Un viaje por Rioja, Bierzo, Ribera del Duero y otras regiones vinícolas de Castilla y León y Cataluña. Foto: A.C.
Tras la recopilación de blancos que publicamos la semana pasada, llega el momento de los tintos y de algún rosado. Os proponemos un viaje por Rioja, Bierzo, Ribera del Duero y otras regiones vinícolas de Castilla y León y Cataluña.
La mayoría de los vinos que hemos seleccionado de nuestras catas de los últimos meses los elaboran productores con cierta trayectoria, pero que siguen aportando nuevos matices a sus gamas y redefiniendo sus etiquetas para dar más peso al terruño o incorporar variedades con un mejor comportamiento en un contexto de cambio climático. El mundo del vino está en constante movimiento.
Abadía Retuerta ha recuperado esta marca que se elaboró entre 1996 y 2005 y que tantos fans tuvo en su día, para convertirla en su tinto de cambio climático. Si antaño ya se planteaba como un vino de ensamblaje de tempranillo y cabernet (fue un 50/50 en la cosecha 1996 y un 80/20 en la 2004), ahora el abanico se ha abierto notablemente para introducir las variedades que mejor han respondido entre la veintena larga de cepas que llevan estudiando desde 2001 en esta extensa finca vallisoletana situada a orillas del Duero.
Tras unos inicios tímidos en las añadas 2017 y 2018 con producciones de poco más de 1.000 botellas, la cosecha 2019 ha servido como presentación oficial del nuevo Palomar. Con la tempranillo limitada a un 52%, el resto del ensamblaje está compuesto por garnacha, graciano y un pequeño porcentaje de malbec. El objetivo es conseguir el contrapunto necesario de acidez y equilibrar el pH para no tener que retocar el vino. En este sentido, puede cambiar la elección y proporción de cada variedad en función de las características de la añada (en 2021, por ejemplo, habrá presencia de syrah y merlot). La disponibilidad, por otro lado, irá aumentando hasta alcanzar las 42.000 botellas en las cosechas 2020 y 2021. También se ha buscado un envejecimiento más largo respecto a otros vinos de la bodega, 24 meses en roble francés, para favorecer la capacidad de guarda.
Lo más interesante del vino es que marca una tensión diferente en boca respecto a lo habitual en los tintos del Duero y algo más de persistencia, como si emulara una finura más riojana, aunque con su propia expresión. Manda la fruta roja en y las notas de hierbas secas (manzanilla) sobre un fondo láctico. Hay además un toque herbal muy refrescante en boca que invita a seguir bebiendo.
Variedades: 52% Tempranillo, 26% Garnacha, 20% Graciano, 2% Malbec
Alcohol: 15% vol.
Botellas: 15.000
Precio: 55 €
A finales del año pasado, la familia Fernández Rivera presentó de forma conjunta tres grandes reservas 2018 de sus bodegas de Ribera del Duero: Alenza por Condado de Haza, y Milenium y Janus por Pesquera. Si Milenium ha buscado tradicionalmente reflejar el máximo potencial de la tempranillo, Janus se ha limitado a las añadas excepcionales.
La elección de la cosecha 2018 no es casual, ya que marca el inicio de un periodo de cambio tras el fallecimiento de Alejandro Fernández que incluye la consideración sobre lo que es una gran añada en la Ribera del Duero. Si antaño las cosechas cálidas aportaban las condiciones más favorables en una región de clima extremo, en el actual contexto de calentamiento global, los años frescos como 2018 se consideran más adecuados para la producción de tintos de guarda. Así, para Rodrigo Pons, director técnico del grupo, 2018 es frío, pero no problemático y con un ciclo vegetativo largo que favorece una buena madurez y aporta mucha fruta, intensidad aromática y volumen y acidez a la vez.
La impresión general es que los tres tintos salen muy enteros y necesitados de botella para acercarse a las experiencias que ofrecían los grandes reservas de Pesquera en las décadas de los ochenta y noventa. Nuestro favorito fue Janus por su frescura extra, profundidad y persistencia. No se había elaborado desde la muy cálida cosecha 2003. El primero se hizo en 1982, la mitad de la uva pisada en el lagar antiguo, la otra mitad despalillada. Hoy, el único vino de la casa que fermenta con raspón es Alenza.
Las uvas de Janus 2018 proceden de la parcela La Rendeja, en la salida de Pesquera hacia Piñel de Abajo, una zona fresca y con un poco de pendiente a unos 800 metros de altitud sobre un suelo blanco calizo con presencia de piedra, arcilla y limo. Se vendimió el 15 de octubre y se crío 28 meses en roble americano. Los antiguos Janus también salían al mercado al cabo de cinco años, pero con más tiempo de barrica y menos de botella. Más que un vino para probar en 2024, sería para comprar y guardar, siempre y cuando se cuente con presupuesto suficiente para ello.
Variedades: 100% Tempranillo
Botellas: 7.400
Precio: 295 €
Hace ya un tiempo que Beatriz Herranz y Félix Crespo empezaron a explorar otras regiones más allá de su foco habitual de trabajo en La Seca y otros municipios de la zona de Rueda. Primero presentaron un tinto de la zona de Arribes, Prapetisco, y a finales de 2022, en colaboración con una pareja de viticultores de Cigales (aunque todo lo elaboran en su bodega de La Seca y se vende como VT Castilla y León), un interesante clarete que mezcla uva tinta y blanca. Ahora llega un tinto de esta última región que da una visión fresca y bastante menos estructurada de la tempranillo, a lo que contribuye la presencia de pequeños porcentajes de otras variedades, incluidas uvas blancas, y una añada de perfil no demasiado cálido.
Trabajan con viñedos de Cubillas de Santa Marta y Trigueros del Valle sobre suelos de cascajo a una altitud media de 800 metros. Las uvas se despalillan y el vino se cría 15 meses en barricas usadas de 500 y 600 litros. En nariz destaca la fruta negra y notas de regaliz sobre un fondo balsámico. En el paladar se siente fresco y jugoso; uno de esos vinos que hacen salivar.
Variedades: Tempranillo con algo de garnacha, bobal y uvas blancas
Alcohol: 13,5% vol.
Botellas: 1.243
Precio: 25 €
Tras Mauro (Castilla y León), San Román (Toro) y Garmón (Ribera del Duero), la familia García no ha dejado de idear pequeños proyectos con los que divertirse. No hace tanto hablamos de Banyos, la bodega de Baños de Ebro en Rioja donde elaboran un blanco y un tinto con el apoyo local del productor de origen francés y propietario de Exopto Tom Puyaubert. Ahora presentan un tinto en Bierzo, una zona que conocen desde que en los años noventa Mariano García ayudaba en Luna Beberide. Con la familia Luna tuvieron una larga colaboración que abandonaron en 2014 y de la que salió una mencía de fuerte personalidad como Paixar. Durante los últimos años la familia ha estado elaborando un godello con uvas del Bierzo bajo la marca Mauro que vinifican en su bodega de Tudela de Duero.
La idea ahora es asentarse con bodega propia en Bierzo. Siguiendo el modelo de Rioja, han buscado la ayuda del productor local Gregory Pérez. Compañero de estudios de Eduardo García en Francia, Pérez pasó por Mauro y por Luna Beberide antes de crear Mengoba en Bierzo, bodega en la que los García han entrado también como accionistas.
Este primer Valeyo está a la altura de las expectativas que genera el apellido García. Tras una leve reducción inicial, se va abriendo a notas de frutillos silvestres, con toda la personalidad especiada y herbal de la mencía. Aunque la estructura es muy comedida tiene garra y todos los ingredientes necesarios para desarrollarse bien en botella: buena acidez, un tanino firme, frescura a raudales y un largo final con recuerdos de pimienta blanca y negra. El vino se ha elaborado con un viñedo de tres hectáreas situado a 650 metros de altitud en Valtuille de Arriba sobre suelos de formación aluvial y textura franco-arcillo-arenosa.
Variedades: 95% Mencía, 5% Godello
Alcohol: 13% vol.
Botellas: 11.866
Precio: 38 €
La bodega de Haro propiedad del grupo Zamora Company que en 2024 celebra su centenario ha dedicado gran parte de la última década a explorar la Rioja Oriental. Aunque buena conocedora de las garnachas de Tudelilla, que mezclaba al 50% con tempranillos de Rioja Alta para elaborar el fresco y expresivo Viñedos de Altura, la compra en 2014 de una extensa finca de 90 hectáreas en las faldas del Monte Yerga ha aportado una visión más profunda del extremo oriental de la DOCa. y de su variedad estrella. También fue la fuente de inspiración para crear el rosado de gama alta Lalomba y utilizar esta marca para desarrollar una colección de vinos parcelarios.
Ahora, llega una garnacha bajo el sello de Edición Limitada, que tan bien les ha funcionado durante tantos años para su tinto de tempranillo. Bajo un eslogan que reivindica “Las primeras vides de Rioja en ver salir el sol -a diario-” se utilizan uvas de Yerga, Grávalos y Arnedo. El vino está marcado por sus aromas de fruta sazonada y toques herbales frescos. En boca es especiado, jugoso, aromático y con textura fluida. Hay notas de regaliz y violeta y un toque mineral terroso en final. La garnacha sigue ganando presencia en Rioja.
Variedades: 100% Garnacha
Alcohol: 14,5% vol.
Botellas: 40.000
Precio: 17 €
En Luis Cañas siempre se ha dado gran importancia al viñedo viejo y últimamente lo está estudiando en profundidad con resultados sorprendentes como el hallazgo de varias plantas de benedicto, progenitor de la tempranillo junto a la albillo mayor. De ahí el entusiasmo de la bodega con la categoría de viñedo singular que le permite mostrar algunas de estas joyas vitícolas. Tras El Palacio, Camino Élez y el estupendo Ribagaitas, llega ahora Poyotos.
El vino procede de una parcela de 1,18 hectáreas plantada en 1920 en el municipio de Laguardia a unos 580 metros de altitud. Es una pequeña cima de difícil acceso y suelos franco-arcillosos sobre un bloque de margas a 40 centímetros de profundidad. Hay muchas faltas, lo que determina unas producciones muy bajas, y una curiosa mezcla de variedades con alta presencia de uvas blancas y garnacha acompañando la tempranillo. Cuando pedí la composición varietal no me mandaron porcentajes sino el número de cepas de cada variedad que componen el viñedo, incluidas 11 por el momento desconocidas.
La presentación sigue la línea de botellas pesadas de la gama de viñedos singulares que chirría un poco con la sutilidad del vino que contiene. Un tinto complejo con viveza de fruta roja, armonioso y con delicadas notas florales (violeta). En el paladar gana intensidad sin perder frescura. Está bien construido, con equilibrio, riqueza de matices y un final con recuerdos de tiza. La receta, sin duda, está en la viña; ahí radica la magia de los field blends. El alcohol también está perfectamente integrado; nadie diría que tiene 15% vol.
Variedades: 70% Tempranillo, 13% Viura, 8% Garnacha, además Malvasía, Graciano, Calagraño, Bobal y otras desconocidas.
Alcohol: 15% vol.
Botellas: 1.615
Precio: 63 €
Cuando en 2015 escribimos sobre el cambio de estilo que se estaba produciendo en Priorat hacia vinos más refinados y la experiencia de los productores de la zona con los vi de vila tras su aprobación en 2009, Valentí Llagostera de Mas Doix, opinaba que ese paso debería haberse producido más tarde. Lo cierto es que este productor ha esperado hasta ahora para lanzar su primer Vi de Vila de Poboleda, el municipio en el que se ubica la bodega y la veintena de hectáreas que tienen en propiedad.
Hay un punto de inflexión en 2019 con la nueva bodega que les permite introducir depósitos de hormigón (el material que se utilizaba antiguamente en las bodegas y cooperativas de la zona) y realizar sus primeras experiencias de fermentación y crianza en este material. Consideran que clarifica bien los vinos, preserva la fruta y la acidez y permite trabajar bien los taninos. Tras tres años de prueba presentan una garnacha con fermentación parcial en hormigón y acero inoxidable y crianza de entre cuatro y seis meses en huevos de hormigón. Las uvas proceden de dos parajes diferentes. En La Salanca, que se vendimia antes, buscan suavidad y elegancia, mientras que Barranc de la Morera está en una zona más fresca y tardía que aporta tensión y concentración.
Es un tinto profundo, con mucha potencia de fruta azul, muy joven aún. De cuerpo medio en boca, vivaz, alegre y redondo, con abundantes notas de hierbas mediterráneas y recuerdos de piel de naranja en clave de frescor. Buen equilibrio y con vida por delante.
Variedades: Garnacha
Alcohol: 15% vol.
Botellas: 1.800
Precio: 60 €
Familia Torres sigue lanzando al mercado nuevas cápsulas del proyecto de recuperación de variedades ancestrales que pusieron en marcha hace 40 años. Frente a las muestras experimentales que empezamos a probar hace unos años, los vinos ahora están más definidos, apoyados en viñedos orientados a la producción comercial y plantados en lugares donde han demostrado una mejor adaptación. El sitio elegido para la gonfaus es Purgatori, en Costers del Segre, una finca de suelos arcillosos y de clima extremo con grandes oscilaciones térmicas y sequía acusada en verano. De hecho, como cuenta el director técnico del grupo, Josep Sabarich, es habitual que se produzca una concentración natural de azúcar y acidez por deshidratación en la última fase de maduración.
Algunas curiosidades: frente a una mayoría de variedades hermafroditas, la gonfaus es femenina, lo que obliga a tener en cuenta la co-plantación para favorecer la polinización. Está relacionada genéticamente con otras cepas recuperadas por la familia como la pirene y la querol (parece que es la madre de esta última), variedades catalanas minoritarias como trobat, pero también con graciano.
El vino tiene un intenso color violáceo y profundos aromas a violeta, arándanos y regaliz sobre un fondo de matorral. En boca no es demasiado estructurado, con muy buena acidez (que es una de las características más buscadas para hacer frente al cambio climático), tensión y un tanino ligeramente terroso pero bien envuelto. También hay una buena dimensión aromática en el paladar y el alcohol está bien integrado.
Variedades: Gonfaus
Alcohol: 14,5% vol.
Botellas: 1.118
Precio: 47 €
La bodega del grupo Terra Selecta Viñas del Cénit se hizo un nombre con sus tempranillos poderosos de viñas muy viejas que emulaban el estilo de otros tintos del Duero. Pero la llegada del enólogo José Manuel Beneitez ha permitido ahondar en la mezcla de variedades de muchas de sus parcelas más antiguas y recuperar las viejas fórmulas de elaboración conjunta en co-fermentación, lo que en el mundillo del vino se conoce internacionalmente como field blend y que, sin duda, es una tendencia al alza.
De los tres vinos que componen la nueva gama de field blends de Viñas del Cénit, nuestro favorito es este clarete Tradición que combina tempranillo, garnacha y variedades blancas como godello, palomino y dona blanca. Los racimos enteros se pisan durante cinco días hasta que arranca la fermentación. Entonces se prensa y el vino termina de fermentar en barricas usadas donde realiza una crianza de seis meses. Se utilizan viñas de entre 80 y 100 años cultivadas en suelos arcillosos a unos 800 metros de altitud.
Con un color que se acerca casi más a los tintos, es un vino directo y sincero, con toques de guinda y notas terrosas en nariz y un paladar especialmente auténtico que empieza con notas de frambuesa, para dar paso a sensaciones untuosas de las variedades blancas y recuperar las notas terrosas que le conectan con el terruño y se mantienen en un largo final. Un ejemplo de autenticidad frente a perfección.
Variedades: Tempranillo, Garnacha, Doña Blanca, Godello, Palomino
Alcohol: 14,5% vol.
Botellas: 3.000
Precio: 15 €
Una de las últimas novedades del grupo Vintae en su bodega de Rioja, la gama Classica engloba grandes reservas de edición limitada que solo se elaboran en añadas especialmente destacadas para la casa. Suelen ser partidas con envejecimientos muy superiores a la norma y cubren las tres tipologías de blanco, rosado y tinto. Por su rareza, el rosado, que se elabora con viuras y garnachas viejas de terrazas arcillosas del Alto Najerilla criadas durante cuatro años en barrica y se presentó por primera vez en la añada 2009, es de los más buscados y recomendables.
De momento las etiquetas del rosado se han ilustrado solo con mujeres. Si la primera fue la soprano riojana Lucrecia Arana (1871-1927), que empezó su vida laboral compatibilizando un trabajo en la sucursal madrileña de López de Heredia con sus clases de canto, ahora le toca el turno a Ramona Norberta de Albiz y Ruiz del Castillo. Nacida en 1768 y descendiente de propietarios vitícolas de Labastida, en 1797 invirtió en construir una bodega para vinificar al estilo de Burdeos y hasta llegó a utilizar sus propios arrieros para vender libremente su vino adelantándose más de medio siglo a la libertad de comercio que traería el XIX.
De color asalmonado, este Classica se caracteriza por una nariz clásica, con notas frescas de almendra tostada y toques especiados que harían pensar en un blanco si no fuera por un destello de fruta roja ácida. Notable recorrido y persistencia en boca, con un uso muy inteligente de la madera y maravillosa sapidez en final de boca.
Variedades: Garnacha y Viura
Alcohol: 13 % vol.
Botellas: 1.118
Precio: 51 €
