El párroco Juanjo Tellaetxe fue uno de los socios fundadores de Bat Gara, también en la DO Arabako Txakolina, pero al cabo de un tiempo decidió emprender su proyecto en solitario apoyándose en cuatro fincas que cultiva en Artomaña y Delika, junto al impresionante salto del río Nervión en el valle de Arrastaria.
Son cinco hectáreas en total, las más viejas por encima de los diez años, de hondarrabi zuri y hondarrabi zuri zerratia (petit courbu), así como algo de riesling y chardonnay, y una hectárea de hondarrabi beltza, una variedad de la que Tellaetxe recuerda ver parras en la casa familiar y que crece bien en esta zona más seca, donde la viña ocupaba el 60% del valle a mediados del siglo XIX.
Los primeros vinos que salieron al mercado en la añada 2017 fueron el fresco y sápido monovarietal de hondarrabi zuri Tantaka (10.900 botellas, 15 €) y el más estructurado Tantaka Selección, hoy renombrado como Tantaka Diapiro (se distingue también por la cápsula naranja, 20 €) que incluye un 25% de hondarrabi zuri zerratia en el ensamblaje.
El primero se elabora con una única parcela de 12 años, fermenta y se cría cinco meses con sus lías en acero inoxidable. Las uvas de esta misma parcela representan el 50% de Papiro, cuya crianza se prolonga durante siete meses. El resto viene de otras dos parcelas situadas en el mismo valle.
De mucha menos producción es el tinto de hondarrabi beltza (17 €) que fermenta en barrica, se cría seis meses en acero inoxidable y luego pasa dos meses por barrica.
Posteriormente ha lanzado un interesante monovarietal de hondarrabi zuri zerratia con cinco meses sobre lías (17 €, 2.200 botellas).
Tellaetxe trabaja con tractor aunque vendimia y desbroza la cubierta vegetal a mano y trata sus viñas con cantidades limitadas de cobre, azufre, cola de caballo y sauce. Los rendimientos de entre 6.000 y 7.500 kg/ha son bajos para lo permitido en la zona (13.000kg/ha). Los suelos de la zona son semiprofundos y de tipo aluvial.