Procedente del sector de la industria cárnica, el empresario riojano Javier Palacios inició un proyecto vinícola propio en 2012. La idea originaria de elaborar solo vinos blancos de todas las variedades autorizadas en Rioja, incluidas recién llegadas como chardonnay, sauvignon blanc y verdejo, ha ido evolucionando con el tiempo para dar lugar a un proyecto más ligado al terruño y a la personalidad de las variedades autóctonas. También se ha ampliado el perfil de los vinos con la elaboración de tintos y se ha dado el salto a la Ribera del Duero con la compra de Bodegas Trus.
Hoy, el proyecto de Rioja esta dividido en dos bodegas distintas, pero ubicadas una junto a la otra en el municipio de Nalda, a menos de 20 kilómetros al sur de Logroño: Nivarius para blancos y Proelio para tintos. La gama de vinos ha sufrido bastantes cambios en su corta historia hasta que ha conseguido una definición más clara asociada al lugar de origen de las uvas. El asesoramiento del enólogo italiano Alberto Antonini y el trabajo de suelos realizado por el experto chileno Pedro Parra han contribuido notablemente en este sentido.
La mayor parte del viñedo destinado a vinos blancos, unas 60 hectáreas en las que manda la orientación norte, se extiende entre Nalda y la localidad vecina de Albelda de Iregua ascendiendo por las laderas de la Sierra de Moncalvillo hasta alcanzar los 840 metros en su cota más alta. Se trata de una zona particularmente fría y con buenas aptitudes para el cultivo de tempranillo blanco, viura o maturana blanca. También trabajan con otras partidas más pequeñas de uva blanca del Alto Najerilla y la Sonsierra.
Para los tintos compran tempranillo de la Sonsierra (Briones y San Asensio fundamentalmente), pero el foco central está en las garnachas del valle del Najerilla, otro punto particularmente fresco de la denominación donde hasta no hace tanto primaba la producción de claretes. Poseen ya 20 hectáreas propias entre los pueblos de Cárdenas y Badarán y se abastecen de otro tanto de proveedores de la zona. La compra de viñas abandonadas, casi de forma casual por parte de Javier Palacios, les llevó a apreciar el gran potencial de este valle que también está marcado por la altitud y en el que tienen viñas hasta los 650 metros.
En elaboración se decantan por los formatos grandes tanto para los blancos como para las garnachas, con barricas de 500 litros y foudres o toneles de entre 3.000 y 4.000 litros. Para la garnacha se usan pequeños porcentajes de raspón en la fermentación.
En tintos, elaboran dos etiquetas con los indicativos tradicionales de envejecimiento: un crianza (10 € en España) y un reserva (18 €) que mezclan uvas de los distintos territorios en los que trabajan. Proelio Viñedos Viejos (también en el entorno de los 18 €) es la representación del estilo crujiente de las garnachas del Najerilla. Hay también dos vinos parcelarios, ambos en el entorno de los 45 €: La Canal de Rojo es una garnacha de 80 años de Badarán mientras que Puerto Rubio es un tempranillo de San Vicente de la Sonsierra de una finca a 488 metros de altitud y suelo poco profundo sobre roca caliza.
La gama de blancos Nivarius arranca con un tempranillo blanco de 7 € con personalidad de zona fría y un multiensamblaje de fermentación en barrica (10 €) a base de viura, maturana blanca, tempranillo blanco y garnacha blanca que incluye algunas uvas de otra zonas además de Moncalvillo. Nivarius Edición Limitada (14 €) combina viuras viejas de Moncalvillo y Alto Najerilla con maturana de Nalda y envejece en toneles de madera. La gama alta incluye dos blancos más. Finca La Nevera (27 €) es un monovarietal de maturana que muestra el excelente potencial de esta variedad de bajo rendimiento que aún tiene muy poca presencia en Rioja. Valdesabril son viuras viejas de un paraje elevado del Alto Najerilla entre Badarán y Baños de Río Tobía con suelos arenosos.
La última novedad es el divertido espumoso ancestral de garnacha, Lía by Nivarius (10, 50 €) que está fuera de denominación.
