La presentación del nuevo Gran Reserva 904 Selección Especial 2015 a la sumillería y clientes de Madrid se redondeó con una degustación de vinos históricos que incluyó añadas tan fascinantes como 2001 y 2010. Pese a estas y otras cosechas memorables de la marca, la bodega nunca se había decidido hasta ahora a conceder una distinción que limita de manera estricta a las añadas más excepcionales. Sí lo había hecho, sin embargo (y esto es de interés para los coleccionistas) en sus Viña Ardanza 2010 y 2001, y en el Gran Reserva 890 de 2005 y 2001.
El Gran Reserva 904, nacido como 1904 y que aparece también en etiquetas antiguas como Reserva 904, conmemora la fecha de la fusión de La Rioja Alta con Bodegas Ardanza, propiedad de uno sus accionistas fundadores. Su hermano mayor, el Gran Reserva 890 (1890 en su momento), había hecho lo propio unos años antes con la fecha de creación de la bodega a cargo de tres familias vascas que aportaron capital y dos riojanas con gran conocimiento del negocio del vino.
En la actualidad, la familia Aranzabal, con Guillermo Aranzabal como presidente, es el accionista mayoritario de la firma. El relevo generacional está ya en marcha en la figura de Guillermo Aranzabal Jr., que se incorporó hace unos años al negocio y está de momento volcado en la exportación. Padre e hijo aparecen en la foto inferior, que fue tomada durante la última edición de La Cata del Barrio de la Estación en marzo de 2022.
Aunque el ensamblaje del Gran Reserva 904 ha evolucionado ligeramente a lo largo del tiempo como se puede ver en esta cata de añadas viejas, hace tiempo que se apoya en una base de tempranillo complementada con alrededor de un 10% de graciano. Otro elemento fundamental en la definición del estilo es el envejecimiento en barricas de roble americano. De hecho, la bodega sigue importando madera de Estados Unidos, realizando el secado al aire libre durante dos años y fabricando en su propia tonelería el 100% de las barricas de roble americano que necesita para cubrir sus necesidades.
El 904 representa el arquetipo del rioja delicado, sedoso y elegante con capacidad de guarda. De media, se elabora entre cuatro y cinco veces en una década y es el estilo más difícil de mantener en un contexto de cambio climático. De momento, se consigue gracias al carácter fresco y atlántico de los viñedos más elevados de Rioja Alta, en ubicaciones como Villalba o Haro y su entorno. Desde comienzos de los años 90, la graciano procede de fincas ubicadas en zonas algo menos extremas de Briones, Rodezno o Fuenmayor, donde se aseguran una buena maduración. Son, en todos los casos, viñedos propios seleccionados entre las 515 hectáreas que la firma cultiva en Rioja y que le permiten cubrir todas sus necesidades.
Según el enólogo Julio Sáenz, “la sucesión de días soleados y noches frescas después de la festividad de San Mateo (20 de septiembre) es clave para conseguir una maduración lenta y equilibrada”. 2005, por ejemplo, se caracterizó por una gran acumulación de días con estas características. Para el director técnico de La Rioja Alta, lo que distingue a estos vinos es que “tienen la capacidad de hacerse mayores sin hacerse viejos”.
En la elaboración, se funde tecnología y tradición. La vendimia es manual, pero la uva se transporta a bodega en vehículos refrigerados y pasa después por máquinas de selección óptica. Quizás por esto se habla mucho de evolución, pero nunca de revolución y la casa está muy preocupada por distinguir modas, a las que no tienen ningún interés en sucumbir, de tendencias. En este punto, Guillermo Aranzabal pone el acento en el riesgo que esto supondría teniendo en cuenta los años que tardan los vinos en salir al mercado. “Tenemos el equivalente a ocho años de ventas en existencias de forma permanente”, recuerda.
Los trasiegos, sin embargo, se siguen realizando a la manera tradicional: de forma manual y a la luz de la vela en toda la gama desde la marca de menor envejecimiento, Viña Alberdi, hasta el Gran Reserva 890, el vino que permanece más tiempo en barrica hasta los seis años. El único cambio notable en los últimos años es la supresión de los trasiegos que se realizan en los últimos estadios de envejecimiento para que los vinos salgan más enteros al mercado. El 904 pasa cuatro años en barrica y cuatro en botella. La producción media por cosecha gira en torno a 120.000 botellas.
En La Rioja Alta se sienten tan cómodos con su filosofía que son capaces de dejar que los propios vinos tomen las decisiones importantes. La salida al mercado del nuevo Selección Especial 2015, por ejemplo, se ha retrasado un año porque consideraban que no estaba aún preparado. Esto implica lidiar con las presiones de los clientes y asumir el coste financiero de un año más de inmovilizado. Tal y como lo ve Guillermo Aranzabal, “el verdadero lujo es el tiempo”.
Gran Reserva 904 1997 Tinto. Color rubí teja acorde con su edad. Clásica nariz con notas especiadas (vainilla), tabaco, frutos secos y un deje de brandy y desván. Cuerpo medio a ligero en el paladar, sedoso, sustentado por la acidez que actúa como hilo conductor y acentúa la persistencia, y leve terrosidad final. El más liviano del grupo, tiene el encanto de ser un vino de otra época, probablemente muy difícil de reproducir en la actualidad. 13% vol.
La calificación oficial fue solo “buena”. El año se caracterizó por un invierno más lluvioso de lo habitual, pero de temperaturas suaves, lluvias atípicas en verano y menos calor del habitual, pero septiembre fue muy soleado y permitió completar bien la maduración. Este vino estuvo a punto de no salir al mercado porque no soportaba la comparación con su antecesor, el excelente 1995. Se decidió obviar la añada, pero no tuvieron prisa en descorchar las botellas. Al cabo de año y medio, cuando volvieron a probarlo, había cambiado por completo, hasta el punto de convertirse en una de las cosechas mejor puntuadas hasta ese momento.
Gran Reserva 904 2001 Tinto. Rubí con borde levemente teja. Nariz muy seria, con peso de fruta confitada, tabaco, especias dulces (canela) y un leve fondo anisado y de frutos secos. Mayor estructura que la añada anterior, con largo recorrido en boca y mucho de todo dentro del perfil de la marca: tanino, acidez, persistencia y excelente textura. Es una gran añada con mucha vida por delante. El vino se siente aún joven. La he probado en distintos momentos y me parece que es un icono de lo que Rioja puede ofrecer y también de ese estilo refinado en peligro de extinción. 12% vol.
2001 es una de las grandes añadas del siglo XXI (para muchos la mejor). Destacó la maduración muy lenta y la excelente sanidad de la uva que permitió conseguir uvas perfectamente equilibradas. Fue calificada como excelente.
Gran Reserva 904 2005 Tinto. Cereza con borde rubí. Uno de los vinos más intensos de la cata, conserva un peso importante de fruta roja y negra y un agradable toque perfumado y de flor seca. También hay regaliz y vainillas. En boca es casi esférico en su amplitud, con sensación de opulencia pero sin perder la sedosidad del estilo. Quizás la acidez está más integrada, aunque se siente muy jugoso y sabroso, firme, muy largo. Contentará también a quien gusta de vinos algo más llenos, en una cosecha de mayor madurez, pero muy bien gestionada. 13,5% vol.
La añada fue calificada como excelente. Se caracterizó por una primavera con lluvias moderadas y bien distribuidas. Septiembre fue casi perfecto, con temperaturas moderadas durante el día y frescas por la noche. Además, la bodega puso en marcha mejoras como el transporte refrigerado hasta la bodega.
Gran Reserva 904 2010 Tinto. Cereza con borde rubí. Algo cerrado al inicio, con notas de cuero y frutos secos, se abrió progresivamente para mostrar especias dulces (vainilla, canela), y una agradable nota de pimienta, recuerdos de fruta escarchada y pastelería. En boca es refinado, fresco y elegante, con un toque tostado reductivo que le aporta clase. Muy buena acidez y tanino sedoso que lo hace ya muy disfrutable, aunque hay vino para rato. El juego de equilibrios está especialmente conseguido. 13,5% vol.
La añada 2010, también excelente según la calificación oficial, es otra de las redondas del siglo XXI: fresca, de influencia atlántica, con excelente estado sanitario, racimos sueltos y de granos pequeños y rendimientos moderados.
Gran Reserva 904 Selección Especial 2015 Tinto. Cereza con borde rubí. Nariz compleja y profunda, con fruta roja bien madurada, toques perfumados, tostados, fondo mentolado y de tabaco rubio. Atractiva madurez en el paladar, con mucha profundidad, taninos firmes pero muy bien envueltos; la sensación es de gran sedosidad y persistencia, con notas especiadas (pimienta) en final de boca. De esta añada se han elaborado 110.000 botellas. 14,5% vol.
Para el Consejo Regulador 2015 fue muy buena, pero en La Rioja Alta, han visto otra gran añada atlántica con un mes de septiembre perfecto que alternó días soleados con la influencia fresca del cierzo y noches frías. Una vez más, excelente equilibrio y gran estado sanitario que benefició a los viñedos de vigor moderado, situados en zonas fresas y a mayor altitud.
Pregunté a Julio Sáenz hasta qué punto estaban preocupados por el aumento del grado alcohólico, sobre todo por el salto a 14,5% vol. en la añada 2015. Aludiendo a su antecesor al frente de la elaboración, señaló: “Muchos grandes reservas de José Gallego de 12% y 12,5% vol. eran grandes vinos. El grado no es un problema si hay un equilibrio con la acidez. En 2003, por ejemplo [la primera añada de calor extremo] no había acidez. La acidez natural que necesitamos (corregir puede ser una solución para un vino de corto recorrido, pero no para un gran reserva) se sigue manteniendo en ciertas zonas de Rioja. Por ejemplo, en viñedos viejos a más de 700 metros.
Pese a superar los 14% vol., el 2015 refleja el estilo y la tipología del Gran Reserva 904. Cada nueva añada que mantiene esta identidad es una victoria y una prueba de resiliencia.