El proyecto de Rodrigo “Rodri” Méndez en el valle del Salnés ha sido una de las principales fuentes de inspiración en Rías Baixas desde su creación a mediados de los 2000. Rodrigo es sobrino de otro notable productor de albariño, Gerardo Méndez de Do Ferreiro, y el nombre que eligió para su proyecto, Forjas del Salnés, hace honor al negocio de hierros del abuelo Francisco Méndez, un gran apasionado de la viña que plantó numerosas fincas en la zona no solo con variedades blancas sino también con uvas tintas autóctonas.
Movido por el deseo de elaborar tintos en una región de blancos, Rodri Méndez buscó la ayuda de Raúl Pérez, productor clave en Bierzo y en otras regiones gallegas, quien le animó a no dejar de lado los característicos albariños del Salnés. Raúl, de hecho, elabora en Forjas del Salnés su original albariño Sketch, una de las primeras crianzas submarinas realizadas en España. Ambos comparten también proyecto en Ribeira Sacra, en la zona de Chantada, bajo el nombre de Castro Candaz.
En Forjas del Salnés se trabaja con unas 12 hectáreas de viñedo en el Salnés repartidas entre Meaño, Sanxenxo y Barro, algunas en propiedad y otras arrendadas. Una de estas últimas es una pequeña finca rural situada en Barro con cepas de unos 180 años de albariño y caíño tinto en suelos de granito de donde salen los fantásticos Finca Genoveva (unos 40 € el tinto y 27 € el blanco en España). El tinto está elaborado con raspón.
Todas las parcelas se vinifican por separado para evaluar sus características en función de los suelos, la altitud o la mayor cercanía al mar. El uso del acero inoxidable está limitado a las mezclas y a un 80% de Leirana, el vino de referencia de la bodega y una excelente tarjeta de presentación del Salnés. Es un albariño vibrante y salino sin maloláctica (unos 16 € en España, entre 25.000 y 30.000 botellas) elaborado a partir de una mezcla de viñedos de los distintos municipios en los que trabajan y en el que Méndez ya utiliza un 20% de madera con vistas a aumentar este porcentaje en los próximos años. El resto de elaboraciones se realizan en foudres de madera de gran formato y alguna barrica. En la albariño se buscan buenas maduraciones en planta para reducir su alto contenido de málico sin descuidar la acidez. En tintos el estilo es casi borgoñón, con extracciones muy ligeras y apostando por la profundidad aromática y la persistencia.
La producción total ronda las 70.000 botellas en una veintena de vinos diferentes aunque no todos se elaboran todos los años. En blancos, y dentro de la gama de Forjas del Salnés, Mendez elabora Goliardo A Telleira (34 €, 1.200 botellas) es un albariño de parcela con carácter algo más maduro que el vibrante Finca Genoveva (5.000 botellas) mientras que Cos Pés (22 €, 1.200 botellas) fermenta con pieles. Hay tres blancos que se producen ocasionalmente en función de las características de la añada: un Bastión de Luna blanco que procede de descartes de Leirana; el albariño con parada de fermentación y azúcar residual Leirana A Escusa; y el Leirana María Luisa Lázaro con los albariños de mayor acidez que se deja envejecer varios años en bodega antes de salir al mercado. Se ha elaborado solo en tres añadas: en 2005, la actual en el mercado que es 2013 y la 2019 que está criando en bodega. El nombre es un homenaje a la abuela de Rodri.
Además del Finca Genoveva elaborado con caíño, la gama de tintos incluye Goliardo tinto, que mezcla caíño, loureiro y espadeiro (antes llamado Bastión de Luna, 17 € en España, 6.000 botellas) y tres monovarietales de estas tres mismas uvas, todos ellos comercializados bajo la misma marca con precios que van de los 24 a los 35 € y producciones que oscilan entre las 4.000 botellas del caíño y 1.000 botellas de espadeiro y loureiro. La “rareza” en tinto es el pinot noir As Covas (44 €, 700 botellas), que proviene de una finca con suelos arenosos en Meaño y se vende fuera de DO. En breve saldrá al mercado Arenas de Arra, un albariño de cepas viejas cercanas a la playa de Montalvo, que Méndez define como “muy especial”.
En 2011 nace un proyecto independiente bajo el nombre de Rodrigo Méndez que se inaugura con los albariños Cíes (16 €, 5.000 botellas), elaborado solo con uvas de Meaño, y Sálvora (29 €, 2.000 botellas), un blanco de una finca junto a la huerta de sus padres que tiene viñas centenarias. Tras da Canda son vinos que proceden de una finca plantada por el propio Rodri en una zona de monte, a 230 metros de altitud con suelos de arena y cuarzo. Es un viñedo de alta densidad en espaldera rodeado de eucaliptos en el que se cultivan las tintas caíño, espadeiro y loureiro, y las blancas albariño y caíño blanco, que se han pasado al emparrado. De aquí han salido dos añadas del caíño blanco (27 €) así como un albariño y un tinto, todos con producciones limitadas a unas 700 botellas (21 €). Bajo la misma razón social se comercializa el pinot noir que hace en el Bierzo con ayuda de Raúl Pérez bajo la marca El Barredo (unos 27 € en España).
Con unas viñas jóvenes plantadas cerca del mar en suelos de granito y caolín (arcilla blanca), Rodri Méndez elabora O Raio da Vella, un albariño y un tinto con espadeiro y caíño con producciones de 2.000 y 1.500 botellas respectivamente (entre 25 y 30 €).
Al otro lado de la ría de Pontevedra, en Morrazo, Méndez trabaja con dos viñedos históricos en suelos de arena de playa. Hace dos vinos con perfil fresco y vertical llamados O Santo do Mar, un albariño (250 botellas) y un tinta femia, una variante de caíño (700 botellas) que no se comercializan en la recientemente creada IGP Ribeiras do Morrazo porque se elaboran en la bodega de Méndez en Cambados.