
Juan Francisco Pulido, apodado El Piraña, no sabe cuántas generaciones de viticultores le han precedido en la familia, pero sí tiene constancia de que su abuelo ya acarreaba uvas en Trebujena (Cádiz) con su propio abuelo.
El padre de Pulido falleció en 2011 y él y su mujer, Rosa María García, decidieron dedicarse de lleno a cultivar las ocho hectáreas familiares, pero la complicada situación económica del momento les obligó a realizar algunos ajustes. “Cuando recolectas 100.000 kilos de uva y te pagan a 15 céntimos el kilo, te quedas con cara de tonto”, cuenta Pulido. Redujeron la superficie para quedarse con poco más de cuatro hectáreas, las que podían manejar solos, y empezaron a elaborar mosto, que es como se llama en el sur a los vinos jóvenes.
Trebujena, de hecho, es famosa por sus mostos y ha sido un gran proveedor tradicional de vino para Jerez. Hace 80 años llegó a haber 60 bodegas, pero ahora, aparte de las dos cooperativas, solo embotella vino El Piraña. Juan Francisco cree que la ubicación de la localidad junto a las marismas del Guadalquivir le otorga un microclima intermedio entre Sanlúcar y Jerez. “A pesar de estar en el interior, la influencia de los vientos frescos del mar es muy grande, pero también está expuesta a los vientos cálidos del interior. Ese contraste de aire fresco y cálido hace que las uvas maduren muy bien”, explica por teléfono desde su viña del pago de Alventus desde donde dice divisar las playas de Matalascañas en Huelva.
Después de vender a distintos compradores y de abrir incluso un pequeño establecimiento para vender sus propios mostos, decidieron dar un paso adelante y embotellar sus propios vinos. Les animó haber obtenido varios primeros puestos en los concursos de mostos del Marco y también contar con modelos de productores como Willy Pérez y Ramiro Ibáñez que habían demostrado que existía un mercado para los vinos blancos sin fortificar.
2022 fue la primera añada de Viñedos - Bodega El Piraña. El proyecto, que tiene certificación ecológica, arrancó con cuatro blancos de palomino que se han mantenido en la cosecha 2023: el blanco de entrada de gama Primario, dos vinos de pasto, La Rosa y Alventus, procedentes de sendos pagos de Trebujena, y Tarbissana, un original ancestral con 20 meses de crianza con lías. En 2023 elaboraron 5.000 botellas entre todas las etiquetas, pero en 2024 duplicarán la producción.
Nuestro blanco favorito es La Rosa, un vino de pasto que procede de una viña del pago de Altajara, pero que en la familia de Pulido siempre se conoció como La Rosa. La parcela, de 40 años, está a 80 metros, lo que debe considerarse elevado para la zona, en la parte alta de la ladera, sobre suelos poco profundos que marcan más el carácter calcáreo del suelo. Es un vino serio en nariz, con más toques minerales que frutales, buena estructura en boca, con un buen centro de fruta blanca, perfil fresco y más acidez de la habitual en la zona. Tiene mimbres para tener un buen desarrollo de al menos tres o cuatro años en botella. Con un aporte limitado de flor, es un vino interesante para adentrarse en el perfil de los blancos de albariza del sur por parte de quienes no sean demasiado fans de la crianza biológica. En los vinos de El Piraña las botas se llenan hasta arriba, pero no se rellenan las mermas, de modo que la capa de levaduras que se genera es muy sutil. “El objetivo es buscar el equilibrio, que la flor de un toque de gracia pero que no sea protagonista”, explica Pulido.
100% palomino
11,5% vol.
1.800 botellas
22 €
Puntuación: 92

Amaya Cervera
Periodista especializada en vino con más de 25 años de experiencia. Fundadora de Spanish Wine Lover y Premio Nacional de Gastronomía a la Comunicación Gastronómica 2023
Descubrimientos de txakoli en Gure Ardoak
NEWSLETTER
Únete a nuestro grupo de Spanish wine lovers