En el centro de Tokio, a dos calles de la zona de los ministerios, se encuentra Cave du Relax, un espacio de unos 200 metros cuadrados dedicados a la cultura del vino. Sus principales clientes son gourmets, profesionales, sumilleres en prácticas y grandes aficionados. Son compradores que están muy informados y han estudiado el origen y el estilo de vino que quieren comprar.
Además de ser un punto de encuentro de expertos, esta tienda especializada también está abierta a los que quieren aprender más sobre vinos. Es a este tipo de público a quien ayuda Keiko Hatano, una elegante joven que conoce bien los vinos españoles. “Suelen pedir champán, pero no especifican marcas y buscan nuestra recomendación”, comenta. Si el precio es un factor decisivo, Keiko aprovecha para introducirlos al cava y de allí a la amplia gama de referencias españolas.
Empleados expertos como Keiko son un factor importante en el consumo japonés de vino. Por tradición, el japonés medio bebe sake, un licor de arroz de gusto sutil, por lo que prefiere vinos suaves con poco cuerpo, explica Keiko. A los clientes que se inician en el vino español, ella les propone comenzar con un tinto Villa Anita (Bodegas Bleda, Jumilla), ligeramente afrutado y con leves notas especiadas. La imagen del vino español en Japón es que tiene mucho cuerpo y parte de su labor didáctica es desmitificar esa percepción con la gama de estilos que se elaboran más allá de los riojas.
Descubrir fabricantes pequeños e importar vinos directamente permite a Cave du Relax ofrecer novedades con regularidad, en algunos casos con productos exclusivos. Es uno de los pocos lugares fuera de España que cuenta con cava de Oriol Rossel, ya que la exportación del fabricante catalán, que vende prácticamente la totalidad de su producción en el mercado nacional, se dirige casi en exclusiva a esta tienda.
La fama mundial de la comida española también ha llegado a Tokio e influye positivamente en el consumo de vinos. Según Keiko, el número de compradores que buscan vino para acompañar comidas o quesos del país va en aumento. Pero los vinos españoles también pueden maridarse con platos japoneses, asegura. “Dejando aparte el sushi, o comidas japonesas muy peculiares, en Japón tenemos platos con gusto intenso que van muy bien con el vino español”.
Cave du Relax es un lugar con talante vanguardista y pionero. La escasa presencia de riojas, la surtida variedad de otras regiones (Penedés, Tarragona, Alicante, Navarra…) y la diversidad de tipos de uva demuestran su afán de desmarcarse de lo ortodoxo y diferenciarse de otras tiendas ofreciendo novedad.
Los japoneses son en general cautelosos a la hora de evaluar culturas y gustos foráneos y casi siempre compran guiados por el prestigio de las grandes marcas o etiquetas.
Convencidos de que el prestigio se paga, los consumidores se centraron en los vinos franceses más caros y con ellos empezaron su educación enológica durante la burbuja económica y de especulación inmobiliaria de los años ochenta. El consumo desaforado a precios exorbitantes proporcionó a muchos japoneses la oportunidad de probar lo mejor de lo mejor en gastronomía, y por supuesto en vinos y otros productos.
Tras el estallido de la burbuja los precios bajaron y el consumidor japonés se hizo más racional. Aquella época coincidió con el comienzo de la divulgación de los beneficios para la salud de una copa de vino diaria. Los polifenoles fueron, según los expertos, uno de los principales responsables del incremento del consumo de vino en Japón, sobre todo el de precio medio-bajo, como los de España.