Norrel Robertson es “el escocés volante”, un Master of Wine y flying winemaker que en 2003 eligió Calatayud como lugar de residencia para poder atender sus trabajos como enólogo en España y el sur de Francia, y acabó montando su propio proyecto centrado en la garnacha. Considera que en ningún otro país como España existe semejante riqueza y diversidad de garnachas y las de la zona de Aragón en la que trabaja ofrecen un infinito juego de suelos, altitudes y orientaciones.
En elaboración trabaja bastante con cemento y está reduciendo progresivamente la participación de la barrica en la mayoría de sus vinos, defiende el despalillado en la garnacha, las extracciones suaves generalmente con bazuqueos (“queremos color y sabor pero no taninos duros”) y el trabajo con lías.
En la actualidad elabora en Calatayud en torno a 250.000 botellas al año. Su vino de entrada, La Multa (6 €) procede de garnachas en vaso del valle del Ribota situadas entre 700 y 900 metros. Manga del Brujo (10 €), que ofrece un mayor estructura y centro de boca, lleva algo de syrah (15%) criada en barrica, a diferencia de la garnacha que se deja en cemento. El muy jugoso, especiado y aromático (hierbas, manzanilla) Es lo que hay (15 €, unas 15.000 botellas), se elabora con garnachas viejas cultivadas en suelos de pizarra roja y gris y con aporte de cuarcita de los municipios de Alarba y Acered, al sur de Calatayud. Con el mismo origen, El Puño (20 €) sólo se elabora en los mejores años y es una garnacha especialmente jugosa y distintiva, con características nota a achicoria e interesante evolución en botella. Dos dedos de frente (21 €) es una receta del Ródano: todo syrah con un pequeño aporte de viognier.
El Escocés Volante cuenta con 13 hectáreas de viñas viejas de garnacha de entre 45 y 110 años situadas en el entorno del municipio de Villarroya de la Sierra a las que se unen siete hectáreas de nueva plantación y que van camino de conseguir la certificación ecológica. Muchos de estos viñedos están en la base de su nueva línea de vinos de parcela que a menudo sigue bautizando con nombres populares o castizas expresiones españolas.
De Manda Huevos, que hace también alusión a los recipientes de polietileno con forma de huevo en los que se elabora, existe una versión blanca (macabeo de 40-45 años) y otra tinta (dos parcelas de garnacha de 1908 y 1970). En torno a los 18 €, del primero se elaboran unas 3.000 botellas y del segundo en torno a 6.000. En el futuro llegarán Los Narros, de una parcela situada a 900 metros también criada en huevo de polietileno. Todos estos vinos se comercializarán fuera de DO, al igual que En sus Trece, otra garnacha cuya primera añada es la 2013 y en la que mezcla varias parcelas de suelos pizarrosos (unas 10.000 botellas, en torno a 20 €) y el particularmente fragante El Mondongo (19,5 €) que mezcla cuatro parcelas de viñas viejas con algunas variedades entremezcladas con garnacha más una quinta de syrah.
Fuera de Calatayud, Robertson también elabora los blancos de albariño y godello The Cup & Rings en Rías Baixas y Monterrei respectivamente, una versión blanca de La Multa en Rueda, el tinto 3.000 Años en Bullas y anuncia un nuevo proyecto con monastrell y garnacha tintorera de viñas viejas en Valencia. Sus vinos se pueden encontrar en 20 países.