Tokio, es sabido, se ha ganado el título de capital asiática del flamenco por su histórica afición y el gran número de bailaoras. Ahora otro título, también relacionado con Andalucía, parece estar en ciernes: la capital asiática de la venencia. Este año 72 participantes japoneses se presentaron a la décimo cuarta edición del Examen de Titulación de Venenciadores Oficiales, calificado por un grupo de profesionales japoneses del sector de hostelería y restauración presidido por César Saldaña, director general del Consejo Regulador de las Denominaciones de Calidad del Marco de Jerez.
Entre los ocho finalistas hubo los que venenciaron con elegancia, compostura y serenidad. Otros, levantaban la venencia con la misma rigidez y tensión que quien se presenta a un examen de tiro en una academia militar.
“Estuve practicando cinco horas diarias durante los últimos dos meses”, dijo tras recibir el primer premio Yoko Kamiya, la sonriente ganadora. “Claro que solo me podía permitir usar agua”, añade la sumiller profesional que trabaja en un restaurante francés situado en Sky Tree, una torre de 623 metros de altura con las mejores vistas de Tokio. “Soy sumiller de vinos franceses, pero cuando me piden algo distinto recomiendo un fino de Jerez”, asegura la joven que entrega una tarjeta de presentación con su cara sonriente sosteniendo una copa y la Y griega inicial de su nombre de pila, Yoko, reemplazada por una copa medio llena.
Yoko es un caso cada vez más común entre el amplio grupo de sumilleres profesionales y aficionados a los vinos en Japón que en la última década han empezado a apostar por el aroma, el color y el sabor de los vinos de Jerez. Y, por supuesto, por el componente estético de la venencia. El espectáculo y la exhibición de destreza de la buena venencia tienen mucho atractivo y dan la mayor parte de la puntuación a los participantes en el concurso. La ganadora de este año nos cuenta que cuando vio por primera vez una venencia quedó fascinada por el reto de mantener el chorro de fino cayendo directamente a la copa.
A ese conocido gusto japonés por la precisión se puede añadir la brevedad de la venencia, una cualidad que se encuentra en manifestaciones típicamente niponas como la poesía haiku, de solo tres versos, o el deporte del sumo cuyos combates de colosos suelen durar unos cuantos segundos.
Pero la técnica no lo es todo para obtener el título. Hay un examen teórico para el que los concursantes necesitan tener nociones de viticultura, vinicultura, conocer la historia de los vinos de Jerez, qué es el Consejo Regulador y en qué consiste el oficio de venenciador. César Saldaña, el director de la Denominación de Origen y jurado del concurso japonés desde sus inicios en 2002, es enfático en señalar que un simple examen de destreza reduciría el concurso a una demostración vacía de habilidad manual. “No nos interesa el circo” dice el único jurado que maneja una hoja de puntuación en español con las siete especificaciones a calificar: precisión (servir la misma cantidad y no verter), altura (distancia entre venencia y copa), ritmo de servicio, corte, estilo general, presencia (atuendo y disposición de elementos) e interacción con el público.
El experto español, cuya labor promotora avalan los 130 venenciadores oficiales certificados en todo Japón, añade que cada año se eliminan muchos participantes que ejecutan la venencia con una precisión casi “robótica” pero que no pueden diferenciar entre manzanillas, amontillados y olorosos.
Para la difusión de los vinos de Jerez en Japón ha sido indispensable el apoyo de personas como Yoshiko Akehi, fundadora del examen de titulación de venenciadores oficiales, autora especializada en vinos españoles y delegada en Japón del Comité del Vino de Jerez (Consejo Regulador de las DDOO Jerez y Manzanillas y Fedejerez). Yoshiko, que pasa gran parte del año investigando viñas famosas o descubriendo vinos en los lugares más recónditos de España, acaba de publicar el primer libro en japonés sobre los vinos fortificados españoles. Ha sido además un apoyo inestimable para locales como el Sherry Club, un mítico bar situado en el céntrico barrio de Ginza y dedicado en exclusiva a los vinos de Jerez desde la década de los años ochenta cuando el japonés medio creía que el Sherry wine (el vino de Jerez) estaba hecho con zumo de “cerezas” (cherry en inglés).
El Sherry Club se hizo famoso además por su reseña en el libro Guinness de los récords como el local con más variedad de vinos de Jerez en el mundo. Esta tendencia a acumular nombres se ha mantenido en el país ya que, según explica el director general del Consejo Regulador, el mercado japonés solo ha crecido en número de marcas. De modo que la siguiente etapa lógica debería ser una consecuencia natural del creciente número de venenciadores: el aumento de los bebedores.
Sherry Club
Chuo Ku Ginza 6-3-17 Yugen Bldg. 2Fl. Tokio.
Una intensa noche de copas y flamenco en Andalucía bastó para que la propietaria Michiko Takahashi se enamorara de los vinos de Jerez y fundara este mítico bar lleno de olorosas barricas. Aquí se venencia, se baila flamenco y se come español. En 2006 entró en el libro Guinness de los récords por ofrecer el mayor número de vinos de Jerez (227).
Bar Ollaría
Chuo Ku Ginza 7-2 (1Fl.). Tokio
También en Ginza, desbancó al Sherry Club en el Guinness ofreciendo aún más vinos de Jerez (293). Se promociona como un bar con cuatro venenciadores, dos de los cuales han ganado el concurso anual. Complementa su oferta con jamones de gran calidad y un aire más urbano que mezcla ambientes de bar español y bistró.
Bar Roji
Shinjuku Ku Shinjuku 3-17-17 (B1-3F). Tokio
La gran afición japonesa a los tragos highball (combinados rebajados con agua, soda o cualquier otro ingrediente no alcohólico) ha llegado a los vinos de Jerez. En este bar, especializado en brochetas de pollo asado (yakitori), no hacen falta los venenciadores pues se ofrece vino generoso de Jerez mezclado con soda. “Un nuevo estilo de highball”, dice su publicidad.
Bar Venga!!
Chūkyō-ku Kawaramachi Tōri Takoyakushi kudaru
Hitosujime Iri ru Shioya-chō 671 - 1 LEX Bld. B 1 F
Quien visita Kioto y quiere una pausa después de un día de pagodas, jardines zen, olor a incienso y coloridos quimonos, solo tiene que dirigirse al bar Venga!! “Déjese seducir por el encanto de España y los vinos de Jerez” es el lema de este rincón para los aficionados a los amontillados, olorosos y finos en la antigua capital.