Esta bodega destaca entre las firmas creadas por viticultores de la Ribera del Duero en la década de los noventa después de varios años de vender sus uvas a otros productores de la región. La mayor parte del patrimonio vitícola de Bodegas y Viñedos Valderiz fue plantado por Tomás Esteban en la década de los ochenta, aunque la familia conserva algunas espectaculares viñas viejas de su padre.
La tercera generación, encarnada en Juan y Ricardo, ha continuado la labor hasta alcanzar el centenar de hectáreas repartidas entre los municipios burgaleses de Roa, donde se alza la bodega, Anguix, Olmedillo y La Cueva de Roa. En sus nuevas plantaciones, experimentan con nuevos sistemas como el vaso conducido y están volviendo a replantar albillo mayor para recupera la tradición de incluir pequeños porcentajes de uva blanca en sus tintos. Además, trabajan todas las viñas en ecológico y los vinos llevan la certificación en sus etiquetas.
La familia Esteban, que se estrenó en el mercado en la cosecha 1997, contó con el asesoramiento de Telmo Rodríguez durante los años en los que los que el productor elaboró su ribera en las instalaciones de Valderiz. Telmo, de hecho, les descubrió una dimensión del vino hasta entonces desconocida para ellos. Desde 2005, su asesor es Isaac Fernández.
Con unas 85.000 botellas de producción al año, Valderiz (20 €) es el tinto central del proyecto apoyado en algunas de sus parcelas más características que se vinifican por separado en depósitos de hormigón y envejecen en barricas de roble americano y francés tras una exhaustiva selección de tonelerías y tostados. Con buena evolución en botella, es el vino que mejor refleja la personalidad de las distintas añadas.
Por debajo está el tinto de entrada de gama Valderiz de Valdehermosos (9 €), con nueve meses en barrica y Valderiz de Chiripa (14,5 €, 25.000 botellas), un tinto divertido y energético elaborado con uvas del viñedo La Guindalera. Fermenta en hormigón y la crianza combina este material con foudre y barrica nueva de tostado ligero.
Entre las elaboraciones especiales destaca Juegalobos (13.000 botellas, 30 €), que se apoya en la personalidad del viñedo del mismo nombre, plantado en 1988 sobre un suelo muy particular con una capa de metro y medio de grava que asegura una perfecta maduración y una base de arcilla que aporta el frescor y el agua que necesita la planta. El top Tomas Estebán (5.000 botellas, 68 €) se elabora con el viñedo más viejo de la familia plantado por el abuelo. La fermentación se hace en tina de madera y la crianza en barricas de roble francés. Todas las elaboraciones se llevan a cabo con levaduras indígenas.
Los vinos pueden adquirirse en su tienda online.
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