Proyecto tremendamente ambicioso fundado en 1987 por los empresarios amantes del vino Mario Rotllan y Carmen Daurella, cuyo nombre surge de la combinación de las primeras letras de sus apellidos. Mario y Carmen tuvieron además la osadía de asentarse en el legendario Barrio de la Estación de Haro, junto a algunas de las bodegas más antiguas y célebres de Rioja. No hay duda de que pasar de los calados mohosos y llenos de telarañas de la vecina López de Heredia a las vanguardistas instalaciones de Roda, ampliadas en 2021 con una nueva sala de tinas de elaboración, es lo más parecido a viajar en el tiempo.
Aunque de corte moderno, los tintos de Roda son bastantes respetuosos con las tradiciones de la zona. Se elaboran a partir de una gran número de parcelas repartidas por toda la denominación (la bodega gestiona unas 160 hectáreas, la mitad de ellas en propiedad, fundamentalmente de tempranillo, pero también de graciano y garnacha); salen al mercado como reservas y la fermentación se realiza en tinos de madera.
El estilo de Roda I (44 €) se basa en el carácter de fruta negra, mientras que Roda (24 €) o Roda II como se conocía hasta la cosecha 2001) busca la fruta roja y una mayor frescura. El supermoderno y potente Cirsion (165 €) explora la combinación de potencia y textura sedosa a partir de una muy selectiva vendimia de racimos que realizan la polimerización de los taninos en la propia planta (y no solamente durante la crianza en barrica). El descubrimiento de este “factor Cirsion” es parte de un proyecto de I&D que ha llevado a la recuperación de 550 biotipos de tempranillo en viñedos muy viejos y a la creación de un banco de germoplasma. En la cosecha 2008 Roda lanzó el más asequible Sela (unos 15 € en España), elaborado a partir de sus viñedos más jóvenes y en 2019 presentó su primer blanco (60 €), elaborado con uvas blancas -viura, garnacha blanca y malvasía- de las cabezadas de sus parcelas con el que se busca volumen y frescura. Tiene una maceración corta con sus pieles y se cría 18 meses en tinas de madera, bocoyes de 500 l nuevos y usados antes de su afinamiento en botella durante 18 meses.
El departamento de I&D de la bodega está inmerso en varios proyectos para luchar contra el cambio climático. Además de la selección de material vegetal para conseguir vinos más frescos, la bodega compró en 2019 una parcela de 10 hectáreas en Cellorigo, una zona fría en los Obarenes, la parte más noroccidental de la denominación. En ella ha plantado tempranillo de su selección con un diseño Keyline que busca retener y distribuir el agua de lluvia de forma uniforme por todo el terreno. La parcela es la más grande de Europa con este diseño popular en Australia. Se cultiva en ecológico, como el resto de viñedos de Roda.
Teniendo en cuenta que el objetivo de la bodega ha sido siempre el de elaborar vinos capaces de envejecer, no es extraño que Roda celebrara su 25 aniversario con una gira mundial de catas verticales. Ni que a los visitantes que reciben en Haro se les anime a adquirir viejas añadas y a disfrutarlas en el lugar más encantador de todos: un balcón con vistas al Ebro situado al final del calado del siglo XIX sobre el que se edificó la bodega. Otras propuestas de enoturismo que van más allá de la mera visita a la bodega, incluyen disfrutar de un agradable bar de vinos con entrada independiente o acceder a las exposiciones fotográficas que se integran dentro del ciclo “Maridajes”.
