Vino Vintage Santander es un sueño para los amantes de los vinos viejos españoles: una tienda online de añadas antiguas, fundamentalmente de Rioja pero también de otras regiones a las que se puede acceder a golpe de click. Desde ahora, encontrar ese vino del año de nacimiento o de la fecha deseada de celebración y aniversario es más fácil.
En este momento hay casi 500 referencias a la venta que van desde los 20 € de un Viña Real de 4º Año o de los 25 € de un Monte Real de 1971, a los 1.200 € que cuesta una Vega Sicilia Único de 1932. El Marqués de Riscal de 1875 que también se anuncia a más de 2.000 € ya no está disponible, nos comunica el creador de este proyecto. Rodrigo Prieto es un santanderino con alma de coleccionista, ya que cuando era un niño comenzó a guardar cajetillas de tabaco y hoy su padre tiene la colección más importante de España en esta disciplina.
¿Cómo se llega desde ahí al vino? En su caso por vínculos familiares, ya que todos los vinos a la venta en esta web de reciente creación proceden de la maravillosa colección de su suegro, un médico gran amante del vino que durante toda su vida mantuvo cupo con alguna de las bodegas más importantes de España. El vino en esta casa se bebía, se disfrutaba y se regalaba con generosidad. Prieto cuenta, por ejemplo, la anécdota de que en la boda de la hermana del propietario de la colección se bebió Tondonia del 34. Ahí es nada.
Tras la muerte del doctor hace unos cinco años, la familia se encontró ante una colección de unas 15.000 botellas con 600 referencias distintas y excelente representación de vinos de Cvne, Tondonia, La Rioja Alta, López de Heredia, Riscal, Paternina o Vega Sicilia en añadas históricas como 47, 55, 64, 70… Y una pequeña pero apasionante muestra de blancos viejos, muchos de los cuales como el Viña Ardanza de La Rioja Alta hace décadas que se dejaron de elaborar. Rodrigo Prieto habla de la gran capacidad de envejecimiento (a menudo superior a la de los tintos) de los Tondonias o los mucho más difíciles de probar Ygay blancos, junto a marcas que hoy se consideran corrientes como el Monopole de Cvne o el Diamante de Paternina, pero que tuvieron décadas especialmente gloriosas.
En realidad, la selección de la web es excelente para hacer un repaso de la historia del vino embotellado en España. Por ahí se cuela algún Palacio de Arganza, Marqués de Monistrol, Yllera, Señorío de Sarría del 70. ¿Y qué me dicen de un Batalla de Almansa Gran Reserva del 64? También hay Mauros de los ochenta, Pisón y Flor de Pingus de la década de los noventa y está la primera añada de Pesquera (1975), que es sin duda objeto de coleccionista.
Gracias a su fiable proveniencia (desde las firmas elaboradoras a la bodega del comprador) y a las buenas condiciones de conservación favorecidas por la humedad característica del norte, el estado de los vinos es equiparable, según Prieto, a los que se conservan en las bodegas productoras.
Vino Vintage Santander sirve sus pedidos en España, países de la Unión Europea y Rusia. Para otros destinos se recomienda realizar una consulta directa. Además de la venta, la web ofrece un atractivo servicio de compra y asesoramiento. “Todo el mundo tiene un Vega Sicilia en casa”, dice Rodrigo, “pero la gente a veces se queda chafada cuando les digo lo que vale porque piensan que va a ser mucho más”.
Sin duda, uno de los elementos más atractivos de la página es que hace pública la cotización de mercado de distintas marcas y añadas y se convierte así en una buena referencia de un comercio de vinos que salvo raras excepciones (y dada la ausencia de subastas en España) se hacía de forma privada. Comparadas con las cifras a las que se cotizan las añadas antiguas de reconocidas marcas internacionales, los vinos españoles son más que asequibles, sobre todo para el consumidor internacional, pero Prieto reconoce que el aumento de la demanda en los últimos tiempos está haciendo subir los precios.
A los que quieran iniciarse en el mundo de los vinos viejos les recomienda empezar con botellas de marcas clásicas de entre 40 y 70 € y mucha paciencia porque la diferencia es grande con respecto a los vinos actuales. “Es importante mirar hacia atrás para ver cómo está el mundo actual. Hoy los vinos se elaboran de manera completamente distinta. Nosotros hemos defendido que estos vinos no podían estar malos y hemos peleado por que se reconozca su calidad. Todavía hay mucha diferencia en su reconocimiento y valoración respecto a los grandes franceses o a los barolos”.
Aprovechamos para preguntar a Rodrigo Prieto algunas consideraciones generales sobre el diagnóstico y el manejo de añadas viejas. Y he aquí algunos consejos.
Los principales elementos para poder hacer un diagnóstico de un vino viejo a simple vista es fijarse en el nivel que se marca en el cuello de la botella, el estado de la cápsula y el color del vino “aunque luego hay muchas sorpresas una vez abiertas las botellas”, señala Prieto.
“La mejor forma de abrir la botella cuando estamos hablando de vinos muy viejos es el degüelle” (se refiere a cortar el cuello de la botella con tenazas candentes de forma que no haya que pensar siquiera en como atacar al corcho) o, más sencillo para la mayoría de los mortales, utilizar un sacacorchos Durand que combina el sistema tradicional de hélice con el de láminas.
Los vinos no se decantan nunca. “Lo mejor es que vayan evolucionando a lo largo de una larga comida”. Hay veces, asegura, que el vino se muestra realmente viejo, pero al cabo de una hora puede haber cambiado por completo. “En estas botellas la última copa siempre es muy diferente a la primera”. ¿No es ésta una sensación que realmente merece la pena experimentar?
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