No hay otra marca histórica en España que ejerza semejante fascinación y que ocupe una posición tan privilegiada en el mercado de vinos finos. De hecho, es la única que figura en la lista Liv-Ex Power 100 de 2022 publicada a finales de noviembre. En un contexto en el que Burdeos se resiente ante el dominio creciente de Borgoña, la presencia de vinos no franceses este año estuvo limitada a Italia (12), Estados Unidos (8), Australia (1) y Vega Sicilia, que ascendió desde el puesto 80 que ocupaba en 2021 al 69.
Coincidiendo con el 40 aniversario de la compra de Vega Sicilia por parte de la familia Álvarez, la mítica bodega de Ribera del Duero ha estado particularmente activa. En febrero hizo oficial su entrada en Rías Baixas para elaborar blancos de albariño y a la vuelta del verano ha celebrado la fecha por todo lo alto con sendas catas verticales de Único: una para prensa internacional en septiembre en el Celler de Can Roca, en Girona, y otra para los de casa en el asador Etxebarri de Bizkaia en noviembre.
La del Celler de Can Roca concentró 40 añadas en formato mágnum (algunas aún no han llegado al mercado) hasta 1960. En la cata de Etxebarri a la que asistimos se mezclaron mágnums con botellas de 75 cl. y se redujo el número de vinos, pero también se incluyeron dos añadas de la década de los cincuenta y una de la de los cuarenta. En una subasta realizada hace unos días en Ginebra por Baghera Wines, un lote muy similar al disfrutado en el tres estrellas Michelin de Girona, en este caso una vertical de 36 mágnums de Único, alcanzó los 111.447 €. Fue el lote mejor valorado de una sesión que reunió a grandes vinos del mundo y la mejor prueba del prestigio de la marca y de su capacidad de envejecimiento.
Seguramente, el aura de Vega Sicilia tiene mucho que ver con su aislamiento. Hasta que la DO Ribera del Duero despega en el último cuarto del siglo XX tras el boom que supone la aparición de Pesquera (la DO se crea en 1982, el mismo año que la familia Álvarez adquiere Vega Sicilia), es una presencia solitaria entre los páramos castellanos. Y el estilo de largos envejecimientos de su etiqueta más característica, Único, nada tenía que ver con los nuevos riberas briosos y con mucho peso de fruta.
El vino nace a principios del siglo XX aplicando la filosofía riojana de la época. Los propietarios de entonces, la familia Herrero, lo mueven en sus círculos sociales, a menudo más como un regalo que como un producto comercial, lo que genera la leyenda del vino al que muy pocos pueden acceder. Tras pasar por las anodinas manos de la empresa de semillas Prodes y de un empresario venezolano que gestionó desde la distancia, la familia Álvarez llega a tiempo para realizar el tránsito a la modernidad en un contexto de profundas transformaciones vinícolas, políticas y económicas en España. Su gran logro: posicionar una marca prácticamente desconocida en los mercados internacionales entre los mejores vinos del mundo. Hay muchos más detalles sobre el proceso y algunas piedras en el camino en este artículo que publicamos en 2015 con motivo del 150 aniversario de la firma -es significativo cómo se ha incrementado el precio de todos los vinos del grupo desde entonces.
Con su seriedad, modestia y falta de afectación, Pablo Álvarez (en la foto inferior) ha llevado de forma muy directa las riendas de Vega Sicilia desde 1986. Hombre práctico y poco dado al boato, ha sido incansable, tanto en sus viajes para dar a conocer el tinto castellano con mayor capacidad de envejecimiento como a la hora de concebir nuevos proyectos. Desde la propia Ribera del Duero (Alión), o la vecina Toro (Pintia), a la lejana región húngara de Tokaj y, más recientemente, a Rioja en asociación con los Rothschild y, de nuevo en solitario, Deiva, la última aventura del grupo en Rías Baixas que debería llegar al mercado en 2025.
“Vega Sicilia ha sido, es y será la fuente de inspiración para todos nuestros proyectos, los creados y los que vendrán. La calidad llevada absolutamente a todo: a cada paso en la viña, a cada paso en la elaboración de los vinos, a cada paso en la atención a nuestros miles y miles de clientes en todo el mundo”, ha escrito el propio Álvarez con motivo de este 40 aniversario.
Queda ahora la incógnita de la sucesión al frente de una marca que siempre ha sido más fuerte que los propietarios que la han conducido a lo largo de los años, aunque nunca antes se había realizado una labor tan ingente para mantener y acrecentar su prestigio.
Pocas bodegas en España pueden presentar tantas añadas viejas y tan en forma como Vega Sicilia. En Único hay siempre una dimensión austera de esa Ribera del Duero de clima extremo que da mucha seriedad y personalidad a los vinos y actúa en cierto modo como columna vertebral. Luego, la personalidad de cada cosecha aporta sus matices y evoluciona por caminos más o menos expresivos e incluso barrocos.
Las principales diferencias entre los vinos actuales y los de antaño tiene que ver con una reducción paulatina de la presencia de variedades internaciones en la mezcla, en especial de la cabernet sauvignon, y el aumento del grado alcohólico, que es algo generalizado en todas las regiones. A partir de la cosecha 1999, los vinos se instalan en los 14% vol. o incluso superan esta barrera.
Evidentemente, la elaboración de Único ha evolucionado a lo largo del tiempo. Aunque sigue siendo un vino que sale al mercado diez años después de la fecha de cosecha, se han ido incorporando maderas más nuevas, recortando los tiempos de estancia en roble y apostando por los tinos de gran tamaño, especialmente desde la incorporación de Gonzalo Iturriaga en 2014, aunque 2015 es la primera añada en la que estuvo al frente de todas las etapas del proceso. El año pasado Iturriaga nos abrió las puertas de la bodega para contarnos la elaboración de Único paso a paso y, sobre todo, transmitir la idea de que un vino así no se resuelve con un mero ensamblaje previo al embotellado.
En las elaboraciones actuales el vino pasa entre cinco y seis años en madera combinando barricas de distintos usos y tinos de madera. La tónica fue similar en los noventa con la excepción de 1991 y 1994, que llegaron a los ocho años, más en línea con las elaboraciones de las dos décadas anteriores en las que a menudo se alcanzaban los 10 años. El 1989 superó los 12 años de envejecimiento en roble y el mítico 1970 pasó 15 años en distintos recipientes de madera.
Otro aspecto importante en un vino que solo se elabora en las mejores añadas es que ha ganado una continuidad sin precedentes en el siglo XXI. Desde el año 2000 solo ha faltado a su cita en 2001 (la finca se vio afectada por una gran helada y la casa decidió no elaborar con uvas de segunda brotación) y ha salido adelante, con los oportunos recortes de producción, en cosechas tan complicadas en Ribera del Duero como 2007 o 2008.
Vega Sicilia Único 2013 Mágnum
97% Tinto Fino, 3% Cabernet Sauvignon
14,5% vol.
76.476 botellas, 3.658 mágnum, 362 doble mágnum, 59 imperial y 6 salmanazar
Complejo, serio, con un punto austero, especias dulces (canela), fruta roja sobre un fondo de cacao. Menos estructurado de lo habitual, pero con matices, frescura y persistencia. Buen trabajo teniendo en cuenta las dificultades de una añada lluviosa y de temperaturas más bajas de lo habitual durante la fase de maduración. Buena opción de guarda.
Vega Sicilia Único 2010 Mágnum
94% Tinto Fino, 6% Cabernet Sauvignon
14,5% vol.
85.185 botellas, 3.362 mágnum, 228 doble mágnum y 36 imperiales
Una de las grandes añadas de este siglo. Complejo, fino, especiado, con maderas cremosas y fruta desecada, recuerdos de almendra salada. Evoluciona a mentolados. Gran textura en el paladar, con mucho de todo, taninos perfectamente maduros y elegancia a raudales, larguísimo. Las condiciones climáticas fueron perfectas: altas reservas hídricas en el suelo, buena insolación, gran amplitud térmica en fase de maduración. Una añada de 10.
Vega Sicilia Único 2009 Mágnum
94% Tinto Fino, 6% Cabernet Sauvignon
14,5% vol.
74.274 botellas, 3.390 mágnum, 209 doble mágnum, 22 imperial
Mayor madurez de fruta que en 2010 y con la parte austera (piel de avellana) bastante presente dando paso poco a poco a la fruta y en el paladar a una mayor jugosidad. Gana mucho en evolución en copa. Taninos serios y excelente potencial de desarrollo. Otro año de buenas condiciones climáticas y diferencias térmicas durante la fase de maduración con la bendición añadida de un buen estado sanitario por la ausencia de lluvias en primavera.
Vega Sicilia Único 2004 Mágnum
87% Tinto Fino, 13% Cabernet Sauvignon
14% vol.
87.516 botellas, 2.227 mágnum, 156 doble mágnum, 5 imperial
Con más presencia de cabernet sauvignon que en las añadas anteriores. Profundo, con concentración de fruta en confitura y toques especiados. Evolucionan a frutos azules, flor marchita y mentolados. Complejo y cambiante en la copa. Excelente textura, el vino se pasea elegantemente por todo el paladar, complejo, larguísimo y con todo en su sitio. Un gran vino beneficiado por el clima: invierno frío y lluvioso, primavera templada, verano caluroso con lluvias en los momentos adecuados.
Vega Sicilia Único 1999 Mágnum
90% Tinto Fino, 10% Cabernet Sauvignon
14% vol.
96.159 botellas, 2.596 mágnum, 157 doble mágnum.
Una nariz algo láctica al inicio con recuerdos de toffee sobre un fondo de fruta negra. Cuerpo medio, fluido, buena textura, muy agradable, un muy buen embajador del estilo de la marca. Vendimia tardía y complicada: comenzó el 11 de octubre y hubo que parar por las lluvias hasta el 1 de noviembre; la cabernet se recogió el 16 de noviembre.
Vega Sicilia Único 1996 Mágnum
90% Tinto Fino, 10% Cabernet Sauvignon
13,5% vol.
99.480 botellas, 2.235 mágnum, 150 doble mágnum
Energético y con brío, muy entero y con la fruta aún presente (mermelada de frambuesa), leves y finas notas tostadas. Vibrante y jugoso en el paladar, como si tuviera el secreto de la eterna juventud; no hay rastro de austeridad en este 1996. Aquí bajamos por primera vez de los 14% vol. Climáticamente, llovió abundantemente en una primavera fresca, pero sin heladas y el verano fue caluroso con lluvias intermitentes. La vendimia arrancó el 1 de octubre.
Vega Sicilia Único 1994 Mágnum
85% Tinto Fino, 15% Cabernet Sauvignon
13,5% vol.
96.280 botellas, 2.196 mágnum, 150 doble mágnum
Nariz muy compleja y con gran riqueza de matices entrando ya en el barroquismo que caracteriza la evolución de algunas añadas de la casa, pero aún con presencia de fruta y notas especiadas. La cabernet (hay un 15%) hace notar sus toques mentolados en un paladar de fina textura, muy entero y simplemente delicioso. Otra de las grandes añadas de la cata que coincide con una climatología favorable con buena pluviometría en primavera y un verano seco. Gran potencial de guarda y uno de los vinos con envejecimiento más largo en madera (106 meses) de las añadas que probamos posteriores a 1990.
Vega Sicilia Único 1991 Mágnum
85% Tinto Fino, 15% Cabernet Sauvignon
14% vol.
98.098 botellas, 2.222 mágnum, 132 doble mágnum
Una añada muy alabada en su momento en Ribera del Duero que no defrauda. Ahumados, especias dulces, terciarios finos (tabaco). Paladar generoso con buena textura y acidez, hace honor a la personalidad y fama de vinos longevos de la casa. Algo menos de pluviometría y temperaturas altas en verano (el grado vuelve a escalar a los 14% vol.).
Vega Sicilia Único 1990 Mágnum
80% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon
13,5% vol.
109.548 botellas, 2.653 mágnum, 150 doble mágnum
Empezó más tímido y cerrado y no alcanzó la expresividad de otras botellas. Paladar sabroso con acidez en primera línea y quizás algo menos arropada, pero mantiene muy bien la tensión y se redondea con toques cremosos en final de boca. La proporción más alta de cabernet hasta el momento.
Vega Sicilia Único 1989 Mágnum
80% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon
13,5% vol.
105.860 botellas, 2.632 mágnum y 150 doble mágnum.
Una expresión muy refinada de la Ribera que también lleva mentalmente a Burdeos: especiado, complejo, más sutil que intenso. Profundo, fresco y elegante en el paladar donde la cabernet se hace evidente, excelente el tanino, la textura y la persistencia. Muy entero, como detenido en el tiempo. El invierno fue frío y lluvioso, la primavera templada y el verano cálido. El vino con envejecimiento más largo en madera (148 meses) entre las añadas que probamos de la década de los ochenta.
Vega Sicilia Único 1986 Mágnum
75% Tinto Fino, 25% Cabernet Sauvignon
13,5% vol.
62.748 botellas, 2.000 mágnum, 102 doble mágnum
Sube el porcentaje de cabernet y baja notablemente la producción. No fue la mejor botella. Arrancó con notas de cuero, luego aparecieron notas lácticas. Mejor en boca, sabroso, pero con menos persistencia que la media. Climáticamente, otra añada de libro con suficiente lluvia y tiempo espléndido en vendimia.
Vega Sicilia Único 1981 Mágnum
65% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon, 15% Merlot y Malbec
13,5% vol.
77.092 botellas, 2.000 mágnum y 52 doble mágnum
La tempranillo sigue dominando pero entran otros actores en juego (cabernet, merlot y malbec se autorizaron en la DO Ribera del Duero ya en 1982 porque estaban presentes en el viñedo de Vega Sicilia). Un vino de perfil más bordelés (sotoboque, recuerdos de grosella y frambuesa) con toques de especias dulces. Más acidez y tensión en boca, con notas tostadas (pipa de girasol). Balsámico y sorprendentemente entero. Un año de lluvia, oscilaciones térmicas y vendimia con dificultades climatológicas.
Vega Sicilia Único 1980
60% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon, 10% Merlot, 10% Malbec y Albillo
13,5% vol.
38.480 botellas y 2.000 mágnum
De cuando el Único también incluía pequeños porcentajes de uva blanca (albillo) en la mezcla. Notas especiadas, fruta en licor (frambuesa, endrinas), especias dulces (canela). Muy buena acidez y textura, con gran tensión y persistencia. Se acerca también a ese perfil bordelés. Y esto en un año irregular en la que la vendimia se retrasó hasta el 20 de octubre.
Vega Sicilia Único 1975
70% Tinto Fino, 15% Cabernet Sauvignon, 10% Merlot, 5% Malbec y Albillo
13,5% vol.
44.750 botellas y 2.000 mágnum
Catamos una botella con perfil más cansado y leve evolución. En boca la acidez está menos arropada y hay algunas aristas, pero se conserva relativamente entera. El verano fue seco y con temperaturas alta. Se empezó a vendimiar el 8 de octubre.
Vega Sicilia Único 1974
70% Tinto Fino, 30% Cabernet Sauvignon y Merlot
13,5% vol.
63.500 botellas y 2.000 mágnum
Un año templado en la década de los 70, con verano caluroso e inicio de la vendimia el 10 de octubre. Nariz con notas de frutos secos y toques especiados (nuez moscada). Cuerpo medio, toque herbal de la cabernet. Un poco por debajo de la media en lo que atañe a complejidad y persistencia.
Vega Sicilia Único 1970
70% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon y 10% Merlot y Malbec
13% vol.
94.500 botellas y 2.000 mágnum
Un vino incontestable y el mejor de la cata, con lo que cuesta destacar dentro de un nivel medio tan elevado. Fresco y profundo, se expresa de manera multidimensional. Notas de fruta en licor, mentolados, frutos secos y toques especiados en una nariz súper compleja que evoluciona a toffee, curry, regaliz. En boca es esférico, llena todo el paladar, voluptuoso, elegante y con la textura del terciopelo, se expresa en muchas capas. Larguísimo e inolvidable. Es la segunda vez que pruebo el 1970 en mágnum y las dos veces me ha dejado epatada. Sin duda, uno de los mejores tintos que he probado en mi vida. Climáticamente, el invierno fue frío y lluvioso, el verano caluroso con grandes oscilaciones térmicas día-noche y la vendimia temprana y con muy buen tiempo. El envejecimiento en madera fue extremadamente largo: cinco años en depósitos de madera de gran capacidad y 10 años más en barricas usadas.
Vega Sicilia Único 1968
70% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon y 10% Merlot, Malbec, Albillo
13,5% vol.
45.300 botellas y 2.000 mágnum
Estilo barroco y opulento con notas licorosas y recuerdos de ebanistería en nariz. Maduro y de nuevo con carácter en boca. Parece haber dado ya lo mejor de sí ¿Cuánto tiempo podrá mantenerse en su estado actual? Invierno y primavera lluviosos; verano cálido y vendimia sin contratiempos que se inició el 6 de octubre.
Vega Sicilia Único 1965
75% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon y 5% Merlot, Malbec
13,5% vol.
91.000 botellas y 2.000 mágnum
Elegante nariz con notas ahumadas y frutos secos sobre un fondo de caramelo. Opulento, con buen recorrido en boca y persistencia, aunque flaquea ligeramente tras llevar un tiempo en copa. Se enmarca en un estilo de Únicos con larguísimos envejecimientos en madera. Éste en concreto estuvo en tinos de madera de 22.000 litros tres años, luego un año en barricas de 576 litros y posteriormente 10 años en barricas viejas de 225 litros. Fue un año de lluvias generosas en invierno y primavera y el clásico verano cálido con amplias diferencias térmicas durante el periodo de maduración.
Vega Sicilia Único 1964
65% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon y 15% Merlot, Malbec, Albillo
13,5% vol.
96.000 botellas.
Austero, frutos secos (avellana), notas terciarias y, en la primera impresión, algo menos en forma que el 65. Carácter licoroso con leves notas secas de la madera en final. Iniciando la fase de declive. Verano óptimo y clásico para la zona que permitió iniciar la vendimia a principios de octubre.
Vega Sicilia Único 1962
70% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon y 10% Merlot, Malbec, Albillo
13,5% vol.
87.600 botella y 2.200 mágnums
Aunque las características climáticas de este año fueron parecidas a las otras dos añadas de la década de los sesenta, el 62 tiene un color más vivo y profundo. Comparte la gama aromática de los frutos secos, pero con mayor intensidad y acompañada aquí de complejas notas especiadas, fruta en licor y finos toques tostados. Con estructura y buena acidez en boca, sabroso, persistente. Son vinos de esta calidad y con evoluciones tan lentas los que hacen grande a Vega Sicilia. Detrás, volvemos a encontrar envejecimientos larguísimos: tres años en depósitos de madera de 20.000 litros, dos años en bocoyes de 700 litros y 12 años en barricas viejas de 215 litros, según la información que aporta la bodega.
Vega Sicilia Único 1960
70% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon y 10% Merlot, Malbec, Albillo
13,5% vol.
63.000 botellas y 2.200 mágnums
Aquí sale un poco más la madera en nariz, pero esta bien acompañada de notas especiadas y de fruta en licor. Menos estructurado que el 62 pero mantiene la tensión en el paladar. Otra meritoria evolución en botella en una vendimia favorecida con temperaturas medias.
Vega Sicilia Único 1957
80% Tinto Fino, 20% Cabernet Sauvignon
13,5% vol.
25.500 botellas
Fruta roja en licor (guinda), con leves notas aldehídicas y especias. Sabroso, paladar mantenido gracias a su buena acidez, algo por debajo del 60, pero dentro de un buen nivel en el contexto de la cata. Aquí entramos en una fase de producciones mucho más bajas. Es probable que en ello influyera la venta de la finca a la empresa de semillas Prodes que se hizo efectiva en 1952 y el hecho de que el nuevo propietario estuviera más interesado por otros cultivos que por el vino.
Vega Sicilia Único 1953
80% Tinto Fino, 15% Cabernet Sauvignon y 5% Merlot, Malbec, Albillo
13,5% vol.
32.000 botellas
Más entero y expresivo que el 57. Opulento, con abundantes especias dulces y licor de cereza. Con mucha vivacidad en boca que le da un buen recorrido y notable persistencia. Sorprendente final especiado y con vibrantes notas ácidas. Según recuerda la bodega, la crianza típica de esta época consistía en un primer paso por tinos de madera, seguido por bocoyes de 700 litros y barricas usadas, aunque excepcionalmente podría utilizarse madera nueva coincidiendo con la renovación del parque de barricas.
Vega Sicilia Único 1942
70% Tinto Fino, 15% Cabernet Sauvignon y 10% Merlot, Albillo
13,5% vol.
12.150 botellas
Los años de la posguerra debieron de ser muy difíciles a juzgar por el escaso número de botellas producidas, pero la década de los cuarenta alumbró grandes vinos en las regiones vinícolas más afamadas, incluso en aquellas que se vieron inmersas en la II Guerra Mundial. Este 42 fue el broche de oro perfecto para la cata. Muestra hasta que punto la evolución oxidativa puede dar lo mejor de sí misma. Con abundante presencia de terciarios, especias, frutos secos (almendra salada) y ebanistería, te lleva por un momento a los vinos de sacristía. Sorprende la amplitud en boca (casi se podría hablar de concentración) y la sapidez (umami), con la acidez sujetando perfectamente el vino sin interferir en ese carácter opulento y maduro.
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