Hace tiempo ya que el Penedès está volviendo los ojos hacia sus terruños y sus variedades autóctonas. Y el cambio ha venido de la mano de bodegas como Celler Pardas.
El proyecto se inicia en 1996 de la mano de dos viticultores locales, Ramón Parera y Jordi Arnan en la finca de Can Comas, situada en el valle del río Bitlles (Alt Penedès), una propiedad de 60 hectáreas compuesta de bosque mediterráneo, cultivo de cereales y pastos y terrenos yermos en torno a una masía de origen medieval. También cultivan viejos viñedos de sumoll y xarel.lo en el valle paralelo del río Anoia, a unos cuatro kilómetros al norte. Los suelos son fundamentalmente arcillo-calcáreos, con algunas zonas de aluvión y otras más calcáreas asentadas sobre roca del petrocálcico que aporta una mineralidad y salinidad distintiva a los vinos.
El viñedo de la finca se empieza a plantar a finales de los noventa con selecciones masales de viñas viejas, más tarde se restaura la masía y en 2004 comienza la elaboración de los vinos.
Practican una viticultura de secano, no labran la tierra para evitar la erosión y trabajan activamente con cubiertas vegetales. En la fermentación se emplean levaduras naturales y no se realizan clarificaciones.
Se elaboran tres líneas de vinos a partir de distintas variedades. La primera, centrada en la variedad blanca autóctona xarel.lo, arranca con el blanco sin barrica Rupestris (con un 15% de malvasía y un 10% de xarel.lo vermell) que ofrece increíble tensión y mineralidad en un rango de precio casi ridículo (7-8 €). El más opulento Pardas Xarel.lo (unos 18 € en España, algo más de 6.000 botellas) que hace gala de una muy buena evolución en botella, fermenta y se cría en barrica salvo una parte que lo hace en huevo de cemento. Por último Pardas Aspriu (unos 33 €, 1.500 botellas) procede de un paraje concreto de la finca con un microclima particular; poco más de la mitad del vino fermenta y se cría en cemento y el resto lo hace en barrica.
En tintos, gran parte de la atención está en la variedad sumoll, una uva un tanto rústica, de alta acidez y tanino difícil de domar, pero muy apropiada en el actual momento de cambio climático por su ciclo largo. La elaboración ha ido moderando la extracción a lo largo del tiempo y los actuales sumolles de Pardas ofrecen una de las mejores expresiones que se pueden encontrar de esta variedad en Cataluña. Se elabora como rosado (unos 9 €, en torno a 7.000 botellas) y tinto en versión joven (Sus Scrofa, que es el nombre latino del jabalí y cuesta unos 9 €) y con viñas muy viejas el muy interesante Collita Roja con parte de trabajo en barrica y parte en cemento (unas 4.000 botellas, en torno a 20 €).
Existe también un capítulo de variedades foráneas con el Negre Franc, un coupage de cabernet franc y sumoll (unos 11 €) y el Pardas Aspriu (unos 28 €, alrededor de 1.500 botellas), de una única viña a base de cabernet franc y con algo menos del 40% de cabernet sauvignon.
Pardas además se ha integrado en Corpinnat, el grupo de productores de espumosos del Penedès. Sus primeras elaboraciones con burbujas llegan al mercado en 2022 apoyadas en sus dos variedades de cabecera: la xarel.lo y la sumoll con las que consigue espumosos sorprendentemente elegantes y delicados.
En el capítulo del enoturismo, la finca cuenta con una casa rural con capacidad para cinco personas que está justo al lado de la bodega. La página web de la bodega, por otro lado, ofrece información detallada sobre el proyecto, viñedos, elaboraciones y los vinos.