Son las tres novedades españolas que han salido este mes a la venta en La Place de Bordeaux, concretamente el 12 de septiembre. Detrás de todas ellas está la mano de Telmo Rodríguez, quien, tras el éxito cosechado con su tinto riojano Yjar, ha ejercido de anfitrión para llevar otros terruños de gran personalidad a este escaparate de vinos finos que cada vez cuenta con más referencias internacionales y que considera “un altavoz brutal para revelar un país”.
Para él, la cooperación es clave. “Desde el Manifiesto Matador y el Encuentro de Viticulturas, ha habido un gran cambio en España en el sentido de que los nuevos viticultores nos ayudamos los unos a los otros. En Burdeos he visto gente con muchas ganas de contar y explicar vinos y les propuse traer talento. Por eso llegar con cuatro vinos increíbles que explican un país a través del talento y revelan esa idea tan bonita del gran viñedo español me parece genial”, ha explicado.
El resultado, según Rodríguez, ha sido muy bueno, con el 80% del cupo vendido ya el mismo día 12. Y eso en un año en el que la sombra de crisis está ralentizando las ventas. “Ahora empieza un momento complicado en el que hay que consolidar y crear un movimiento consistente en las próximas añadas para ganarse la confianza de los compradores y favorecer la subida de precios”, añade.
Los tres nuevos vinos salieron a la venta conjuntamente con Yjar, y a través del mismo grupo de négociants.
Yjar se nutre de un viñedo de 3,8 hectáreas situado en La Granja Ntra. Sra. de Remelluri con cepas en coplantación (acompañan a la tempranillo, garnacha, rojal o graciano), un régimen hídrico muy específico y una alta concentración de carbonatos en el suelo. Se estrenó en La Place en 2021 con la cosecha 2017. La 2019 que llega este año consolida el estilo de un rioja fragante y delicado que, sin embargo, no carece de estructura. Destaca la excelente carga aromática en nariz y en boca, y la amplitud y apertura del vino en el paladar, con taninos refinados y envueltos, y un final largo y evocador con notas de pimienta rosa, frutillos maduros y toques mentolados. Hay siempre un chorro de frescura que aporta una expresividad muy especial. Podría llevarse sin problemas el título del rioja más seductor.
14% vol.
9.0490 botellas.
Precio de salida: 150 euros
El titular que nos hubiera gustado escribir es “Jerez, en la Place de Bordeaux”, pero no sería exacto porque los blancos no encabezados con graduación inferior a 15% vol. no tienen sitio de momento en esta DO (aunque se está buscando la forma de acomodarlos en el reglamento y es cuestión de tiempo que se anuncie la fórmula elegida).
Paradójicamente, cuesta pensar en un mejor embajador de la región que este vino de pasto con la proporción justa de fruta, suelo, flor y hasta un preciso toque tostado de hollejo que hay que relacionar con el breve asoleo al que fueron sometidas las uvas.
Sus autores, el inquieto dúo formado por Willy Pérez y Ramiro Ibáñez, que han encontrado en el proyecto conjunto de De La Riva otra gran herramienta para seguir profundizando en la historia y las posibilidades de los vinos finos del Marco, cuentan que pensaron “en un vino con toda la identidad de Jerez, que representara a la región y se alejara de los vinos globalizados. Algo sutil y elegante, pero salino y con muchas capas: la del vino blanco que llena el centro de boca como es propio del pago de Macharnudo, la sensación calcárea, el toque salino de la crianza biológica. El reto era enfocarse en un consumidor de vino global y clásico”.
San Cayetano procede de 3,35 hectáreas de la viña del mismo nombre en el pago de Macharnudo sobre una albariza de barajuelas. La parcela se caracteriza por su orientación norte y ubicación en una pequeña caída de la ladera que, según Willy y Ramiro, puede representar el estilo más pálido de Macharnudo, pero sin perder la identidad del lugar y de una región clásica como es Jerez. Las diferencias son evidentes respecto al vino de pasto habitual de De La Riva, elaborado con uvas de Macharnudo pero de la viña El Notario y que, con un año más de crianza biológica, resulta más sápido y concentrado, y se acerca más al estilo de un fino.
Jane Anson, la experta en Burdeos que sigue muy de cerca las novedades que llegan a La Place ha escrito que “es uno de los vinos más emocionantes que salen a la venta en septiembre”. Sin duda, el hecho de tratarse de un blanco, y con una personalidad tan acusada, ha hecho que destaque de manera especial. Además de la amplitud y profundidad, los toques salinos y de tiza, hay una interesante acidez cítrica. Pero quizás lo más impresionante es el final de boca y su capacidad para seguir expresándose y aportando matices bastantes segundos después de haberlo tragado.
Willy y Ramiro están particularmente orgullosos de que “un vino de pasto se haya valorado como un gran blanco porque aquí muchas veces se le ve como el hermano pequeño de los vinos de Jerez. Una gran viña puede dar por sí sola un gran vino blanco”, defienden.
13,5% vol.
6.000 botellas.
Precio de salida: 75 euros
Teniendo en cuenta que Galicia está muy identificada con los vinos blancos, la presencia de un tinto en La Place ha debido de resultar tremendamente exótico. Fernando González Riveiro, propietario y alma máter de Algueira, respondió encantado al reto de Telmo Rodríguez de mostrar en este escaparate internacional una zona histórica caracterizada por una viticultura de montaña que da lugar a múltiples orientaciones y altitudes y que además cuenta con variedades propias y suelos de marcada personalidad.
"Jugamos la baza de la modernidad: una cuvée de seis variedades que refleja mis años de trabajo de viticultura y de recuperación de viñedos”, explica González Riveiro, quien considera que está en ese momento mágico en que empieza a ver los resultados de viñas que se van consolidando y que, tras las experiencias de los vinos varietales, dan la suficiente producción como para empezar a hacer ensamblajes. Y ello con el reto añadido de trabajar con castas con ciclos de maduración muy diferentes que no siempre permiten la cofermentación y son sinónimo de vendimias largas y complejas.
El ensamblaje, en cuya definición participaron también Telmo Rodríguez y su socio en la Cía de Vinos Pablo Eguzkiza, incluye un 66% de mencía, 20% de brancellao 6% de souson, 4% de caíño y 4% de tintorera (alicante bouschet). Salvo una cofermentación de mencía con tintorera, las variedades se elaboraron por separado. De hecho, están cultivadas en zonas diferentes de Doade y Abeleda a uno y otro lado del río Sil. Algueira siempre ha favorecido la pizarra frente al granito, y el vino se beneficia de la diversidad que ofrece ésta: gneiss, pizarras con cuarzo, con mucho componente férrico o con más presencia de arcilla. En la elaboración se pisa con los pies, hay cierta presencia de racimos enteros y se envejeció durante 24 meses en barricas francesas y un foudre de 2.000 litros.
Es un vino con un interesante desarrollo en copa, con abundantes toques herbales y de guinda en licor, y un fondo salvaje y oscuro que va evolucionando hacia notas especiadas. En el paladar destaca por la textura refinada, notas de cereza en licor con chocolate, pero conservando siempre los herbales frescos. Con taninos pequeños y granulados y evocaciones de paisaje y tierra húmeda en final de boca. Muy auténtico en su expresión.
14% vol.
6.655 botellas
Precio de salida: 75 euros
Segundo vino de Telmo Rodríguez en La Place, pero adscrito esta vez a la Cía de Vinos que fundó junto a Pablo Eguzkiza. La gran novedad es la entrada en Matallana, que no en la Cía., de una figura de peso en Burdeos como Jean-Guillaume Prats, quien tras liderar Cos d’Estournel, la división de Estates & Wines de LVMH y Domaines Barons de Rothschild-Lafite, lleva casi dos años dedicado a la consultoría y a la gestión de las bodegas de su familia en la región.
Matallana es uno de los proyectos de la Cía. que más tiempo ha tardado en definirse. Tuvieron que pasar más de 15 años desde que arrancó el proyecto en 1998, hasta que en la cosecha 2014 se concretó en un único vino de mezcla de suelos. Las viñas están situadas en cinco pueblos que trazan un imaginario eje transversal que cruza el Duero de norte a sur pasando por Sotillo de la Ribera, Roa, Fuentecén, Fuentemolinos y Pardilla.
Son 22 hectáreas en propiedad, siete de ellas de viñas viejas y otras de reciente plantación, pero concebidas como viñedos antiguos: conducidos en vaso, con selecciones masales de tinto fino y en coplantación con otras variedades como navarro (garnacha), valenciana (bobal), rojal o la blanca albillo. La combinación de suelos incluye arena con un cascajo muy fino, cantos rodados, tierras rojas de arcilla con cuarzo o suelos blancos que recuerdan a una albariza.
La producción apenas alcanza las 20.000 botellas porque descartan bastantes partidas para centrarse en las uvas de más calidad. En la añada 2020 se ve perfectamente que Matallana no es un ribera al uso. Hay menos austeridad, un componente frutal muy marcado y una dimensión aromática notable que alarga considerablemente el final de boca. Se inclina del lado de la fruta azul (mora, arándanos) sobre un fondo con notas florales y de bombón de licor. Destaca por la amplitud, profundidad y textura en boca y un tanino firme pero muy bien envuelto.
14,5% vol.
19.624 botellas
Precio de salida: 75 euros
El resto de vinos españoles que concurren este mes en Burdeos son las nuevas añadas 2020 de Real de Asúa Carromaza (Cvne, Rioja), Tapias de Marqués de Riscal (Rioja) y la 2018 de Vivaltus (Ribera del Duero). Los dos primeros vinos se estrenaron en La Place el año pasado, mientras que Vivaltus está presente desde 2021.
En total son siete las referencias que presenta España en la venta de septiembre tradicionalmente centrada en vinos internacionales y etiquetas francesas de fuera de Burdeos. La representación sigue siendo modesta, en línea con Chile, pero por debajo de Argentina y, sobre todo, muy alejada de las varias decenas de etiquetas que concurren desde Italia. El tinto Alma de Bodega Contador (Rioja) que se estrenó el año pasado en La Place, eligió la venta que se realiza en marzo con presencia dominante de los vinos de Burdeos.