Esta bodega familiar nace como tal en 1999 sobre la base de una tradición vitícola que se inicia en el año 1910 con la compra de una viña en el paraje de Valdoneje donde se alzan hoy sus instalaciones de elaboración. El proyecto está impulsado por Dimas García y continuado en la actualidad por dos de sus hijos: Marcos y Elena.
Las 16 hectáreas que cultivan, todo viñas viejas de mencía, están repartidas en casi un centenar parcelas, la mayor parte en las características laderas de suelos arcillosos de Valtuille de Abajo, a los pies del antiguo asentamiento romano del Castro de la Ventosa. Con excepción de la godello y necesidades puntuales de cara a su vino de mayor producción, el tinto joven Pago de Valdoneje, se abastecen de sus viñas para producir algo más de 10.000 botellas.
Pago de Valdoneje (80.000 botellas, unos 7,5 € en España) es un vino frutal, de estructura moderada, pero profundo y muy bien elaborado, con las características notas terrosas de la variedad. La relación calidad-precio es imbatible teniendo en cuenta que se elabora con viñas de más de 85 años.
Otra etiqueta de gran relación calidad-precio es La Tellería (11.000 botellas, 11 €) que toma el nombre de su parcela de origen, situada en una ladera junto al Camino de Santiago. Tiene un paso de cuatro meses en un foudre de 10.000 litros, lo que refina el tanino sin empañar la fruta. El Valao (4.500 botellas, 14 €) tiene un perfil fragante y delicado, con fantástica frescura. Se elaboró por primera vez en la cosecha 2015. En ambos casos se surten de viñas muy viejas: 85 años para La Tellería y 90 para El Valao.
El godello La Cerrada (8.000 botellas, 13,5 €), en cambio, se elabora con cepas de unos 25 años. Fermenta en acero inoxidable y se cría en este mismo material dos meses con sus lías.
Aunque muchos de los vinos de la familia García Alba ya provenían de viñas y parajes concretos, han añadido a la gama nuevas etiquetas que siguen los parámetros de la reciente zonificación realizada en la DO. Así, han dejado de elaborar el Valdoneje Viñas Viejas para, con una presentación muy sobria y minimalista, lanzar el Vino de Villa Valtuille de Abajo (3.000 botellas) con seis meses de crianza en barricas de 500 litros. Son uvas totalmente despalilladas de entre 90 y 100 años, en su mayoría de los parajes de Villegas (arena) y El Val (arcilla) que se traducen en un tinto sabroso, de taninos redondeados, con fruta dulce y recuerdos de regaliz.
En lo que respecta al Vino de Paraje han dado esta categoría a su Cabanelas (1.200 botellas, 42 €) que elaboraban desde 2013. Cabanelas es una zona clásica de buena maduración de Valtuille de Abajo que se refleja en el estilo goloso y redondeado del vino. Se surten de una viña plantada en 1925 a unos 600 metros de altitud en suelos arenosos con algo de arcilla. Con un 50% de raspón, envejece unos 12 meses en barricas de roble francés.
También han lanzado otros dos tintos de parajes de Valtuille de Abajo, ambos con cepas de 95 años, que se distinguen por su frescura. En El Rapolao (1.800 botellas, 38 €,) trabajan con raspón y hay algo más de concentración y también más acidez, por lo que será interesante ver la evolución en botella. La Vitoriana (solo 600 botellas, 49 €) es una ladera de maduración tardía y suelos de arcilla protegida por el Castro de la Ventosa que da un carácter más herbal y tensionado (y eso que se prescinde del raspón), aportando frescura y profundidad. Es, sin duda, el tinto con más personalidad y energía de la bodega.
El 40% de la producción se destina a la exportación.