A pesar de producir vinos de talla mundial, España apenas representa una minúscula fracción de las ventas de vinos finos que siguen dominadas por regiones clásicas francesas como Burdeos, Borgoña y, cada vez más, Champagne. "De los 13 millones de libras de activos que gestionamos, menos de 100.000 libras corresponden a vino español", señala Patrick McConnell, director general del broker de inversión en vinos finos Vin-X con sede en Londres.
Sin embargo, el número de vinos españoles presentes en 2023 en el índice Liv-Ex, el ranking que clasifica los vinos por su precio medio de mercado, creció un 40% con respecto al año anterior.
En 2023 salió a la venta a través de La Place de Bordeaux la tercera añada de Yjar, el tinto que Telmo Rodríguez elabora en Rioja específicamente para este mercado de vinos finos. Para Charlie Foley, especialista en vinos de la famosa casa de subastas londinense Christie’s, “Telmo Rodríguez es el rey del vino fino de Rioja; todo lo que hace se convierte en tendencia”.
Foley está muy al tanto de los vinos españoles. En 2022 subastó varios lotes de Les Manyes y Les Tosses, los dos parcelarios top de la bodega de Priorat Terroir al Limit. Sin embargo, este tipo de ventas siguen siendo una excepción.
“Normalmente, Vega Sicilia Único y Valbuena son los únicos vinos españoles que aparecen en subastas. Tondonia puede estar ocasionalmente, pero nunca en el mismo rango de precio. En los últimos años, los vinos de Álvaro Palacios han alcanzado unos precios interesantes para entrar en subastas. En cuanto a Castillo de Ygay, es un vino que gusta mucho y tiene una etiqueta preciosa y difícil de olvidar. Pero en general, los aficionados con bodega que compran vino español se lo beben”.
Busca al final del artículo las recomendaciones de la Master of Wine española Almudena Alberca, embajadora de la firma de inversión Oeno con sede en Londres y una nueva oficina en España.
Pingus, Vega Sicilia y Aalto son tres bodegas incondicionales. “Son vinos longevos y siguen estando muy bien al cabo de 15 o 20 años,” señala Foley, quien considera que algunos de los estilos clásicos de Rioja no envejecen tan bien: “En general, los riojas viejos -Riscales de los años cincuenta y similares- son oxidativos, y ésa es su razón de ser. Esto puede estar bien para ciertos compradores, pero no es algo que muchos clientes, sobre todo en Asia, quieran beber.”
En cuanto al jerez, señala: “No hay suficientes vinos de añada. Los compradores entienden las cosechas; no han interiorizado el sistema de soleras. Pero hemos ofrecido lotes de vinos antiguos muy singulares directamente de bodega y a la gente le gustan estas historias. Ayudaría que Equipo Navazos vendiera a través de La Place de Bordeaux.”
La Place y el sistema de venta en primeur son esenciales. “No se puede hablar de inversión en vino sin el primeur,” asegura Foley. “Y ése ha sido el principal problema para España. Tondonia envejece en bodega entre seis y diez años, Vega Sicilia diez años, y esto quita el valor potencial de inversión".
Robbie Stevens, broker senior de Liv-Ex, está de acuerdo: “Vender más a través de La Place es crucial para dar a conocer los vinos finos españoles, garantizar una distribución internacional más amplia y ganarse los elogios de la crítica."
Ciertamente, la presencia creciente de Barolo en el primeur ha sido clave en el exitoso posicionamiento de Italia en el índice Liv-Ex de 2023.
Los precios modestos de los vinos españoles han hecho que no se les considerara “vinos finos”. Como dijo el Master of Wine Pedro Ballesteros a principios de este año en el congreso Madrid Fusión, “España necesita 50 marcas que vendan más de 50.000 botellas en todo el mundo a más de 50 euros la botella; un Club 50-50-50”. Foley coincide en que los vinos de menos de 50 libras no generan suficientes beneficios como para que merezca la pena llevarlos a subasta.
De hecho, Liv-Ex solo registra vinos de más de 364 libras la caja de 12 botellas (unas 30 libras botella). Hasta hace poco, Pingus, Vega Sicilia y Clos Mogador eran los únicos productores españoles presentes en su ranking. El año pasado entraron dos riojas: el Imperial Gran Reserva de Cvne y el Prado Enea Gran Reserva de Muga. Según Liv-Ex, otras dos etiquetas españolas cumplían los requisitos para estar en la lista pero quedaron fuera del rango de precio mínimo: PSI de Dominio de Pingus y R. López de Heredia Tondonia Tinto Reserva.
“El hecho de que ambas referencias tuvieran un volumen de negocio suficiente a lo largo del año para cumplir los criterios de inclusión en Liv-ex implica que hay interés en ellas, por lo que los precios podrían subir lo suficiente como para entrar en futuras ediciones del ranking", especula Stevens.
Pero para alcanzar estos precios es esencial tener una idea bien clara y comunicarla a través de los canales adecuados.
Según Foley, “los productores tienen que volver a los orígenes y preguntarse si quieren seguir el modelo Burdeos o Borgoña. Para un productor de Burdeos, lo que importa es la marca. Château Latour es un buen ejemplo: tiene el Grand Vin, luego Les Forts de Latour y un vino de restaurante, un Pauillac. Tres vinos fáciles de pronunciar y de entender. Para un productor de estilo Borgoña el foco está en el terruño de sus pequeñas parcelas: Romanée-Conti, La Tâche… La naturaleza de Barolo es borgoñona; Rioja, probablemente, se va más al estilo de Burdeos aunque hay productores como Álvaro Palacios que han preferido apostar por el modelo Borgoña. No importa realmente mientras decidan cuál es su filosofía y restrinjan la oferta. La gente no se va a pelear por algo que pueda conseguir todo el mundo. Esto es lo que ha hecho Comando G. Son la nueva España, venden sus vinos al cabo de un año y luego encuentras botellas en bares de Japón a 300 €; realmente, resulta sorprendente”.
Es importante que las bodegas creen su propia identidad de marca y no se queden en un ámbito genérico, insiste Foley: “Los consumidores están confusos con las nuevas categorías de Rioja y Priorat. No puedo nombrar ninguno de los pagos, pero sí puedo decir que me gustan los vinos de Telmo Rodríguez y de Comando G y que se venden bien en subastas”.
Apoyarse en los puntos Parker, por otro lado, es cosa del pasado. “La gente más bien busca un crítico que le gusta y le sigue, ya sea Tim Atkin MW, Jancis Robinson MW… Neal Martin es una voz de mucho peso, lo mismo que Galloni [ambos fueron catadores de The Wine Advocate hasta que Galloni creo Vinous y fichó posteriormente a Martin]. Pero las redes sociales lo han cambiado todo, la gente ve una foto y simplemente quiere el vino porque la etiqueta es divertida; o consultan CellarTracker [la base de datos más grande de notas de cata de aficionados]. Cualquier revuelo que se genere en los círculos vinícolas -ya sean catas de Decanter o el Top 100 de Tim Atkin- se filtra para que la gente compre más de esos vinos".
Edmund Cole, gestor de carteras en Vin-X, destaca la importancia de la distribución: “Es un elemento crucial para generar una percepción de España como productor de vinos finos en los que merece la pena invertir. Los puntos clave son Estados Unidos, Asía y Reino Unido, especialmente los restaurantes con estrella Michelin de Londres. Muchas de las etiquetas más famosas están unidas a productores de lujo de Burdeos y Champagne”.
El mercado secundario de vinos ha evolucionado junto a los perfiles de sus compradores, con Borgoña y Champagne ganando peso entre las marcas más demandadas a medida que crece el número de mujeres coleccionistas.
“Antes, todos nuestros compradores eran hombres mayores de 60 años, pero eso ha cambiado en los últimos años, sobre todo con las ventas online. Ahora hay muchos de menos de 40 años, y muchas más mujeres. Y mientras que el comprador de Rioja suele ser un comprador tradicional de Burdeos, la gente que compra cosas como Comando G y Terroir al Limit, son locos del vino que también compran Borgoña y Barolo. Cogerían un coche para ir hasta Gredos solo para ver su viñedo de enormes rocas de granito", explica Foley.
El mercado también está menos centralizado en Londres. “En la subasta de Terroir al Limit, una gran parte fue adquirida por un coleccionista de Brasil. Ahora mismo no vendemos mucho vino español a Asia, falta mucho trabajo por hacer allí para que las marcas se entiendan y se reconozcan”, añade Foley.
A pesar de esta incipiente presencia, muchos profesionales no están convencidos del potencial de España. Cuando Liv-ex realizó la encuesta para su informe de predicciones para 2024, el 39.7% de los entrevistados situaron a España en la penúltima posición, solo por encima de Australia.
Cole también se muestra reticente: “Los únicos vinos españoles en los que recomendamos invertir son Vega Sicilia y Pingus. Nos apoyamos en los precios y su crecimiento estable a lo largo del tiempo. Vega Sicilia se ha revalorizado un 29% en sus últimas cinco añadas, lo que le sitúa en cifras similares a Burdeos”.
Sin embargo, Cole sí apunta a Priorat como región a la que seguir de cerca: “Es quizás el héroe olvidado. Tiene una limitación natural de la oferta por su geografía, pero debe desarrollar sus redes de distribución”.
Foley menciona también el potencial de Roda: “Se han acercado al modelo Burdeos con un vino más asequible, Sela, luego Roda y Roda I, y su vino top, Cirsion que probablemente llegue al mundo de las subastas en las próximos cinco a diez años”.
Pero cree que los blancos españoles merecen crecer más: “El godello se ha convertido en uno de los vinos más populares de Londres. Pero más allá del Castillo Ygay y Tondonia, los blancos españoles no tienen presencia en las subastas. Con todo el trabajo que Abel Mendoza está haciendo con viñedos específicos en Rioja, sus blancos deberían ser mucho más famosos. ¿Conseguirán llegar al mercado secundario? No lo sé, pero siempre pido sus etiquetas si las veo en la carta de un restaurante”.
¿Y que bebe en casa un subastador be vinos de Christie’s? “Para mi propio disfrute, compro sobre todo Italia y España. Priorat, los vinos asequibles de Comando G, los vinos de Sara Pérez y René Barbier de DO Montsant; los vinos de la nueva ola que sean divertidos y a precios adecuados. Y jerez. El departamento de vinos de Christie’s bebe fundamentalmente jerez y riesling”.
Foley también confiesa su pasión por la garnacha. “Contener el grado puede ser complicado, pero cuando los productores lo consiguen, es fantástico porque se consigue un carácter muy etéreo. No es una variedad firme que necesite comida. Lo mejor de cualquier comida es lo que pasa antes, la preparación y el cocinado; es un momento fantástico para abrir un pinot noir o una garnacha frente a vinos que necesiten un buen filete al lado”.
Pero Foley también advierte que existen dos mercados del vino: “el de inversión y el de vinos maravillosos que disfrutar como Tondonia. Dios bendiga a María José López de Heredia; está vendiendo al precio adecuado y ojalá no cambie nunca porque la gente que adora estos vinos los está bebiendo y disfrutando”.
APUESTAS SEGURAS Y CORAZONADAS DE FUTURO
Por Almudena Alberca MW
Durante milenios, el vino ha acompañado la actividad cambiante del hombre, pero nunca como en los últimos tiempos esta evolución ha adquirido una velocidad tan vertiginosa. En un contexto cada vez más inestable y marcado por la incertidumbre, la inversión en vinos ha demostrado ser un valor seguro y fiable a la hora de diversificar el porfolio.
España se encuentra en un momento brillante de su historia vinícola. Elabora los mejores vinos que cabe imaginar y tiene ante sí un futuro prometedor. Las nuevas generaciones de productores están traspasando fronteras, rescatando viñedos olvidados y realizando nuevas interpretaciones de territorios que nos emocionan.
España no tiene una gran tradición de inversión en vino, aunque el interés ha crecido en los últimos años y la tendencia ha venido para quedarse. Es un gran momento para diseñar estrategias de cara a construir nuestro propio porfolio.
Diversificar la cartera es la mejor manera de organizar la evolución de nuestra inversión.
Los clásicos son siempre una apuesta segura. Los referentes o must have españoles en este sentido son Vega Sicilia, Dominio de Pingus y Álvaro Palacios.
La segunda batería de clásicos españoles que no deben faltar en el porfolio son los mejores grandes reservas riojanos con una probada capacidad de guarda: 890 y 904 de La Rioja Alta, Castillo Ygay de Marqués de Murrieta, Prado Enea de Muga y los imbatibles Tondonia de la fascinante María José López de Heredia.
Los vinos generosos de Jerez y Montilla-Moriles todavía no despuntan dentro del mundo de la inversión, pero personalmente creo que con la caída del consumo y la producción serán vinos muy deseados en el futuro por su escasez. Un buen ejemplo es Toro Albalá con sus Pedro Ximénez de añadas antiquísimas que se han colado en la lista de los vinos españoles más apreciados del Liv-Ex.
Por otro lado, tenemos a los emprendedores que se han lanzado a la Place de Bordeaux, encabezados por Telmo Rodríguez y Vivaltus, y seguidos por Marqués de Riscal, Cvne, Algueira, los encantadores Willy Pérez y Ramiro Ibáñez con su proyecto De La Riva y el energético Benjamín Romeo, de Bodega Contador, que sorprende con Alma.
En un porfolio que se precie tampoco deben faltar apuestas por elaboradores que empiezan a despuntar y a los que se puede augurar una gran trayectoria, ya que ofrecen precios de partida más asequibles. Adelantarse y apostar por las estrellas que vendrán siempre será fascinante.
La lista podría ser muy larga, pero aquí van algunos ejemplos. En Ribera del Duero, Francisco Barona tiene todos los ingredientes para el éxito, empezando por su calidad humana y unas viñas espectaculares en una de las mejores zonas de la denominación, a lo que hay que añadir su sólida formación y pasión por el trabajo. También en Ribera, Michael Zaccagnini va consolidando y afianzando su proyecto de Seisolo; la manera en la que están evolucionando sus primeras añadas es excepcional. Los hermanos Cerdán de Bodegas Cerrón están realizando un trabajo excepcional en Jumilla con ideas claras y un proyecto a largo plazo que merece la pena seguir de cerca.
Los vinos blancos son una inversión menos popular, pero zonas como Rías Baixas y Valdeorras con elaboradores como Do Ferreiro y Rafael Palacios respectivamente, llevan años demostrando que sus vinos pueden envejecer con éxito.
Cualquiera que sea el porfolio, el inversor debe recordar que es necesario tener paciencia, ya que la revalorización de los vinos llevará unos cuantos años. Pero si desespera durante la espera, siempre podrá beberse lo que más le apetezca.