
Proyecto de madurez de Vintae en Rioja, Viñedos El Pacto propone una vuelta a los vinos de pueblo de antaño, a los viñedos tradicionales y a las cepas viejas. El nombre, de hecho, se plantea como un “pacto de agradecimiento que une pasado y presente para asegurar el futuro”.
Bajo este paraguas se trabajan viñedos viejos tradicionales en dos áreas muy concretas de Rioja: la Sonsierra y el Alto Najerilla, cada una de ellas con cuvées de zona y vinos parcelarios, incluyendo dos tintos con categoría de viñedo singular.
En la primera, El Pacto de la Sonsierra (70.000 botellas, 14 €) es un tinto de buena relación calidad-precio dominado por la tempranillo fruto de la mezcla de casi 30 parcelas esparcidas por las faldas de la sierra de Cantabria. El elegante y firme Riojanda Viñedo Singular (1.300 botellas, 60 €) se limita a una parcela de 0.31 hectáreas plantada en 1920 en la carretera que discurre entre Laguardia y Navaridas. Nuevamente domina la tempranillo con pequeños porcentajes de graciano y mazuelo y algunas cepas de blanco. La crianza se realiza en barricas nuevas de roble francés de 500 litros.
Alto Najerilla
En el Alto Najerilla, la gama es algo más amplia. Arranca con un blanco (18.000 botellas, 18 €) de viura y pequeños porcentajes de malvasía o garnacha blanca cultivadas en varias parcelas orientadas al norte sobre suelos arcillo-ferrosos entre Cárdenas y Nájera, y continúa con El Pacto de Cárdenas (12.500 botellas 19 €), un field blend con 60% de uvas tintas y 40% de blancas (fundamentalmente viura y garnacha) que recupera el estilo tradicional de los "ojos de gallo" que hacían referencia al color del vino. Procede de tres parcelas centenarias y una cuarta plantada en 1957 en un suelo muy similar de tipo arcillo ferroso y con envejecimiento en tino de roble de 5.000 litros.
La gama alta está compuesta por Valdechuecas Viñedo Singular (unas 5.000 botellas, 50 €) y dos vinos más que se comercializan bajo el nombre de Jesús Acha. Valdechuecas es una garnacha de Cárdenas, jugosa y expresiva, de una parcela plantada en terrazas en 1912 y 1918. Fermenta en depósitos de cemento y se cría en foudre.
La gama Jesús Acha es un homenaje al padre de Raúl Acha, enólogo de Vintae. Fallecido en 2017, Jesús fue un viticultor comprometido con la conservación de viñedo viejo en Cárdenas. El blanco (1.400 botellas, 120 €) se elabora con las uvas de su parcela favorita, un majuelo de 0,47 hectáreas plantado en 1912 en suelos arcillosos sobre roca conglomerada que se conoce como Senda de Haro. La crianza se realiza en bocoyes.
Otra viña de Cárdenas que Jesús tenía en gran estima y que ha pasado por las manos de distintas generaciones de su familia es Pieza de la Villa (1.400 botellas, 102 €), una parcela de 0,3 hectáreas plantada en marco real (1,55 x 1,55 metros) en 1920 en una ladera que alcanza los 570 metros. Con dominio de la garnacha y pequeños porcentajes de mazuelo, tempranillo y cepas blancas, el vino fermenta con un 25% de uva entera y se cría en bocoyes de roble austríaco de 500 litros para ofrecer un perfil profundo y mineral.
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