Unos días después de que Rioja diera luz verde sus viñedos singulares, Bierzo toma la delantera al sacar adelante la zonificación más borgoñona propuesta hasta la fecha en España, totalmente en consonancia con la filosofía del Manifiesto Matador, suscrito por numerosos miembros del sector en enero de 2016. El pleno del Consejo Regulador de la denominación leonesa ha aprobado por unanimidad la existencia de vinos regionales, vinos de villa (de municipio), de paraje y de viñedos concretos en la doble consideración de “vino de viña clasificada” y de “gran vino de viña clasificada”.
La normativa es el resultado de tres años de trabajo desde que el sector productor está al frente del Consejo Regulador con Misericordia Bello como presidenta. Ya entonces se creó un grupo de trabajo para la renovación del pliego de condiciones. Ricardo Pérez Palacios, que junto a su tío Álvaro Palacios está detrás de vinos como Villa de Corullón, Moncerbal, Las Lamas o La Faraona, algunos de los cuales alcanzan los precios más elevados en la región, ha sido el vocal encargado de coordinar la parte técnica.
Las nuevas designaciones no son el resultado de la modificación del pliego de condiciones, lo que implicaría un largo proceso que debe ser ratificado en última instancia por Europa, sino de una normativa interna, la del etiquetado, que según lo previsto en la legislación europea permite nombrar los vinos con el nombre del paraje o el municipio de procedencia de la uva siempre que se pueda demostrar la trazabilidad del producto. La exigencia es para un 85% de la uva, pero Bierzo lo ha elevado al 100%.
El procedimiento fue una recomendación explícita del ITACYL (Instituto Tecnólogico Agrario de Castilla y León) para agilizar el proceso y llevar posteriormente las nuevas designaciones al pliego de condiciones. En esta misma línea está trabajando Priorat, que utilizó el trámite más largo para sus vi de vila (vinos de municipio) en la década de los 2000 y que anunciará en breve idénticas designaciones a las aprobadas por Bierzo también por la vía de la normativa de etiquetado.
Los nuevos indicativos podrán utilizarse en Bierzo desde la cosecha 2017, año cero para la trazabilidad y especialmente dramático en la región por las durísimas heladas y el granizo. Los primeros en aparecer serán los de villa y paraje; para el vino de viña clasificada se exige un mínimo de cinco años de trazabilidad y para el gran vino de viña clasificada diez años como vino de viña.
Cada designación lleva asociada unos requisitos cualitativos en términos de rendimientos (20% menos que el máximo fijado por el Consejo en el vino de villa; 25% en el de paraje; 30% en viña calificada y 35% en gran viña calificada) y edad del viñedo, estos últimos aún por definir.
El trabajo de definición de municipios se ha realizado conjuntamente con el cartógrafo y vicerrector de la Universidad de Léon en el Campus de Ponferrada, José Ramón Rodríguez Pérez. Se ha trabajado con distintas fuentes de información de suelos, datos climáticos, registro vitícola. “Son tanto municipios como pedanías que en algunos casos pueden solaparse –nos contaba Ricardo Pérez Palacios–. Para atender a todas las sensibilidades se podrá indicar el nombre del municipio, la pedanía o los dos”. Por ejemplo, Valtuille de Abajo es una pedanía de Villafranca del Bierzo, mientras que Valtuille de Arriba lo es de Cacabelos.
La pedanía es una figura de peso en la demarcación administrativa del Bierzo. De hecho la zona de producción de la DO incluye 21 municipios y más de 100 pedanías lo que determina una geografía mucho más intrincada que la de Priorat donde se han definido 12 vinos de vila.
Habitualmente, el municipio suele tener también estatus de pedanía. Ricardo pone el ejemplo del municipio de Corullón que está formado por las pedanías de Corullón, Hornija, Viariz, Dragonte, Cadafresnas, Los mazos, Horta, Melezna y Villagroy. Lo lógico es que los elaboradores se decanten por los nombres que mayor fama o reconocimiento tengan en el mercado. En el slider superior puede verse un ejemplo de etiqueta de vino de villa.
Los parajes están definidos de acuerdo con el llamado Parcelario de Aptitud que toma los datos del catastro. Según Ricardo Pérez, “será un plano dinámico que irá cambiando cada año en función de las peticiones de los bodegueros”.
¿Demasiada complejidad? “Lo bonito –reflexiona Ricardo– es que aporta novedad a un tipo de consumidor que da valor a la diferenciación y que podrá comparar vinos de distintos municipios o de distintos productores dentro del mismo municipio; es un gran valor siempre que la diferenciación esté certificada”.
Para la presidenta Misericordia Bello, “los profesionales entienden perfectamente este tipo de indicativos y el tipo de consumidor al que queremos dirigirnos no solo entiende la zonificación sino que busca regiones zonificadas por el juego de adivinar el origen del vino”.
Pérez Palacios anuncia también un importante trabajo de futuro para solucionar conflictos en la delimitación geográfica de territorios limítrofes o que se extienden por dos municipios o pedanías y para establecer los nombres de parajes (los que se utilizan tradicionalmente en los pueblos no siempre coinciden con los del catastro). Cada caso deberá tratarse de manera independiente a medida que lleguen las peticiones de indicativos geográficos por parte de los productores.
Otro elemento conflictivo es qué ocurre en el caso de parajes que se encuentran registrados como marcas comerciales. En mi visita de mayo a Priorat me sorprendió la generosidad de muchos productores que decían estar dispuestos a compartir su marca en el caso de que ésta hubiera tomado su nombre de un paraje para, en la mejor tradición borgoñona, favorecer que otros productores con viñedos en la misma zona pudieran elaborar bajo el mismo nombre.
El objetivo último de la zonificación es revitalizar el sector y elevar los precios de la uva y del vino. Con un patrimonio impresionante de viñedo viejo, Bierzo es una de las pocas regiones españolas en las que se pueden encontrar vinos jóvenes a 4 o 5 € elaborados con viñas de 50 años, algo impensable en cualquier otra zona del mundo.
Parece inevitable constatar que las regiones más pequeñas y/o incipientes son más dinámicas y flexibles a la hora de conseguir el consenso y sacar la zonificación adelante. En Rioja, los vinos de municipio no salieron por la oposición de las cooperativas y del sindicato agrario ARAG-Asaja. En Bierzo, en cambio, el voto fue unánime.
Para Misericordia Bello, “es el sector privado el que ha llevado la denominación a donde está pero las cooperativas han realizado notables mejoras en sus instalaciones y presentaciones y, a corto plazo, son las que más se pueden beneficiar de los vinos de villa porque esta segunda fase la tienen ya de forma natural, mientras que las bodegas privadas tenemos las viñas más repartidas entre distintos municipios”.
Que Bierzo y Priorat utilicen la misma filosofía y terminología en sus clasificaciones da más fuerza al modelo borgoñón en España, que se podría muy bien trasladar a otras regiones vinícolas con cierta madurez y trayectoria.
La sombra de la familia Palacios es alargada. Tanto Álvaro Palacios en Priorat como su sobrino Ricardo Pérez en Bierzo han sido grandes instigadores de la certificación del origen.
AMPLIACIÓN DE LA ZONA DE PRODUCCIÓN
Otro de los elementos en los que está trabajando el Consejo es la ampliación de la zona de producción que, ésa sí, requiere una modificación del pliego de condiciones. Según Ricardo Pérez, “hay 10 municipios susceptibles de entrar en la DO en los que tradicionalmente se ha cultivado viñedo. En su día debieron quedar fuera porque no había socios de estos lugares en las cooperativas. Pero figuran tanto en el registro del INDO como en el del REVI, hay viñedo en la actualidad y están dentro del Consejo Comarcal del Bierzo. Por tanto, sería injusto no darles la oportunidad de optar a hacer vinos con DO.