Situada en Ribadumia, en pleno corazón del valle del Salnés, Lagar de Pintos se asienta en un tradicional pazo gallego que desde hace cuatro generaciones ha pertenecido a la familia Pintos. En los años cincuenta el abuelo reconvierte los cultivos de la finca, planta viñedo y empieza a embotellar y vender vino, aunque la fase moderna llega en los años ochenta de mano del padre, justo con el despertar de la región y la recuperación de la variedad albariño. Hoy la gestión está en manos de Marta Castro-Pintos, la ideóloga de los vinos, y su hermana Carmen que se ocupa de la parte administrativa.
Cuentan con siete hectáreas de viñedo propio y están empezando a dar el salto para trabajar en ecológico en los viñedos destinados a sus vinos de gama más alta. La producción actual ronda las 150.00 botellas de las que un 10% se destina a exportación.
Trabajan con levaduras naturales mediante pies de cuba y buscan el potencial de la albariño para envejecer, de modo que, salvo en su albariño de entrada de gama Castiñeira, no realizan malolácticas. El estilo, pues, es bastante cítrico y fresco, con elaboraciones muy cuidadas.
Castiñeira (8,5 € en la tienda online de la bodega) se elabora con uvas compradas a terceros pero específicamente del valle del Salnés. La etiqueta central es Lagar de Pintos (12,5 €, 15.000-20.000 botellas), que se elabora con los viñedos propios (unos 30 años) de sus siete fincas Palomar, Gatiñeira, Requeixo, Cachadiña, La Escusa, Albar y Puente Arnelas, cada una de ella vendimiada, fermentada y criada por separado durante seis meses con sus lías en depósitos de acero inoxidable. Es un albariño con carácter cítrico y buena evolución en botella (habitualmente hacia notas de hidrocarburos).
El envejecimiento se profundiza en Pintos Los Nietos (21 €, unas 5.000 botellas) que viene a ser una edición especial de las mejores partidas de su Lagar de Pintos que se dejan envejecer durante cinco años con las lías. El estilo va a cambiar a partir de la cosecha 2016: se elaborará solo con uvas de cepas propias sin injertar y la crianza tendrá lugar en foudre. Marta está entusiasmada con este formato porque, según explica, doma perfectamente la variedad a la vez que es muy respetuoso con ella.
Los viñedos más viejos se destinan al 3.000 Cepas (2.750 botellas, 18,5 €), el que hasta ahora era el único albariño de la casa trabajado en madera. El vino se cría durante un año en barricas de 500 litros. La acidez, como ocurre en todos los vinos de la casa, juega un papel clave dando recorrido y persistencia y consiguiendo que la madera quede en segundo plano.
Lagar de Pintos también elabora el tinto de mencía Bancales dos Mosterios en Ribeira Sacra y los clásicos aguardientes gallegos y licores de hierbas y de café. La bodega se puede visitar de lunes a viernes con cita previa.
