lujo que pertenecían a la familia. Se presentan con cuentagotas, como Versos 1891, cuyas 100 botellas de la última saca (2016) presentada en Londres se vendieron a un precio de 10.000 €, lo que le convierte en el jerez más caro del mundo.

La bodega de Sanlúcar y su Museo de la Manzanilla están abiertos a las visitas durante todo el año.