Es el pequeño proyecto personal de Noelia de Paz centrado en la albarín blanco y la tinta prieto picudo, las variedades tradicionales de la DO León, que se cultivan en el cuadrante suroeste de la provincia del mismo nombre. Esta productora, que se considera autodidacta, empezó elaborando con su padre y su tío en la bodega familiar de Tampesta en el municipio de Valdevimbre donde ejercía de comercial y bodeguera. Cuando la firma cerró en 2014, decidió continuar en el mundo del vino y seguir dando voz a las uvas de su tierra.
Gracias a la ayuda del enólogo berciano Raúl Pérez, con vinos propios en la región, y de su socio y amigo Rodrigo Méndez (Forjas del Salnés, Rías Baixas), Noelia pudo armar rápidamente un nuevo proyecto bajo el nombre de LaOsa (el apodo que recibe de sus amigos) y presentar tres vinos de la cosecha 2015: Grizzly (prieto picudo, 2.000 botellas, 16,50 €), Polar (un albariño que elabora en la bodega de Rodri Méndez, 1.500 botellas, 12,5 €) y Pardo (1.000 botellas, 15 €, mencía del Bierzo elaborada en la bodega de Raúl, con quien también ha trabajado y al que considera su maestro).
Desde entonces ha seguido profundizando en el proyecto de León donde ha creado una gama de vinos que comercializa bajo la marca Trasto (naughty). No tiene viñedo propio, pero está empezando a colaborar con viticultores de los municipios de Valdevimbre y Pajares de los Oteros que cosechan uvas de alta calidad. La zona se caracteriza por su paisaje de páramo, con una altitud media en torno a los 700 metros y poca variedad de suelos: manda la arcilla, que retiene bien el agua, con abundante canto rodado en la superficie. Noelia considera que lo más distintivo es el clima fresco y los marcados contrastes térmicos durante la fase de maduración.
Bajo la marca Trasto elabora un blanco de albarín (16 €, 4.000 botellas) que muestra el carácter aromático de la variedad (notas auvadas, lavanda) y su buena acidez; y tres vinos con prieto picudo. Un rosado (9 €) de prensado directo y color más pálido de lo habitual en la zona, que exporta con bastante éxito a Estados Unidos; un tinto sin madera (15 €, 4.000 botellas) que permite adentrarse en el carácter de esta variedad estructurada y con carácter de fruta negra, pero que también aporta frescura y notas balsámicas; y el parcelario Finca El Barranco (15 €), que se cría unos ocho meses en barrica y procede de una parcela de Valdevimbre que es particularmente soleada y con mucho canto rodado. En los tintos es habitual que añada algún pequeño porcentaje de raspón. La producción total es de unas 16.000 botellas.
La prieto picudo se distingue por el tamaño pequeño del grano y su piel gruesa. Es una uva con buena acidez que debido a su escasa proporción de mosto da vinos con buena estructura. Noelia ha descubierto que lo mejor es tocar lo menos posible. “Cuanto más muevas el vino, más astringencia y tanicidad”, señala. Y bromea con la idea de que los tintos de la zona se parecen a los lugareños: “secos, toscos y cerrados al principio”.
Después de haber trabajado varios años en espacios alquilados, desde 2020 tiene su propia bodega en el pequeño municipio de Ardón. Es una construcción de tierra donde se llegó a elaborar hasta un millón de litros y que estuvo operativa entre los años cuarenta y ochenta del siglo pasado.
Antes de la pandemia, exportaba el 60% de la producción. Su importador en Estados es La Luz Selection.