Aunque estudió filosofía en Barcelona, Oriol Pérez de Tudela siempre ha tenido el vino cerca. Nacido en Valls (Tarragona), se crío en Aiguamurcia, un municipio cercano del que guarda muchos recuerdos de juventud en las viñas con sus primos. Su tío fue bodeguero en la cooperativa del pueblo, una de esos imponentes y bellos edificios diseñados por el prolífico arquitecto César Martinell en el primer cuarto del siglo XX.
El primer proyecto de Pérez de Tudela en el vino nace en 2006 como una reacción a los bajos precios de la uva y a la pérdida del consumo cotidiano. Selecciona uvas de calidad para elaborar un vino digno de diario, pero con tipicidad que se comercializa en bag-in-box. Bajo la marca El Vi a Punt y el lema “Perquè el vi torni a la nostra taula de cada dia” (para que el vino vuelva a nuestras mesas a diario), hoy elabora 150.000 litros repartidos entre una garnacha blanca de Terra Alta, un tinto de Montsant con base de cariñena y un rosado de Tarragona que empezó como tempranillo, pero que podría evolucionar hacia la xarel.lo vermell.
Vinyes del Tiet Pere, en cambio, surge de la ilusión de vinificar un viñedo de la familia de su mujer en Vilabella (Tarragona), en la subzona del Alt Camp, cuyas uvas siempre habían ido a la cooperativa. Aunque no tenían demasiadas expectativas, les sorprendió la sensación de frescura (que no acidez) que aportaban los suelos y empezaron a realizar una viticultura de poda corta para bajar rendimientos hasta los actuales 2.000 kg/Ha. La primera vinificación fue en 2009. El nombre es un homenaje al tío abuelo de su mujer, todo un personaje que se negó a ir con los tiempos y, entre otras cosas, a trabajar con tractor.
En la actualidad cultivan tres hectáreas de macabeo y cinco de xarel.lo rojo o xarel.lo vermell. La gama incluye tres blancos de macabeo y el rosado Escabeces elaborado con esta última variedad, aunque en la etiqueta aparece con la sinonimia local de cartoixà vermell. Las cepas se asientan en arcillas calcáreas con gran presencia de fósiles. Existe también una zona de ladera (coster) con abundante canto rodado donde se consigue más graduación que se destina al blanco Padrós y que irá ganando peso en el rosado a partir de la cosecha 2018.
Las producciones son muy reducidas. De Camí de la Font (12 € en España), el blanco de macabeo con el que se estrenó el proyecto, apenas se elaboran 2.000 botellas. Procede de un viñedo plantado en 1949 que se trabaja en acero inoxidable con lías y poco bâtonnage y que da gran salinidad y notas de piedra seca. El Padrós (1.500 botellas, 12 €) es una versión más estructurada y frutal de la variedad (también menos mineral) y con un punto de jugosidad en boca. La trilogía se cierra con Camí de la Font Brisat (solo 800 botellas, 24 €), una expresión bastante fina del trabajo con pieles.
Escabeces es un proyecto conjunto con Sara Pérez y René Barbier Jr. (Venus La Universal) que ya tenían experiencia en la elaboración de rosados tras el lanzamiento de su Dido rosado en Montsant. El riesgo de arranque del viñedo viejo de xarel.lo vermell en Vilabella fue un plus para explorar las posibilidades de la variedad. En viticultura trabajaron la reducción de rendimientos ¡de 9.000 kg en 2014 a 3.000! Necesitaban más cuerpo para soportar la tanicidad de una vinificación con pieles que era el único modo de conseguir un color estable de rosado. El vino (12 €, 3.000 botellas, pero con visos de ir aumentando) es realmente original. Ligero y delicado, se beneficia de la evolución en botella para desarrollar notas florales.