En abril asistimos a la primera cata vertical de Barco del Corneta, el blanco elaborado en La Seca por Beatriz Herranz y Félix Crespo que apostó en su día por un acercamiento menos tecnológico a la variedad verdejo. Se cataron siete añadas, desde la 2022 que se encuentra actualmente en mercado, a la 2013. “Siempre hemos tenido el anhelo de elaborar vinos de guarda. Una de las claves en la elaboración es pensar en el largo plazo”, señalaron sus autores.
El objetivo ha sido siempre interpretar el viñedo de La Seca ubicado en el paraje de Cantarranas que Beatriz Herranz y su madre plantaron en 2008 (Félix Crespo, con experiencia previa en Belondrade, se incorporó al proyecto en 2016). Barco del Corneta es el nombre del pinar que enmarca la plantación. Para conocer con más detalle la génesis del proyecto podéis leer este perfil que publicamos en 2022. Aunque la viña se encuentra dentro de la zona de producción de la DO Rueda, el vino se ha comercializado siempre con el indicativo VT Castilla y León. En la actualidad se elaboran entre 12.000 y 14.000 botellas que se comercializan en el entorno de los 20-22 € en España.
Barco del Corneta es un verdejo con sello ecológico y de vendimia manual que fermenta en barrica y se cría durante unos nueve meses en recipientes de roble francés y austriaco de 300, 500 y 600 litros. Se permite una leve oxidación de algunas partidas en entrada de uva para evitar un perfil de blanco tecnificado. Esta técnica ayuda a determinar el carácter de la añada y la mayor o menor consistencia y fragilidad de los mostos. “En añadas cálidas, se oxidan antes”, señala Crespo.
Tras el ciclo de añadas cálidas de los últimos tiempos, especialmente 2022 y 2023, y teniendo en cuenta que el suyo es un viñedo de secano, han decidido mantener la cubierta vegetal en calles alternas porque creen que se conserva más agua de la que se pierde (“la cubierta mantiene el rocío y hace de mulching”, señalan) y pasar el intercepas por todos los líneos.
En elaboración, aunque siempre han sido muy cuidadosos para mantener el roble en un segundo plano, ahora sienten que la viña está más equilibrada y desde 2020 están utilizando más madera nueva. Si algo ha probado Barco del Corneta en su corta trayectoria es que es posible elaborar un verdejo de alta calidad con viñas jóvenes. Las cepas tienen ahora 16 años y, según Beatriz y Félix, encuentran su equilibrio ideal con rendimientos en el entorno de los 5.000 kilos por hectárea.
A continuación reseñamos nuestras impresiones de los vinos. Se han ordenado de más jóvenes a más viejos, en el mismo orden en que se llevó a cabo la cata. De las añadas más recientes no se cató 2019 porque no cuentan con botellas suficientes. Fue la cosecha más afectada por la pandemia, la producción se redujo notablemente y la mayor parte se vendió fuera de España.
Respecto al tapón, un elemento importante de cara a la evolución del vino, se utilizó corcho natural hasta la cosecha 2018, Diam 5 a partir de 2018 y Diam 10 a partir de 2022. Creen que el cambio ha contribuido a un desarrollo más lento de los vinos desde 2018.
Barco del Corneta 2022. Una cosecha complicada de interpretar por la sucesión de olas de calor que llevaron a las plantas a bloquearse en distintos momentos. Esto dio lugar a una maduración muy irregular que obligó a realizar distintas pasadas por la viña. Sin embargo, el resultado final es sobresaliente. El vino se mostró muy limpio, con toques cítricos, de fruta blanca y de hueso en nariz. En el paladar hay fruta madura, pero el vino tiene excelente estructura y buenos mimbres para desarrollarse. Las sensaciones de piedra seca en final le dan seriedad y personalidad.
Barco del Corneta 2021. En general, es una añada de perfil más fresco, con mayor presencia de lluvias y acidez algo más elevada. El color, de hecho, muestra matices más verdosos que 2022. La nariz es quizás menos intensa y frutal, con mayor peso de las notas de piedra seca. El paladar destaca por su amplitud y buena estructura, manteniendo la mineralidad en final de boca, en una línea casi borgoñona. Será muy interesante seguir su evolución en botella.
Barco del Corneta 2020. La dificultad de la añada en este caso vino por una primavera muy lluviosa que produjo ataques severos de mildiu. La contrapartida positiva en este caso fue que el confinamiento (2020 fue el año de la pandemia) permitió a los viticultores estar muy encima del viñedo. Una de nuestras cosechas favoritas de la cata. Nariz muy fina, con notas florales (flor blanca) además de hierbas secas y aromas cítricos que van ganando peso a medida que el vino se abre en copa. El paladar tiene un relieve especial; la combinación entre la opulencia de la fruta y la seriedad que aporta la parte salina y de piedra seca funciona particularmente bien y le da una dimensión superior.
Barco del Corneta 2018. Fue el primer año que tuvieron que hacer frente al mildiu tras una primavera muy lluviosa y con temperaturas frescas. El verano fue suave pero una ola de calor a finales de agosto y principios de septiembre obligó a adelantar la vendimia y recoger la uva muy rápido. “Aquí descubrimos que el verdor del mosto no salía luego en el vino y que podíamos trabajar con graduaciones más bajas”, explicaba Félix Crespo. De color dorado verdoso, el vino se mostró reducido a principio para ir luego abriéndose a aromas de hierbas secas y de infusión con algunas notas lácticas de madera. La lía esta más presente que en otras añadas, hay algo más de concentración en el paladar, pero se mantiene muy bien el final de boca entre mineral y salino.
Barco del Corneta 2017. La cosecha estuvo marcada por una helada generalizada a finales de abril y un verano bastante cálido. Es la primera vendimia de Félix Crespo en la casa, que traería una filosofía de maduraciones más moderadas. En la comparativa, no obstante, la añada deja su impronta, con mayor presencia de notas fruta de hueso y un carácter en general más cálido. Fue uno de los vinos más abiertos de la cata y quizás el más opulento.
Barco del Corneta 2014. En esta cosecha de libro y de las más equilibradas que se recuerdan en la historia de la marca aparecen ya los elementos que definen el estilo del vino, en especial el toque tizoso y de piedra seca y la salinidad final. La fruta aquí ya es bastante residual y en su lugar dominan las notas de hidrocarburo que aportan cierta complejidad y ese punto de reducción que gusta a tantos aficionados.
Barco del Corneta 2013. La primera vinificación de Barco de Corneta se realizó en 2010 casi de manera experimental y en añadas sucesivas la producción fue muy limitada. De 3.000 botellas producidas en 2012 se saltan a 9.000 en esta añada 2013, la primera vinificada en una nave de Medina del Campo donde Beatriz considera que arranca realmente el proyecto. El vino, sin embargo, se mostró evolucionado y con notas claras oxidación en nariz, aunque la acidez mantenía aún el paladar. El gran mérito es que aquí la viña tenía apenas cinco años.