Con 210 variedades de uva hasta ahora desconocidas en España y 91 nuevas castas nombradas e identificadas, los resultados del proyecto de investigación sobre colecciones de vid española que se presentaron ayer en el INIA (Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria) han superado todas las expectativas.
Félix Cabello, director de la colección de vides de El Encín y jefe del departamento de Agroalimentación del IMIDRA (Instituto Madrileño de Investigación Agraria y Alimentación de la Comunidad de Madrid), entidad coordinadora del proyecto, destacó que se trata de “un hito histórico en la viticultura española”. En presencia de la mayoría de investigadores que han participado en el Proyecto de documentación, caracterización y racionalización de las colecciones de vid y que representan 25 centros repartidos por la geografía española, señaló que gracias a la nueva información recabada “pasamos a duplicar la riqueza varietal que tenemos en España”.
Igualmente, destacó que es la primera vez desde que se realizaran las transferencias en materia de agricultura a las comunidades autónomas que se realiza un trabajo conjunto de semejante envergadura. Desde su punto de vista, es únicamente comparable a la creación de la colección de Villava por García de los Salmones, quien entre 1896 y 1914 consiguió reunir 843 variedades de vinífera; dicha recopilación es la base de la actual colección de vides de El Encín.
La presentación se realizó a lo largo de la jornada de coordinación con los distintos investigadores participantes en el proyecto que fue inaugurada por el viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, y por el director del INIA, Manuel Laínez.
Con toda esta nueva información sobre la mesa, el número de uvas de mesa y vinificación en España se habría más que duplicado pasando de 235 a 536. Si nos centramos en las viníferas y según la información facilitada en la presentación de los resultados del proyecto, en la actualidad estaba documentada la existencia de 116 variedades autóctonas o de cultivo tradicional, 19 castas extranjeras autorizadas y 74 variedades de cultivo minoritario o en peligro de extinción. Es precisamente este último grupo el que experimenta un crecimiento inusitado para pasar a sumar 375 variedades.
El nuevo hallazgo contribuirá sin duda a elevar el perfil de España dentro del ranking europeo de diversidad varietal, encabezado por Italia (400 variedades) y Portugal (308) y en el que nuestro país, con 155 variedades cultivadas, ocupa la sexta posición por debajo de Croacia, Grecia y Francia. Aunque más alarmante aún es el hecho de que sólo nueve variedades representen el 80% de la superficie de nuestro viñedo.
El proyecto, financiado por el INIA, ha contado con un presupuesto de algo más de 132.000 € y ha permitido estudiar 1.763 muestras; 653 de comparación de perfiles de ADN y 1.110 procedentes de plantas que han sido analizados en el laboratorio de Biología Molecular del IMIDRA. El objetivo último es completar el Inventario de Recursos Fitogenéticos a partir de la información existente en las distintas instituciones españolas.
Los principales hallazgos de nuevas variedades se han localizado en zonas fronterizas con Francia (Prepririneo de Huesca, Lérida y Gerona) y Portugal (Arribes, Sierra de Francia, Cáceres), así como en Asturias y Cantabria (Liébana), el Bajo Aragón, San Martín de Valdeiglesias en Madrid, Granada, Murcia, Valencia, Manchuela y Sacedón (Guadalajara), además de Canarias y Baleares.
La comparación con la colección de vides de El Encín y con la Base de Datos de Variedades Europea ha permitido detectar coincidencias entre las prospecciones de comunidades cercanas que certifican que se trata de variedades abandonadas o minoritarias. Esto permitirá también conocer mejor la evolución de viníferas en España y determinar incluso parentescos directos (relaciones fitogenéticas).
Un ejemplo expuesto por Félix Cabello en la reunión es la castellana blanca, citada por primera vez en 1513, presente en casi todas las comunidades autónomas españolas y de la que ya se sabe que proceden las actuales verdejo y godello. La llamada plant de Vic, por ejemplo, procedente de la colección de la familia Torres, ha aparecido también en Murcia, Aragón, Alicante y Castilla y León. Si nos vamos por la vía exótica, se ha encontrado un ejemplo de muscat d’Istamboul tras contrastar con la colección de vides de Montpellier que ya no se cultiva en ningún lugar. Queda ahora la tarea de nombrar y describir todo el nuevo material vegetal y ver qué variedades podrían ser susceptibles de incorporarse en los viñedos de las distintas regiones vinícolas.
Por último, el proyecto también ha permitido recabar distintos morfotipos (variaciones dentro de una misma casta) de algunas de las variedades más extendidas por la Península, como es el caso de la tempranillo y de la garnacha.