En febrero de 2015, aprovechando el trabajo de campo para un reportaje sobre la nueva hornada de elaboradores riojanos (parte I y parte II), visitamos al veterano Basilio Izquierdo. El que fuera enólogo de Cvne entre 1974 y 2006 se divertía trasteando en una bodega imposible situada a las afueras de Laguardia.
El mismo Basilio que ideó el hoy popular sistema de ovis (depósitos movidos por puentes grúa para elaborar por gravedad, realizar una mejor selección de uva y evitar el uso de bombas) trabaja en un espacio apretado con tres plantas conectadas por unas empinadas escalerillas y todo tipo de recipientes de vinificación y crianza. La bodega se parecía más a las de los jóvenes productores que acabábamos de visitar que a lo que uno esperaría de un nombre clásico del vino de Rioja.
El mes pasado volvimos a Laguardia para la celebración del décimo aniversario del pequeño proyecto que inició en 2007. Además de sendas verticales de sus dos vinos principales, los B de Basilio blanco y tinto, estaba el aliciente de catar junto a algunos de sus compañeros de la Escuela de Enología de Burdeos: el famoso enólogo y consultor Michel Rolland, Serge Fourton (32 años en Baron Philippe de Rothschild) y Michel Douence (Château Peneau y Destillerie Douence).
Michel Rolland tuvo un papel muy destacado en Rioja con la creación en 1987 de Cosme Palacio, uno de los primeros riojas modernos con reducción de los tiempos de crianza y apuesta por el roble francés. En la actualidad, tiene un pequeño proyecto en varias regiones españolas junto con Javier Galarreta (Araex) y mantiene su sociedad con François Lurton en Rueda y Toro; Marqués de Cáceres es el único cliente que asesora ahora en España.
Rolland invocó la amistad de 47 años que le une a Basilio, mientras que el español no ocultó su admiración por las buenas dotes de cata del francés. Izquierdo siempre ha mantenido estrechos vínculos con Burdeos. De hecho, hace unos meses y con motivo de su 50 aniversario, la asociación de enólogos de esa región le nombró “enólogo excepcional”, el único español en una lista de 50 profesionales. El título aparece bien visible en una caricatura encargada por varios amigos (ver imagen superior) en la que se resume su trayectoria, vinos, aportaciones, pasiones y su origen manchego (nació en Socuéllamos, Ciudad Real, en 1947) representado con las clásicas tinajas de la zona y un molino quijotesco. El propio Basilio aparece sacando una muestra de vino blanco de barrica con sus inseparables gafas colgadas del cuello.
Basilio recibió a sus invitados con un espumoso de garnacha tinta Cárdenas 2009 (valle del Alto Najerilla) elaborado a la manera de un blanc de noirs, vivo y seco, de refrescante acidez. Se ató un mantel de cuadros al cuello a modo de gigantesco babero y, con gran vitalidad, degolló este delicioso vino experimental que es anterior al cava del mismo estilo que Bodegas Bilbaínas lanzó hace un par de años.
En medio del aparente desorden de barricas y depósitos de su bodega, aparecían tinajas, botas y damajuanas, casi al estilo de algunas aventureras bodegas de Gredos, Priorat o Galicia. Todo son producciones muy reducidas porque cuenta más la libertad creativa y la búsqueda de productos singulares a partir de uvas con características muy concretas casi siempre procedentes de viñedos anteriores a la selección clonal.
Otra sorpresa fue la viura criada en tres botas sanluqueñas de Hidalgo que originariamente habían contenido manzanilla y que durante tres meses llegó a desarrollar velo de flor. El vino es un encargo para Miami, de modo que no tendrá casi recorrido en el mercado, al igual que el espumoso de garnacha o un experimento de viura trabajada con pieles con finas notas tostadas que mezcla las añadas 2015 y 2016. Uno de los servicios que ofrece el enólogo en su web es la posibilidad de hacer “vinos personalizados por encargo” con elaboraciones o crianzas particulares e incluso vinos longevos para conmemorar fechas concretas.
La cata con mayúsculas tuvo lugar en el hotel Los Parajes de Laguardia y se prolongó durante la cena posterior. Allí probamos, entre otros, los escasos Acodo Blanco 2014 (una Viura carnosa y sápida, 1.000 botellas, 19 €) y Acodo Rosado 2015 (300 botellas, 25 €), éste último un rosado de garnacha estructurado y criado en barrica durante unos 18 meses; y una original experiencia de blanco “pisado con los pies” 2005, opulento y con complejas notas de frutos secos.
Los vinos que elabora Basilio Izquierdo desde la cosecha 2007 bajo la marca B de Basilio están llenos de originalidad. La inspiración para el blanco (38 €, en torno a 1.000 botellas) viene, según contó, de unas pruebas que se hicieron en Cvne en los 2000 con chardonnay, sauvignon blanc, garnacha blanca y viura. “En muchas ocasiones –recordaba– y más aun a partir de un cierto número de años, el vino que mejor quedaba era la garnacha”. Con un 70% en el coupage, su blanco fue pionero en poner el acento en esta variedad minoritaria de Rioja. Fue muy interesante comparar la añada 2011 en tapón de vidrio y de corcho. El pulso lo ganó el corcho (más fruta y más entero) que sustituyó al vidrio a partir de la cosecha 2012, actualmente en el mercado. Sin embargo cosechas anteriores embotelladas con tapón de vidrio dieron muy bien la cara como la excelente y muy completa 2010, la 2009 (fina evolución de melosos y cremosidad) e incluso la cosecha inaugural 2007 con perfil tostado y buen equilibrio.
El tinto B de Basilio es un ensamblaje muy clásico en su concepción (un tercio de tempranillo de Rioja Alavesa, otro de Rioja Alta con algo de graciano y un tercio de garnacha de Tudelilla (Rioja Baja) y/o Cárdenas en el valle del Alto Najerilla), pero con menos tiempo de envejecimiento que los riojas históricos. En la vertical llamó la atención la frescura de los vinos y la buena definición frutal. Excelente el 2010, una añada especialmente completa en Rioja, actualmente en el mercado junto a la también interesante cosecha 2009 y la 2011. También nos gustó la añada inaugural 2007 por su enorme frescura. Entre las de futura aparición, la 2013 será más inmediata y quizás con menos recorrido, mientras que 2015 promete mucho.
Hubo dos monovarietales especialmente cautivadores que empiezan a salir tímidamente mercado y en cuya etiqueta se lee: “Haré este vino siempre y cuando las uvas lo permitan”. La garnacha 2015 es la primera que pruebo de una de las mejores zonas de Rioja para esta uva, Tudelilla, donde muchas grandes casas tienen fincas que, sin embargo, no embotellan por separado sino que destinan a coupages. Reflejaba la frescura de viñedos en altura con notas de pimienta, hierbas, uva bien madura y taninos sedosos. Una lástima que sólo haya 500 botellas. Algo menos se ha elaborado del potente y especiado graciano 2014 con esa vivificante acidez característica de la variedad que Basilio conoce tan bien de su experiencia en Contino donde siempre ha sido un ingrediente clave de sus vinos.
Probamos dos elaboraciones de envejecimientos más largos: una de cuatro años y otra de cinco, en ambos casos con pasos a damajuana durante el proceso de crianza (una técnica que, por cierto, están realizando algunas bodegas en Priorat). La primera, Altísimo 2011, de la que hay 1.300 botellas que estarán disponibles para Navidades, refleja los valores de elegancia, cuerpo medio, sedosidad y longeva acidez de los vinos clásicos. La segunda, María 2010 con algo más de estructura y opulencia, es un homenaje a una de sus hijas y solo hay 160 unidades en un formato muy particular de botellas antiguas de un litro que Basilio conservaba de sus tiempos en Cvne. El vino, que no podrá llevar el sello de la denominación al tratarse de un embotellado “irregular”, está previsto que se venda en Alemania aunque se han servido algunas botellas al restaurante Zalacaín de Madrid.
Como cabía esperar, Basilio también llevó vinos históricos de Imperial y Viña Real de su colección personal. El vino de la noche, sin embargo, fue una sorprendente mezcla de añadas (1948, 1950 y 1952) de Viña Real Oro que se embotelló en abril de 1975. Fue un coupage hecho a partir de botellas con bajos niveles de vino; se seleccionaron todas aquellas que albergaban vino en perfectas condiciones y de ahí salieron dos barricas que se embotellaron en formato de un litro utilizando botellas de vidrio soplado a mano a principios del siglo XX. En la copa, toda la grandeza de un rioja viejo: fina reducción, complejidad, tostados y gran acidez que potenciaba un larguísimo final de boca, el más prolongado y mágico de la velada. Fue el broche perfecto en la retrospectiva de este elaborador que, recién cumplidas sus 50 vendimias, disfruta el vino a tope y está sorprendentemente cerca de las caras más jóvenes e inquietas del vino riojano.
Los vinos de Basilio Izquierdo se pueden encontrar en Madrid en la tienda Reserva y Cata y en la taberna de vinos La Fisna. También pueden adquirirse a través de la web de la bodega. En la actualidad, se exportan a Miami y Taiwan.
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