Magna Vides es el sueño de Pablo Arranz y Andrea Sanz en Ribera del Duero. El detonante fue una viña heredada por Pablo a finales de los años noventa que desató recuerdos de vendimias en La Aguilera (Burgos), el pueblo de sus abuelos.
En 2005 Pablo y su mujer, Andrea Sanz cambiaron sus orientaciones profesionales (él había estudiado educación infantil; ella Ciencias Políticas) y se fueron a vivir como viticultores a la Ribera. Andrea empezó de cero: estudió en la escuela de enología de los Gabrielistas, aprendió a trabajar la viña y a llevar un tractor. Ante la falta de relevo generacional muchos de los viticultores mayores del pueblo les ofrecieron comprar o cuidar sus viñas.
Hoy cultivan 22 hectáreas. Una gran parte está ubicada en La Aguilera, y en menor medida en Quintana del Pidio y Gumiel de Izán. A muchas de ellas las llaman por el nombre de sus antiguos propietarios. Algo más de la mitad son viñas viejas de entre 70 y 110 años; el resto nuevas plantaciones realizadas con material vegetal de sus propios viñedos.
Su grand cru particular es El Sardal, donde cultivan muchas pequeñas parcelas de suelos poco profundos (arena y algo de arcilla) sobre roca caliza y orientación norte. Estas viñas ocupan parte del valle de Gromejón, que se extiende desde más allá de Gumiel de Izán y discurre entre La Aguilera y Quintana del Pidio. También han comprado algo de viñedo en la ladera opuesta (orientación sur), que pertenece ya a Quintana del Pidio, y en otra zona de este municipio cercana al páramo donde se encuentran sus vides más viejas: una parcelita de 0,2 hectáreas plantada en 1860 en suelo arenoso.
Trabajan en ecológico y realizan prácticas biodinámicas pero no están certificados. Empezaron vendiendo uvas y ése sigue siendo el destino de muchas de ellas para clientes tan importantes como Aalto o Bodegas Resalte de Peñafiel. Su primer embotellado es de 2011, con una producción tan limitada que vendían entre familia y amigos. Hoy comercializan alrededor del 60% de lo que cosechan y producen 35.000 botellas, con la idea de seguir aumentando la producción. El 90% del vino se vende fuera de España. Elaboran en una bodega alquilada, pero han adquirido varios calados en el viejo barrio de bodegas de La Aguilera para ir restaurándolos poco a poco.
Respecto a los vinos, en general se benefician de la mezcla de variedades que caracterizan los viñedos viejos con los que trabajan y que incluyen porcentajes variables de bobal, garnacha y distintas castas blancas.
Tienen una línea experimental muy interesante bajo el nombre Alma de Cántaro para la que embotellan cantidades limitadas de variedades menores como bobal o garnacha, pero que dan una visión muy diferente de Ribera del Duero. La gama oficial incluye el albillo Alba Vides (unos 32 €, 1.200 botellas, buena combinación de madurez y viva acidez cítrica), y los tintos Vera Vides (15 €, 20.000 botellas) y Magna Vides (29 €, casi 5.000 botellas), los dos con el toque de frescura que aporta la mezcla de variedades, pero en el caso de Magna Vides mayor profundidad, ya que procede de viñedos centenarios.
