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BODEGAS

El grupo Raventós Codorníu inició su proyecto en Ribera del Duero con la plantación, entre 1999 y 2003, de 93 hectáreas repartidas en dos fincas. La más grande, de 55 hectáreas, está situada en torno a la bodega de diseño moderno y funcional de Curiel de Duero, muy cerca de Peñafiel. La segunda, que se encuentra en San Martín de Rubiales, uno de los primeros pueblos de Burgos siguiendo el curso del Duero hacia el este, se caracteriza por sus suelos arcillosos de maduración tardía que dan vinos de buena estructura frente al carácter más ligero y aromático de Curiel. Junto a la variedad reina de la zona, la tinto fino o tempranillo, hay algo más de una veintena de hectáreas de cabernet sauvignon. Además, controlan 200 hectáreas de proveedores. El departamento de campo cuenta con una persona dedicada exclusivamente al viñedo de terceros y otra a las plantaciones propias.

En la actualidad Legaris puede llegar a producir un millón y medio de botellas al año. La etiqueta de mayor producción, a la que se destina el viñedo que rodea la bodega y uvas de terceros, es el Roble (7,5 €, un millón de botellas). La cabernet, que aporta frescura y toques balsámicos, y parte del viñedo de San Martín de Rubiales, junto con uvas de terceros cultivadas en distintos pueblos (diez en total) entre los que se incluyen viñedos en zona de páramo, van al Crianza (15,5 €), mientras que el Reserva (27,5 €) se elabora en su mayor parte con uvas de terceros.

Al frente de los vinos desde 2008, Jorge Bombín es un gran defensor de los viñedos de altitud y lleva años comprando uvas en los páramos de Pesquera (unos 840 metros) y Peñafiel (860 metros) en Valladolid y en el de Moradillo (Burgos) donde se superan de lejos los 900 metros de altitud. Esta experiencia ha llevado a iniciar una gama de tintos genéricos que intenta mostrar parte de la gran complejidad de los suelos y el paisaje de la Ribera. “El primer objetivo era meramente didáctico, pero también nos está permitiendo aplicar nuevos conocimientos al resto de la gama”, explica Bombín. Algunos de los cambios más notables tienen que ver con el abandono de las levaduras seleccionadas en todos los vinos menos el Roble, una menor dependencia del control de temperatura, más importancia de la madera usada o la entrada de barricas de 500 litros de las que ya se ha empezado a utilizar alguna partida para el Reserva. “Cuanto más conoces el viñedo y las zonas con las que trabajas, menos protocolos necesitas”, explica el enólogo de Legaris.

La nueva gama arranca en la cosecha 2014 con Páramos de Legaris (19,5 €, 18.000 botellas), “un tempranillo extremo en una región extrema”, tal y como lo define Bombín, elaborado con viñedos cultivados en los terrenos llanos y pedregosos de los páramos, de maduración lenta, con más acidez y envejecimientos cortos de nueve meses en barrica.

La segunda línea arranca en la cosecha 2015 con la presentación de tres vinos de pueblo (todos con producciones de poco más de 2.000 botellas y precio en torno a los 30 €). Si Olmedillo de Roa, con una crianza más marcada en barrica representa esa ribera burgalesa de potencia y estructura, los otros dos son expresiones de frescura y altitud. Moradillo de Roa se surte de uvas de este páramo de Burgos con suelos cascajosos que permiten alcanzar buenas maduraciones sin perder frescura y que se distingue por una cierta rusticidad. Por último, Alcubilla de Avellaneda 2015 explora la altitud natural desligada del páramo y los suelos rojos arcillosos de Soria que combinan buena acidez con carácter de monte mediterráneo. Los vinos de municipio se plantean como un proyecto dinámico en el que los lugares elegidos puedan variar de una cosecha a otra.

De hecho en la añada 2016 se mantuvieron los pueblos de Moradillo y Alcubilla de Avellaneda, pero desapareció Olmedillo, sustutuido por un interesante tinto de La Aguilera, uno de los municipios burgaleses con mayor concentración de viñedo viejo. Está elaborado con cepas de más de 50 años procedentes de dos viñedos de menos de una hectárea plantados en suelo franco arcilloso. En la cosecha 2018 se recuperó Olmedillo y se lanzó un clarete de este mismo municipio (4.400 botellas, 23 €) elaborado con tinto fino de viñas muy viejas y hasta un 40% de albillo de reciente plantación.

La gama de tintos genéricos se cierra con Calmo (60 €, algo más de 2.000 botellas), un tinto de escurrido nocturno de alta concentración y extracción y pensado para guarda.

Los vinos pueden adquirirse en la tienda online del grupo.

En España Raventós Codorníu está presente también en Rioja (Bodegas Bilbaínas), Priorat ( Scala Dei), Conca de Barberà ( Abadía Poblet), Penedés (Bach), Costers del Segre (Raimat) o el Valle del Cinca (Nuviana).

VINOS CATADOS DE ESTA BODEGA

Alcubilla de Avellaneda 2015 Tinto

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