
El origen de las soleras de esta pequeña bodega familiar jerezana se remonta a mediados del siglo XVIII, pero su ubicación actual data de 1971. En ese año, el zamorano Faustino González adquirió las 220 botas de la familia Paúl, descendiente de los primeros propietarios, y las trasladó desde el Alcázar de Jerez al casco de bodega que su mujer Carmen García-Mier tenía en la Cruz Vieja, en el barrio de San Miguel.
El vino era la pasión de Faustino González, que se dedicaba profesionalmente a la medicina. Al principio se estableció como almacenista, llegando a tener hasta 600 botas, pero ahora esta bodega artesana cuenta con unas 300.
Tras el fallecimiento del patriarca, cinco de los 12 hijos continuaron con la bodega familiar. Siguen vendiendo mosto a otros productores pero desde 2014 comercializan el 40% de su cosecha bajo la marca Cruz Vieja. “Como dice el refrán, la viña y el potro, que lo críe otro. Aquí la uva se paga a peso sin mirar otros parámetros y eso está mal. Hacer vinos para terceros es un negocio ruinoso”, asegura Jaime González, uno de los hijos y cara visible del negocio.
A diferencia de muchas otras bodegas de Jerez que carecen de viñas propias, Faustino González posee siete hectáreas de palomino y pedro ximénez en el Carmen de Montealegre, un pago a 70 metros a nivel del mar en Jerez Superior, desde donde se ve la bahía. Trabajan en producción integrada y solo tratan con sulfato de cobre y azufre y la vendimia es siempre manual.
Otra tradición que mantienen en Faustino González es la de fermentar los vinos con sus levaduras propias y de forma natural en bota, una práctica que cayó en desuso con la llegada del acero inoxidable y el control de frío. La crianza posterior de los vinos en la solera es también la tradicional, en botas usadas de roble americano de 600 litros y el trabajo en bodega es manual. La bodega asegura que todos sus vinos se embotellan en rama, una práctica cada vez más habitual en los vinos de crianza biológica pero poco habitual en vinos de crianza oxidativa.
Su gama de vinos comienza con el Fino en Rama Cruz Vieja (dos sacas anuales de unas 1.250 botellas cada una, 22,50 €), de una solera con cuatro criaderas de la que se seleccionan 20 botas tras cinco-seis años de media bajo velo de flor. El vino tiene un perfil salino y cítrico con notas de esparto. Amontillado en Rama Cruz Vieja (unas 1.000 botellas de una saca anual, 30 €) tiene una crianza biológica de seis años en una solera que data de 1.926 seguida de otros seis años de crianza oxidativa y 17,5% de alcohol ganado por concentración.
Con una edad media de 15 años, Cruz Vieja Palo Cortado en Rama (unas 1.000 botellas de una saca anual, 37 €) es un vino afilado y complejo mientras que el Cruz Vieja Oloroso en Rama (1.000 botellas de una saca anual, 30 €), con una edad media de 20 años, es equilibrado y con las notas de nuez y madera típicas de muchos olorosos.
Faustino González exporta parte de su producción, principalmente a Francia, Japón, Estados Unidos y Gran Bretaña. En España sus vinos se pueden adquirir en Barcelona, en la bodega o bien en La Casa del Jerez, una tienda especializada en vinos del Marco regentada en la ciudad gaditana por uno de los hermanos González.
La bodega admite visitas bajo petición y también organiza catas maridadas en sus instalaciones.
Las más vistas
NEWSLETTER
Únete a nuestro grupo de Spanish wine lovers