Perteneciente al grupo Marqués de Murrieta, el pazo de Barrantes está asociado a los condes de Creixell desde principios del siglo XX. Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, presidente de Marqués de Murrieta, es quien ostenta el título en la actualidad.
En la década de los noventa, en pleno boom de la albariño en Rías Baixas, la familia decidió transformar la finca, estratégicamente ubicada en la comarca del Salnés, para destinarla al cultivo de esta variedad. Se edificó una bodega junto al palacete de la finca y el primer Pazo Barrantes salió al mercado con la cosecha 1991.La finca actual cuenta con 12 hectáreas de 40 años de edad media divididas en ocho pagos diferenciados. Los suelos son graníticos con arena en superficie.
Con la cosecha 2009 la bodega lanzó un segundo vino, La Comtesse, para el que se utilizan las uvas de la parcela más vieja de la propiedad: 1,4 hectáreas plantadas en 1965 y conocida como Pago Cacheiro. Se busca un albariño de mayor concentración con un trabajo muy sutil con la madera apostando por la fermentación y crianza en tino de roble de 3.000 litros.
El proyecto se redefinió por completo en 2019 para orientarlo en su totalidad a la producción de albariños de guarda. Así, la etiqueta central Pazo Barrantes que añade ahora la mención de Gran Vino en la etiqueta, se ha convertido en un blanco con dos años de envejecimiento y La Comtesse pasa un periodo adicional de unos 12 meses en depósito de hormigón. Con una nueva botella de formato especial, el precio se ha incrementado notablemente: Pazo de Barrantes está por encima de los 40 € en España y La Comtesse en el entorno de 120 € e.
El enfoque más cualitativo se apoya en el uso de viñedos propios y arrendados a 30 años y en la reducción de la producción total de la bodega de unas 200.000 botellas en el pasado a 95.000 en la nueva etapa. Según la enóloga María Vargas, "todo el trabajo está enfocado a tratar la variedad y el vino buscando la longevidad", un concepto que la casa madre Marqués de Murrieta en Rioja domina desde hace más de siglo y medio.
El nuevo estilo implica trabajar con maduraciones orientadas a conseguir la acidez adecuada para este tipo de crianzas y emplear fermentaciones muy largas (hasta dos meses a baja temperatura para conservar aromas y empezar ya el trabajo con lías). El grueso del Pazo Barrantes Gran Vino (unas 80.000 botellas) realiza una crianza en depósitos de acero inoxidable durante unos siete meses, mientras que alrededor de un 15% se cría en barricas de acacia. A esto se suman unos 16 meses más en botella antes de su salida al mercado. Es un vino de múltiples registros, con toques melosos de su evolución en botella, abundantes notas cítricas y recuerdos de laurel. En boca destaca la amplitud, el toque salino y muy especialmente la persistencia final. La Comtesse contrasta por su perfil profundo, maduro y opulento.